Yankees salvan el honor de la mano de Max Fried
Los Yankees de Nueva York finalmente se impusieron sobre los Rojos de Cincinnati, gracias al trabajo de Max Fried en la lomita

Durante dos noches, Yankees volvió a lucir como un equipo sin brújula. Cediendo los primeros dos juegos en Cincinnati, el del martes en entradas extras, el otro con letargo ofensivo y tambaleaban como líderes del Este. La presión de Rays los apretó, y el momento exigió a alguien que devolviera la compostura del primer tercio del calendario. Max Fried dio un paso al frente.
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El zurdo respondió con la autoridad que se espera de un as al que le entregaron 218 millones de dólares en la pasada temporada baja: siete entradas en blanco, apenas cuatro hits permitidos, siete ponches y una sola base por bolas. Su dominio fue total. Silenció una ofensiva que la noche anterior había dejado tendidos a Yankees en el inning 11 y, de paso, rebajó su efectividad a 1.92, la segunda mejor entre todos los abridores de la Liga Americana. Fried ya suma 10 victorias en 14 aperturas; nadie más tiene tantas en MLB.
Nueva York necesitaba un brazo de alto calibre. Necesitaba que la ofensiva reaccionara. Lo hizo desde temprano. En el segundo episodio, Trent Grisham, con uno de los pocos buenos turnos que ha tenido en semanas, conectó un sencillo que remolcó a Austin Wells. Luego, en el tercero, Jazz Chisholm Jr. cazó un pitcheo de Brady Singer que se quedó flotando y lo mandó 443 pies por el jardín derecho, su jonrón 11 del año, con Giancarlo Stanton en base.

Cincinnati descontó en la cuarta gracias a un error de tiro de Chisholm que permitió la carrera de Elly De La Cruz. Pero la defensa ajustó, y Fried no soltó la manija del juego. A partir de ahí, Yankees pisó el acelerador: un elevado de sacrificio de Anthony Volpe puso la cuarta, un doble productor de Aaron Judge sumó la quinta, y remates de Stanton y Jasson Domínguez en el sexto sellaron el 7-1 final.
En los últimos 13 juegos, Yankees habían perdido nueve. Parecieron más vulnerables que en ningún otro momento de la temporada. El bullpen había flaqueado, la ofensiva fallaba con corredores en posición de anotar y el liderato divisional se desvanecía a la vista de Tampa Bay. Esta victoria no borra todo eso, pero sí detiene la hemorragia antes de recibir a Athletics.
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