El impacto silencioso de los socavones; actividades humanas, el origen
Las oquedades ocasionan daños en la infraestructura urbana y en viviendas de la capital, señaló un especialista de la UAM

Los socavones representan un peligro latente en la capital y en la zona metropolitana, pues pueden aparecer de manera repentina y causar estragos, pero también generan lo que especialistas llaman un impacto silencioso.
“He estado en (...) Valle de Chalco, en Real de San Martín, donde me han dicho que va pasando el carro del gas y, de repente, un hundimiento, ha habido heridos. También está ocasionando daños en la infraestructura urbana, en las casas”, señaló Carlos Vargas, codirector académico del Centro para la Sustentabilidad Incalli Ixcahuicopa Centli de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Señaló que los socavones son consecuencia, principalmente, de la actividad humana: la extracción de agua del subsuelo para consumo, aunada al peso que la CDMX ejerce sobre el suelo de origen lacustre.
Además, fenómenos naturales como los sismos pueden detonar la formación de socavones. Un ejemplo fueron los temblores de 2017, que provocaron hundimientos en Xochimilco y Tláhuac.
Recordó que la capital fue construida sobre lo que antes fueron seis lagos, desecados en la época colonial, pero cuyo suelo sigue compuesto por depósitos limoarcillosos.
“(Estas partículas) tienen una estructura panaloide, son como tablas microscópicas que están como infladas, mientras tienen en su interior agua, a partir de que comienzan a perder agua y esto puede ser por evaporación o por extracción de agua subterránea, se comienzan a colapsar estas estructuras panaloides y se refleja en la superficie del terreno en que nos estamos hundiendo, pero es por la compactación de estos materiales”, explicó.
La pérdida de agua también provoca que las estructuras microscópicas se quiebren y formen cavernas, que al colapsar dan origen a los socavones.
“Un socavón, pues es una oquedad que se formó debido a que hay cavernas en el subsuelo que se están formando, comienzan por grietas y luego por la circulación del agua se comienzan a agrandar, de tal manera que, cada vez que circula más agua, son más grandes y llega a colapsar el techo de esa caverna que para nosotros es el piso”, indicó Vargas.
La CDMX cuenta con una herramienta para consultar dónde y de qué tamaño han sido los socavones: el Atlas de Riesgos. Sin embargo, sólo tiene registros de 2017 a 2020.
Este diario solicitó a las secretarías de Gestión Integral del Agua y de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil datos más recientes, pero hasta ayer no se había recibido información sobre los socavones ocurridos de 2021 a lo que va del año.
De acuerdo con los datos disponibles, Iztapalapa es la alcaldía con más hundimientos registrados.
La calzada Ermita Iztapalapa encabeza la lista con diez socavones, por encima de vialidades más extensas como Anillo Periférico, que registró cuatro, y avenida de los Insurgentes, que reportó cinco.
Vargas consideró urgente actualizar de manera constante el Atlas de Riesgos y garantizar que la información esté disponible al público.
“Necesitamos ver cuál es el patrón, qué línea, qué ruta lleva la aparición de esos socavones, qué cuerpos internos en el subsuelo hay, de esa manera comenzamos los geólogos y geofísicos comenzamos a visibilizar lo que está ocurriendo”, apuntó.
EL EDITOR RECOMIENDA



