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Comunidad

Hay 41% más capitalinos sin comida saludable

Mientras que en 2012, 267 mil 393 habitantes de la Ciudad de México no podían adquirir alimentos nutritivos, para 2016 esta cifra se elevó a 377 mil 534 personas, de acuerdo con los datos oficiales más recientes del Coneval

Lilian Hernández | 18-11-2018

CIUDAD DE MÉXICO.

El número de capitalinos con inseguridad alimentaria severa aumentó 41.1 por ciento en la Ciudad de México, pasando de 267 mil 393 personas en 2012 a 377 mil 534 en 2016, lo cual revela que más de 110 mil personas se sumaron al sector de la población que no tiene la capacidad para comprar alimentos nutritivos, evitar la comida chatarra y alimentarse adecuadamente.

Las cifras más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revelan que en estos cuatro años (de 2012 a 2016) se incrementó 1.3 por ciento la población que vive en la capital del país y tiene una disponibilidad limitada para adquirir alimentos nutritivos y variados que le brinden una dieta balanceada que influya en su estado de salud.

Si bien la CDMX no es la entidad con más población sumergida en esta situación de pobreza alimentaria, lo cierto es que ha ido en aumento, pues en esos cuatro años se elevó a 377 mil 534 personas, lo cual significa que 110 mil 141 personas se sumaron a esta crisis de inseguridad alimentaria severa que no tienen la disponibilidad para adquirir alimentos inocuos.

 

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Foto: Cuartoscuro

 

En comparación con las entidades que tienen más habitantes con inseguridad alimentaria severa, la Ciudad de México tiene un porcentaje bajo, ya que Tabasco y Guerrero son los estados con más población que presenta una disponibilidad limitada para alimentarse sanamente.

Pero el problema de que en la Ciudad de México haya aumentado este sector va de la mano con el incremento de capitalinos que se han empobrecido por la pérdida de poder adquisitivo y no les alcanza para comprar la canasta básica.

De acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza, al Tercer Trimestre de 2018, el ingreso de los capitalinos tuvo una disminución de 1.1 por ciento entre el segundo y tercer trimestre de 2018, lo cual repercute en su capacidad para adquirir productos de la canasta básica y mantener una dieta balanceada.

Esta merma en el poder adquisitivo impacta en la alimentación, pues si antes una familia podía comprar carne o pescado para comer dos o tres veces a la semana, ahora tiene que hacerlo una vez a la semana, porque el ingreso no alcanza, señaló la nutrióloga Gabriela Ruiz Portocarrero, egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de Xochimilco en Nutrición Humana.

Si una familia podía consumir salmón una vez a la quincena, percibe que ya no le alcanza para obtener este producto, y deja de obtener los nutrientes de este alimento rico en Omega 3, cambiándolo, tal vez, por un pescado más económico, pero menos rico en nutrientes”, explicó la especialista.

Con este ejemplo, la nutrióloga de la UAM señaló que así es como la población pierde la seguridad alimentaria que tenía, y, por tanto, impacta no sólo en su alimentación, sino en su calidad de vida.

 

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Los datos del Coneval sobre la Tendencia Laboral revelan que, del segundo al tercer trimestre de 2018, en la Ciudad de México, la población con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria, que tiene el bienestar mínimo, aumentó 0.7 puntos porcentuales, pasando de 30.4 por ciento, durante el segundo trimestre de este año, a 31.1 por ciento en el tercer trimestre del presente año.

Esto significa que en abril, mayo y junio, 30.4 por ciento de las personas tenían un ingreso laboral por abajo del costo de la canasta básica, pero subió para julio, agosto y septiembre a 31.1, lo cual disminuye su capacidad para adquirir productos saludables.

Esta situación, refirió la nutrióloga, también repercute en el problema del sobrepeso y obesidad en la Ciudad de México, pues, al buscar alimentos “más llenadores”, la gente termina comprando refrescos o jugos que logran saciar el apetito más rápido, pero que no aportan ningún nutriente.

Las amas de casa, agregó, terminan optando por preparar más sopas de pasta que de verduras a la semana, porque rinden más y dan una sensación de satisfacción, y esto es lo que va propiciando la inseguridad alimentaria severa.

Aunado, aclaró, que también falta una mayor educación nutricional entre los capitalinos, porque entre la falta de dinero y de tiempo, las personas adquieren productos chatarra o poco nutritivos que van afectando en su estilo de vida y, por ende, en su salud.

 

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Los altos costos de alimentos saludables que componen una dieta balanceada forza a los capitalinos a preferir aquéllos que son procesados o con altas cantidades de carbohidratos, lo que, a la postre, puede hacerlo susceptible de padecer enfermedades como la obesidad. Foto: Archivo. Foto: Salomón Ramírez/Archivo 

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