El paracaídas que salvó a Ali y a su carrera de boxeador

Para ir a los Olímpicos de Roma se aferró a uno usado que halló en una tienda militar. Ése episodio marcó su paso para ser profesional

thumb
Cassius Clay, Muhammad Ali, en el pido de los Olímpicos de Roma.

Había obtenido su plaza olímpica Cassius Clay cuando dio un paso atrás. “No voy a Roma”, le dijo a su entrenador Joe Martín, ese que lo había llevado a su primer gimnasio cuando le robaron su bicicleta.

Martín se frotaba con la mano la barbilla. ¿Qué hacer con esa fibra de talento que era Cassius, pero que en su rebeldía le afloraba también su gran miedo a volar?

TE RECOMENDAMOS: Ali vs. Foreman: La pelea del siglo transciende su época

Habíamos ido desde Kentucky a California, pero hubo ciertas turbulencias que lo pusieron muy nervioso. Cassius tenía miedo a los aviones. Le dije que perdería la gran oportunidad de ser un gran boxeador. Me respondió, bueno, pues no voy”.

La naturaleza boxística de Cassius Clay era palpable. Había ganado los Guantes de Oro en Kentucky; salió en televisión en el programa Tomorrow’s Champions y en los periódicos, todo con menos de 16 años. Así que perder un talento de tal magnitud por un capricho no era algo que Martín y los hermanos Stoner, los que le habían enseñado la movilidad en el ring, aceptaran con suma facilidad.

thumb
Muhammad Ali y su entrenador Joe Martin.

UN PARACAÍDAS

Después de hablar con Cassius Clay (Muhammad Ali) cuatro horas, descubrieron que su miedo venía desde las entrañas infantiles, cuando a los 10 años pasó un vuelo con turbulencias de Chicago a Kentucky.

Una vez que lo convencieron de que la mejor forma de llegar a Roma era volando, porque Clay insistía en irse en barco, miraron cómo se protegió, según su naturaleza.

La forma de erosionar su miedo fue con un paracaídas. Así que se metió en una tienda militar y encontró uno usado que se abrochó en todo el trayecto.

thumb
Muhammad Ali posa con su medalla olímpica.

Muchos creen que ese episodio marcó la vida de Cassius Clay, pues en Estados Unidos estaba señalado como una promesa de medalla segura y era la catapulta para el profesionalismo. Fama ya tenía aún sin debutar en las grandes peleas. Su récord amateur fue de más de 100 peleas ganadas con apenas siete derrotas, una de ellas la que le impidió ir a Juegos Panamericanos en Chicago 1959.

Cassius se sentó junto a una ventana. Trataron de calmarlo con agua y pastillas para dormir, incluso las sobrecargos le hablaron con terrones de azúcar en sus palabras, pero él iba aferrado a los cinturones del paracaídas.

Una vez ahí en Roma se soltó de nuevo. Fue bautizado como el alcalde de la Villa Olímpica. Vociferaba y saludaba a todos.

El Cassius Clay de los aviones no estaba más, ni tampoco el paracaídas que dejó con la tripulación aérea.

thumb
Muhammad Ali entrenado con el uniforme olímpico de EU.

Ahora, listo para pelear, se llevó con facilidad la medalla de oro luego de cuatro peleas, la última ganada a un polaco, Zbigniew Pietrzykowski, que trabajaba en una cafetería, pero que fue campeón olímpico cuatro años antes.

Dice que no se quitó la medalla más que para bañarse, “incluso me dormí con ella, lo tuve que hacer boca arriba para no lastimarme”.

Regresó a Estados Unidos en barco. Con el tiempo, el mito de que esa medalla la arrojó al río Ohio cobró relieve, pero también muchas dudas. Según contó fue porque no lo quisieron atender en un restaurante por su piel negra, después fue más sincero, “la verdad es que no sé dónde quedó, pudo perderse en cualquier sitio”.

CONSULTA AQUÍ LAS NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA

*mcam