Don Simón, la mente maestra detrás de Fisher’s

El éxito del restaurante, que este mes cumple 29 años, se forjó con el arduo trabajo y las ideas de su creador

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CIUDAD DE MÉXICO. 

La primera sucursal de Fisher’s era un local en la calle de Mexicas que tenía apenas cuatro mesas. Allí, Jazmín y Simón Hamparzumian forjaron hace 29 años el concepto de este restaurante de mariscos que se ha caracterizado por la calidad de su comida y excelente servicio.

“Toda la vida fui adicto a los camarones, al ceviche, a todo eso. Y cuando mis hijos eran pequeños, casi todos los domingos los llevaba al viejo mercado de La Viga a comer...” Don Simón.

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Fisher’s, 29 años siendo un anfitrión de calidad

Pero lo que vemos hoy no es como comenzó el negocio en 1989, cuando la familia tuvo que enfrentarse al desempleo e idear un plan para sacar adelante a tres hijos en edad escolar. Fue entonces que a Don Simón se le ocurrió la idea de vender mariscos y en el periódico encontraron ese local justo enfrente de las oficinas de la Delegación Metropolitana de Naucalpan.

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Los primeros tiempos fueron difíciles. La venta a los oficinistas de la zona no trascendía a pesar de que el menú consistía en productos fríos para llevar. No obstante, decidieron abrir incluso en domingo.

Esa dinámica fue un parteaguas que sacó a flote el sacrificio de la familia Hamparzumian. En ella participaban activamente el matrimonio formado por Don Simón y Doña Jazmín, y sus tres hijos Charles, Simón Jr. y Gabriel. Durante los primeros años, para ellos no hubo vida social ni días festivos. Todos trabajaban en el negocio todos los días de la semana para evitar los costos de contratar empleados.

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Una de sus principales fortalezas fue comenzar como un negocio familiar

Después de un tiempo, familiares y amigos comenzaron a llenar el restaurante justamente los domingos y eso lo convirtió en un lugar de sobremesas y convivencias; aquí encontraron uno de los sellos que diferenció a Fisher’s de otros locales de comida del mar.

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Con los primeros resultados positivos, el negocio estaba firme para abrir una segunda sucursal y el paso se dio en Polanco. Los Hamparzumian no podían creer que aun saliendo de su zona de confort en Naucalpan seguiría el crecimiento.

Pero el ímpetu de Don Simón no se detuvo ahí, por el contrario, definió un estilo de renovación constante que lo llevó a imaginar nuevas y deliciosas recetas, como los camarones al ajillo, las almejas vivas y muy limpias, las sopas, pero sin duda el gran golpe fueron unos tacos de langostas que se convirtieron más adelante en los famosos tacos de camarón.

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Don Simón compró tortillas de harina, queso y frijoles, bañó los camarones en una salsa de chipotle con mayonesa, agregó queso, aguacate, guacamole y creó el primer taco de camarón de la capital. El primer día se vendieron cientos de ellos. Ante la demanda creciente del invento, se convirtió en uno de sus platos insignia.

Además de la inventiva y deseo de mejorar día a día, hay un serio compromiso con la atención que se da a los comensales. Esta se ha forjado con el fiel objetivo de brindar una experiencia en cada mesa y ha funcionado para que se sienta como una extensión de casa. De ahí nació la idea de dar bebidas y botana a los clientes en espera: Bar de Cortesía, lo que consolidó la importancia que ellos tienen para Fisher’s.

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Esta serie de sucesos en la interesante y conmovedora historia del negocio ha sido regida por un cúmulo de valores, mismos que Don Simón escogió por comenzar con la misma letra del apellido familiar. Entre ellos están la honradez, el humor y la habilidad.

A la distancia de su difícil inicio y repasando estos 29 años, los Hamparzumian tienen claro que todo fue resultado de un trabajo descomunal 24/7 de una familia muy unida.

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Un compromiso que hoy se distingue en 19 sucursales en la Ciudad de México y en estados como Puebla, Querétaro, Veracruz y Morelia, y en el desarrollo de otros conceptos como Decräb, Simon’s, Don Capitán y The Big’s. En la satisfacción de cada anfitrión que atiende a los comensales en cada restaurante y en la calidad-precio que ha sido el sello de Fisher’s. Pero sin duda en la capacidad que sus creadores seguirán teniendo para proponer cosas nuevas y expandirse a lugares, por ahora, inimaginables.