Fernando Valenzuela: un largo andar por las mayores
El Toro Valenzuela extendió su trayectoria hasta 1997. Luego de terminar su vínculo con Dodgers, Angels, Orioles, Phillies, Padres y Cardinals fueron las franquicias con las que también estuvo en las Grandes Ligas

Fernando Valenzuela se aferró a extender su carrera en las Grandes Ligas después de que llegó el final de su paso con los Dodgers, el equipo de sus amores y que le dio un estatus de figura internacional y gran ídolo entre los aficionados mexicanos.
Con la conclusión de la campaña de 1990, terminó su vínculo con la novena con la que se convirtió en figura, pero inicio una nueva etapa que lo llevó por varios equipos de la Gran Carpa. Ya no sería más el pitcher que superó el millón de dólares en un arbitraje salarial por primera vez en la historia de las Mayores, ya era una etapa distinta en la que las lesiones habían mermado su rendimiento tras los años de gloria azul.

La entonces franquicia de los Angels de California —actuales Angels de Los Ángeles— fue el primero de sus destinos. Alcanzó un acuerdo por 300,000 dólares en busca de seguir vigente en el mejor beisbol del mundo.
Su último año con Dodgers tuvo marca de 13-13; con los Angels la historia fue muy diferente después de lanzar apenas 6.2 entradas en un par de juegos que perdió. Su lastimado brazo izquierdo no lo ayudó con la que fue su segunda novena en las Grandes Ligas.
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La necesidad de recuperarse de las lesiones lo llevó a que tomara distancia de las actividades deportivas y tras un año fuera en busca de superar las dolencias que marcaron sus últimos años con Dodgers —con los que no pudo estar en el campo en la Serie Mundial que conquistaron en 1988— para la campaña de 1993, con bríos renovados, volvió al abordaje para unirse a Baltimore, franquicia con la que cobró 650 mil dólares por una campaña. Su anhelo por volver a brillar era más fuerte que los inconvenientes del intratable paso del tiempo.
Las buenas sensaciones volvieron para acumular 178.2 innings con una marca de 8-10, que era el aliento para seguir extendiendo su vigencia en las Ligas Mayores con 32 años de edad.
Un nuevo cambio de ciudad se aproximaba para 1994 con la partida a Filadelfia, donde tuvo pocas oportunidades y una marca de 1-2, antes de volver a la costa del Pacífico donde había sido muy dichoso con Dodgers.
Padres apareció en el radar y con ellos pudo establecerse por tres campañas en las que tuvo un registro general de 23-19 y hasta se dio el lujo de lanzar un juego completo una vez más, como uno de aquellos 107 que logró con Los Ángeles en sus años de gloria. Ése fue el último de los partidos en los que estuvo las nueve entradas.

Con San Diego tuvo sus últimos grandes contratos en las Mayores, con los que acumuló poco más de tres millones de dólares.
En total, el Toro se embolsó 17.3 millones de dólares en contratos a lo largo de sus 17 campañas en las Mayores.
El final de su trayectoria estaba a la vuelta de la esquina cuando formó parte de un intercambio de jugadores que lo llevaron de San Diego a San Luis, en la que fue su última mudanza como pelotero de las Grandes.
Con Cardinals, franquicia a la que le lanzó su único juego sin hit ni carrera en el ocaso de su paso por Dodgers en 1990, tuvo cinco salidas, pero no pudo sacar ninguna victoria. Se fue con su último equipo en MLB con marca de 0-4.

Con 36 cumplidos llegó el final de El Toro en el mejor beisbol del mundo. Se fue con una foja de 173-153 y un impresionante acumulado de 113 juegos completos de los que destacaron 31 blanqueadas.
Seis franquicias fueron con las que escribió su legado imborrable en las Grandes Ligas a lo largo de 17 años. Después de terminar como pelotero en las Mayores, volvió a la Liga Mexicana de Beisbol. Al final, el beisbol siempre estuvo con él, pues se convirtió en el analista de radio de Dodgers una vez retirado de los diamantes.
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