CDMX se hunde: Extracción excesiva de agua provoca microsismos y colapsos
La sobreexplotación del acuífero provoca desplazamiento de rocas, lo que favorece hundimientos y microsismos

La sobreexplotación del acuífero en la Ciudad de México está provocando el desplazamiento de las capas rocosas, lo que ha generado un escenario crítico que favorece hundimientos y microsismos, alertan especialistas.
El fenómeno, conocido como subsidencia, ocurre porque el agua subterránea extraída no se repone, explicó en entrevista Manuel de la Peza, coordinador de la Alianza por el Agua en Abundancia en el Valle de México.
La ciudad se hunde en promedio 30 centímetros al año; es muchísimo. Además, extraer agua de los pozos puede estar contribuyendo a la generación de microsismos”, advirtió.
De la Peza aseguró que este problema no es exclusivo del poniente de la ciudad, donde recientemente investigadores de la UNAM han descrito dos fallas sísmicas: la Plateros-Mixcoac y la Barranca del Muerto.
En Iztapalapa hay una inestabilidad tremenda, con hundimientos visibles en varias calles”, alertó.
La extracción excesiva del agua no sólo agrava la crisis hídrica, sino que también incrementa el riesgo de colapsos en calles y viviendas, por el movimiento de las placas geológicas, agregó Delia Montero, directora de la Red Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Cada vez hay más zonas onduladas. Vas por Iztapalapa, Zaragoza y otras vialidades rumbo a Puebla y ves hundimientos. En cualquier momento, una casa o una calle completa podría ceder”, alertó la catedrática.
Durante los trabajos del foro Ciudades líquidas: diálogos y acciones por el agua, organizado por el Centro Mexicano para la Filantropía y en el que ambos expertos participaron, coincidieron en que, sin medidas urgentes de infiltración y recarga del acuífero, los hundimientos y microsismos en la capital del país seguirán aumentando.
Si yo saco un litro, debo regresar un litro. Hay que equilibrar el uso del agua para evitar más daños”, dijo De la Peza.
Para ello propuso promover una regulación para que todas aquellas superficies superiores a mil metros cuadrados capten el agua de lluvia y la infiltren, sobre todo en la zona de transición.
En la ciudad, tenemos 45 millones de metros cuadrados de superficies mayores a mil metros; eso implica 30 millones de metros cúbicos de agua que podríamos estar infiltrando, nada más en el territorio de la ciudad. Si lo extendemos a toda la zona metropolitana podríamos hablar de tres veces esa cantidad”, detalló.
La presa Madín, uno de los principales cuerpos de agua del Valle de México, tiene unos 30 millones de metros cúbicos de agua, ejemplificó.
Otra estrategia es el esquema de descarga cero para reutilizar y tratar el agua en lugar de desecharla en el drenaje profundo.
En la medida en que no se descarga agua al drenaje, esa agua a fuerza va a regresar al acuífero, de manera natural o artificial”, dijo.
Sería a través de pozos de absorción en las viviendas o biodigestores en la vía pública.
Si no hay una visión de largo plazo, en el 2050 la ciudad puede llegar a tener un abatimiento muy crítico del acuífero”, dijo tras advertir que el Valle de México pierde más de 30 metros cúbicos de agua por segundo.
Estamos secando la cuenca con la distribución del agua y el ciclo se rompe si el agua no se reaprovecha o se somete a medidas de reúso”, concluyó.
GASTO EXTRA Y POCA REGULACIÓN
El consumo de agua de garrafón representa un gasto millonario para las familias de la ciudad, especialmente en zonas del oriente, donde muchas personas incluso bañan a sus hijos con agua embotellada debido a la contaminación del líquido o la falta de éste, advirtió Delia Montero, directora de la Red Agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Detalló que, en Iztapalapa, cada persona consume alrededor de 500 litros de agua de garrafón al año, mientras que el promedio en la ciudad es de 390 litros por persona.
Este consumo masivo implica altos costos económicos para las familias, pero también un problema de falta de regulación en el mercado del agua purificada.
Montero añadió que tras la pandemia, 60% del agua embotellada que se consume en la capital proviene de purificadoras, cuando antes era sólo 40 por ciento.
(El problema) mayor o más grave” es que las purificadoras no están reguladas, no tienen evaluaciones de calidad del agua ni garantía de que el agua sea segura, consideró.
Además, “muchas dependen de pipas, cuyo origen es incierto”.
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GUARDIÁN HÍDRICO
Omar Menchaca, conocido como El guardián de los canales de Xochimilco, recorre estos antiguos cuerpos de agua creados a raíz de la construcción de las chinampas durante la época prehispánica. Lo hace a bordo de un kayak para recoger desechos y desperdicios que los visitantes dejan.

Foto: Reuters
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