Yankees en picada: tres juegos sin anotar

Los Yankees encadenan cinco derrotas, tres blanqueadas al hilo y una ofensiva que se apagó

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Se suma el regreso de Giancarlo Stanton, quien apenas se reincorporó el fin de semana tras perderse 70 juegos.

El Bronx se quedó sin voz. Ni un rugido, ni un lamento. Sólo silencio. Y eso, en Yankee Stadium, es una señal de emergencia.

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Porque si algo sabían hacer los Yankees de 2025 era batear. Un lineup construido a golpe de talonario y talento, una alineación que había encabezado MLB en cuadrangulares hasta hace apenas una semana, hoy acumula polvo y ponches. En la noche del martes, Nueva York fue blanqueado por tercera ocasión consecutiva, esta vez 4-0 ante los Angels, y su ofensiva entró en el libro negro de la historia: 29 entradas sin anotar, una de las peores rachas en todos los tiempos de la organización. Delante quedan años oscuros como 1908 cuando hilvanaron 37 capítulos en blanco o 2016 con 33. 

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Los Yankees encadenan cinco derrotas, tres blanqueadas al hilo. (X: @Angels).

Aaron Judge ha desaparecido en el momento más inoportuno. En la barrida sufrida ante los Red Sox se fue de 1-11, con nueve ponches. Su promedio se ha desplomado en junio y, más preocupante, su presencia en el plato ha dejado de intimidar. Lo que antes era amenaza constante, ahora es una incógnita. El capitán de los Yankees está atrapado en su peor slump del año.

Cody Bellinger, que había sido una chispa constante desde mayo, no ha logrado encender la ofensiva. Paul Goldschmidt ha aportado contactos sólidos pero estériles, como si todo lo que sale del bate rebotara en un muro invisible. Y Jasson Domínguez, a quien Aaron Boone promovió al puesto de primer bat buscando una sacudida emocional, aún no encuentra la llave para abrir la puerta.

A todo esto se suma el regreso de Giancarlo Stanton, quien apenas se reincorporó el fin de semana tras perderse 70 juegos. En su primer turno fue ovacionado, pero se ha perdido en la nada a pesar de dar algunos imprables. 

Un lineup que se quedó sin pólvora. Los números no mienten, pero sí duelen. Entre lunes y martes, los Yankees se fueron de 1-18 con corredores en posición de anotar. Este martes ni siquiera tuvieron una amenaza real.

Lo que más desconcierta es la magnitud del contraste. A principios de junio, los Yankees promediaban más de cinco carreras por juego y eran líderes en slugging, en OPS y en cuadrangulares. La ofensiva lucía profunda, versátil, peligrosa desde el primero hasta el noveno bat. Hoy, ese mismo lineup luce como un cartón mojado bajo la lluvia.

Aaron Boone ha intentado todo: mover el orden, usar a Domínguez como chispa, adelantar a Bellinger, reinsertar a Stanton. Pero el colapso parece más psicológico que táctico. Un equipo que hasta hace días olía a octubre ahora no puede ganarle a un equipo con marca perdedora como los Angels.