Forte GT, el lado rebelde de KIA

Con el objetivo de sumarse al mercado de compactos con tintes deportivos, KIA combinó la comodidad del Forte con un motor turbocargado para convertirlo en la versión GT; busca sorprender con sus capacidades hasta al más escéptico

Fotos: Nacho Galar

PEÑA DE BERNAL.

Ni la niebla ni el aire frío ni siquiera la falta de gasolina pudo evitar que tuviéramos un día repleto de diversión a bordo del Forte GT, un auto versátil que, además de ser un campeón en rendimiento de combustible, cuan­do el momento lo amerita, también está preparado para hacernos sentir como pilotos de rally en una sinuosa carretera.

Kia preparó sus armas bien. A poco más de tres años de haber llegado a nues­tro país y siendo ya la quinta marca más vendida, eligió este momento para re­volucionar sus productos ya conocidos, estrategia que arrancó con el Kia Soul turbo y siguió con el Forte en su varian­te hatchback.

Para que la receta saliera a pedir de boca colocó el mismo motor turbocar­gado de 1.6 litros del Soul, pero lo ex­primió hasta conseguir una potencia de 201 caballos de fuerza para, así, poder adueñarse del segmento de compactos hatchback con prestaciones deportivas, donde están el 308 GT o León FR.

A esta cifra que, desde el papel ya sue­na potente, se suma el look atrevido y más afilado de la tercera generación, la cual luce la famosa nariz de tigre (creada por el diseñador alemán Peter Schreyer, en 2006), una parrilla más amplia que el modelo anterior (de 2014), que se enmar­ca con luces diurnas y faros LED, y líneas de diseño que enfatiza su musculatura y lo hace ver robusto.

Ésta fue la imagen que nos recibió en el estacionamiento de la agencia Kia Esmeralda, desde donde viajaríamos hasta Peña de Bernal y así el Forte GT nos demostrara cómo retomó el ejem­plo del auto más deportivo de la marca, el Stinger, para exaltar sus cualidades deportivas.

Esperando para salir, notamos que en las rejillas, en forma de panal, se coloca­ron detalles rojos y en la parte trasera un escape de doble flujo para diferenciarlo de las demás versiones.

Al entrar, los asientos deportivos fo­rrados en piel sintética nos recibieron con comodidad y olor a nuevo, luciendo costuras en rojo y la rúbrica de GT resal­tada en el mismo color.

 

 

Al presionar el botón de encendido, la música proporcionada por los orga­nizadores comenzó a sonar e hizo que se nos enchinara la piel de lo bien que se escuchaba, gracias a que el trabajo de insonorización en este coche y las bocinas Harman Kardon, añadidas en esta versión, logran una buena acústica para disfrutar de nuestras canciones preferidas.

Por un momento, antes de iniciar el viaje, recordamos que días antes el For­te GT visitó la redacción de Atracción para hacer las fotos de esta portada. En esa ocasión, el desabasto de combustible golpeaba la Ciudad de México y por más que tratamos de encontrar una gasoline­ría no tuvimos éxito, así que optamos por gastar el mínimo de combustible.

Esto fue fácil gracias al motor turbo que, desde las 1,900 revoluciones por minuto, entregaba el empuje de 195 li­bras-pie moviendo con facilidad las poco más de 1.5 toneladas que pesa este vehí­culo y sin la necesidad de pisar de más el acelerador. La transmisión automática de siete velocidades también cooperó haciendo cambios precisos para evitar exigirle al motor de más.

Recorrimos alrededor de 40 kilóme­tros con menos de tres litros de gasolina.

Pero al revisar el interior, un detalle nos hizo despertar de nuestro recuerdo y volver al estacionamiento de Kia Esme­ralda: la versión que traíamos a prueba era una manual, de seis cambios.

Sabiendo que podríamos exprimir las capacidades del propulsor a nuestro an­tojo, nos pusimos en marcha por la ca­rretera México-Querétaro.

La potencia de su máquina nos per­mitió mantener buen paso por las largas rectas, el Forte GT andaba con aplomo y sin hacer extraños cada vez que rebasá­mos a un tráiler.

La respuesta del motor a los cambios de marcha era rápida pero, eso sí, había que cuidar no equivocarnos de velocidad, ya que si elegíamos una velocidad supe­rior a la ideal, el turbocargador tardaba en alcanzar las revoluciones para exprimir el máximo torque y potencia.

De pronto, apareció un banco de niebla, frenamos de golpe sin que esto supusiera una pérdida de balance y en­cendimos los faros antiniebla.

En tanto, seguíamos la ruta marcada en Waze, que era proyectado por el siste­ma Apple CarPlay desde nuestro teléfono inteligente a la pantalla de ocho pulgadas (también está disponible Android Auto).

La verdadera prueba fue al llegar a la Sierra Gorda de Querétaro, rumbo a San Joaquín, un tramo del Rally de Mediano­che y de la Carrera Panamericana.

Recordamos la época en la que reco­rrimos este tramo con rallistas experi­mentados, y pisamos el acelerador.

Las sinuosas curvas no fueron rivales para la precisión de la dirección y el ágil comportamiento de esta unidad, el cual dejó de manifiesto la poca torsión de los materiales ultraligeros de alta resistencia de la carrocería.

 

 

Al enfrentar una curva cerrada, un error hizo que frenáramos muy tarde, provocando un sobreviraje que fue rápidamente corregido por los sistemas de gestión electrónica de la tracción y la estabilidad, evitando que perdiéramos el control del auto y ayudándonos a retomar el camino sin lamentar daños por nuestra soberbia.

El comportamiento del auto era tan bueno, pues aceleraba y frenaba cuan­do se requería, que nunca pensamos si los frenos sufrirían por esta exigencia. Nunca dieron problemas. Luis García, es­pecialista de producto de Kia, nos expli­có que la versión GT tiene frenos de alto rendimiento de 305 milímetros y decenas de ductos para enfriarlos más rápido.

La experiencia y la respuesta de esta mecánica nos dejó con una sonrisa de sa­tisfacción. Y lo mejor de todo, sólo gasta­mos medio tanque, a pesar de que nuestro manejo fue agresivo.

El Kia Forte GT, que se fabrica en la planta de Hwasung, en Corea del Sur, ya está disponible en los pisos de venta de la firma con un precio que va desde los 427 mil 900 pesos en la versión manual y 447 mil 900 pesos con la caja automática de siete cambios.

La versatilidad de este compacto ra­dica en que puede ser un buen homenaje a la tradición de los GT, pero también es posible usarlo como el vehículo de diario pues es cómodo y sus detalles de lujo su­man sofisticación a la experiencia a bordo.

Lo que sí es seguro es que nadie tendrá un viaje aburrido en un Forte GT.

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