Los millones contra el milagro: Brewers desafían la economía de los Dodgers

Los Dodgers fueron la organización que más dinero invirtieron en nómina en 2025. (Facebook/Dodgers)

En el cielo de Los Ángeles, los helicópteros de las televisoras giran sobre el Dodger Stadium mientras el sol se derrite sobre los asientos azules. Cada swing del bate de Shohei Ohtani suena como si el madero chocara contra una bóveda bancaria. Hay algo hipnótico en la forma en la qu los Dodgers convierten los millones en rutina.

A 2,500 kilómetros, en Milwaukee, la historia se escribe en otro idioma. El estadio American Family Field no luce luces de Hollywood, pero vibra con una fe obstinada. Las cervezas cuestan menos, las gradas parecen más cercanas y el rugido no tiene glamour, tiene gratitud. Los jugadores de los Brewers no son reconocidos, pero tienen una obtinación por el triunfo.

El beisbol, como la vida, no siempre paga por talento. A veces premia a quien se aferra.

Dos equipos de planetas diferentes

Los Dodgers son la encarnación de una élite que compró la esperanza. Pagaron más de 350 millones por un roster que parece sacado de un videojuego. Ohtani, Mookie Betts y Freddie Freeman. Ohtani generan más ingresos en mercancía que varias franquicias enteras. La rotación, con Yoshinobu Yamamoto y Blake Snell, cuesta tanto como todo el plantel de Milwaukee.

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Al sumar el impuesto de lujo, los gastos de los californianos rebasan los 500 millones. Ningún equipo en la historia de la MLB ha invertido tanto por un año de beisbol.

En la contabilidad de los Dodgers, cada victoria ronda el millón de dólares.

En el extremo opuesto, los Brewers sobrevivieron con 121 millones. Aparecen en el puesto 22 de gasto. No hay supercontratos ni cámaras exclusivas. Hay una rotación parchada, un bullpen improvisado y un manager, Pat Murphy, que parece más un artesano que un estratega. Aún con eso, los Brewers tenían el mejor récord de la liga (97-65).

Mientras los Dodgers multiplicaban contrataciones de lujo, Milwaukee levantaba victorias con jugadores que nadie había querido.

Escena en el dugout

El sábado por la noche, después de eliminar a los Cubs, el vestidor olía a cerveza y alivio. Brandon Woodruff se lesionó y aun así cinco lanzadores habían tejido un encuentro impecable. Pat Murphy, con la voz gastada, miró a sus peloteros y sonrió.

Probablemente sean mejores en casi todo”, había dicho unas horas antes sobre los Dodgers. "Pero el biesbol no se reduce a eso”.

La grieta invisible del beisbol

Milwaukee es un espejo que incomoda a los dueños. La organización opera en el mercado más pequeño de la liga y aun así clasifica a playoffs casi cada año. Desde 2018 ha ganado tres divisiones con una nómina 260 millones menor que la de sus rivales de división, los Cubs de Chicago.

El modelo de Mark Attanasio es metódico Desarrollar, vender, reemplazar. No hay sentimentalismo en sus decisiones. Josh Hader fue cambiado a San Diego. Devin Williams a Nueva York. Willy Adames se fue a San Francisco por siete años y 182 millones. Los Brewers siguieron ganando.

El dueño lo dice sin dramatismo.

Tenemos que ser más inteligentes”.

En el beisbol, la economía dicta estilo. Los Dodgers pueden comprar un relevista, Milwaukee debe inventarlo.

Mark Attanasio lleva dos décadas persiguiendo un aplauso. Cuando compró el club en 2005, el entonces comisionado Bud Selig le dijo que aquella ovación de bienvenida sería la última. Desde entonces, Attanasio ha invertido en paciencia. Nueve apariciones en playoffs. Ninguna Serie Mundial.

El beisbol no tiene piedad con los presupuestos. El dinero puede comprar talento, no sincronía.

Una serie que vale más que su marcador

La Serie de Campeonato de la Liga Nacional no se juega sólo con guantes y bates. Si los Dodgers imponen su nómina, los dueños argumentarán que el desequilibrio es inevitable. Si los Brewers ganan, el sindicato levantará el resultado como prueba de que el sistema funciona sin tope salarial.