Llegó el circo brasileño; México 70

El técnico Joao Saldanha amenazó con dejar a Pelé fuera del Scratch do Oro. Al final renunció y su lugar lo ocupó Mario Lobo Zagallo

ESTRENO PROMETEDOR. Pelé, quien anotó el gol de la ventaja, se suma al festejo de otra anotación del seleccionado sudamericano. Fotos: Archivo Excélsior
ESTRENO PROMETEDOR. Pelé, quien anotó el gol de la ventaja, se suma al festejo de otra anotación del seleccionado sudamericano. Fotos: Archivo Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO.

La campeona Inglaterra llegó al Mundial de México 70 bajo un escándalo de robo y sin su capitán Bobby Moore. El equipo de Alf Ramsey había jugado partidos de preparación en Quito y Bogotá, siendo la ciudad colombiana donde se acusó a Moore de robar un brazalete de oro en la joyería del hotel donde se hospedó el seleccionado inglés.

La selección brasileña enfrentó serios problemas antes de asomarse a la sede tapatía, con la presencia de O Rei Pelé en duda y la molestia de varios jugadores con el técnico Joao Saldanha. Antes de ser estratega, Saldanha fue periodista muy crítico del Scratch do Oro, por lo que Joao Havelange, entonces presidente de la Confederación Brasileña de Futbol, decidió que el hombre de letras tomara el mando en 1968 y demostrara si era tan bueno en el banquillo como detrás de una máquina de escribir.

¡Y funcionó! Brasil tuvo una calificación limpia para el Mundial de México 70 y el país amazónico soñaba desde antes de la inauguración con el tricampeonato. Quedarse de una vez por todas con la Copa Jules Rimet.

Sólo un pequeño problema. Saldanha no compaginaba con Edson Arantes do Nascimento y había decidido viajar a la Copa del Mundo sin el mejor jugador del mundo. Decía que tenía un once con muchos magos y que Brasil podría llegar a la final, y ganarla, sin su majestad.

 

 

Como sustituto estaba Eduardo Gonçalves de Andrade, mejor conocido como Tostao, un genio bajito y recién operado de un ojo, listo para dejar el banquillo y mostrar su talento, en un circo brasileño en donde hasta el portero podía vestirse de héroe.

¿Brasil sin Pelé? Ni de broma. Al técnico Saldanha lo obligaron a renunciar, Mario Lobo Zagallo tomó su lugar en el banquillo y lo primero que hizo fue anunciar que O Rei sería el primero en subir al avión rumbo a tierra mexicana.

Gonçalves no regresó al banquillo, pues Zagallo mandó al campo a sus cinco delanteros estrellas: Tostao, Gérson, Jairzinho, Rivelino y Pelé. Los magos debutaron el miércoles 3 de junio en el estadio Jalisco, ante Checoslovaquia.

Un gol de Ladislao Petras en el minuto 11 puso a los cariocas patas arriba y los cronistas europeos vaticinaban otro fracaso brasileño, como ocurrió cuatro años atrás en Inglaterra 66.

Roberto Rivelino, primerizo en Copas del Mundo, mostró su potente disparo al minuto 24 para empatar los cartones. Fue el inicio de un show sudamericano, con Pelé adelantando al equipo al minuto 59. Jairzinho, quien tomó el lugar de Garrincha en la selección brasileña y demostró su velocidad para marcar un doblete (61’ y 83’) para el primer triunfo de un equipo que pronto sería adoptado por los tapatíos.

El circo brasileño presentaba su magia.

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