Guimaraes, entre recuerdos; fin del pasado
El exentrenador de la selección de Costa Rica revive aquel primer triunfo en la historia ante México. Un partido en el que el Azteca enmudeció

CIUDAD DE MÉXICO.
Silencio. Ciento cuatro mil personas en el Estadio Azteca y ninguna palabra. El gol de Hernán Medford, a pocos minutos de terminar el juego, acabó con la fuerza del Coloso y puso punto y aparte en la historia de Costa Rica. Un equipo acostumbrado a observar de lejos las Copas del Mundo, en una zona dominada por dos gigantes. Aquel partido, el 16 de junio de 2001, representó la primera derrota de México en su cancha. El primer Aztecazo, el de las portadas en negro, los goles de Medford y Fonseca, y cuyo resultado determinó la salida de Enrique Meza como técnico del Tricolor.
Desde ese día, Alexandre Guimaraes (Maceió, 1959), entonces estratega de los ticos, considera que los complejos se fueron, mejorando lo que venía.
La historia te persigue. Hasta que no haya una segunda vez, la primera será inolvidable. Para el futbol de Costa Rica fue un punto y aparte. El hecho de haber dado ese mazazo en aquel momento, fue un tremendo empujón para llenarse de credibilidad y seguridad en sí mismos”, menciona, en conversación telefónica.
Para Guimaraes, el escenario no era nuevo. Había estado antes en el Azteca como jugador del Saprissa, en partidos de la Concacaf. Lo que marcó algo diferente fue que llegaba a su quinto partido como seleccionador nacional e intuía lo que podía atraer un resultado positivo.
No veníamos tan bien: empatamos el primer partido, el segundo lo ganamos y el tercero era importante, para todo el desarrollo del Hexagonal final. Fue uno de los momentos más felices en mi carrera. Una victoria que me ayudó a afirmarme como entrenador. El impacto que tiene eso, es tremendo”, confiesa.
La ventaja la tenía México con el gol de Abundis, desde los seis minutos. Pero vino entonces el empate de Rolando Fonseca, de tiro libre, a los 26’ del segundo. Fue ahí que el cuerpo técnico de Costa Rica se dio cuenta de algo: el llamado gigante de la zona estaba revuelto en el campo. Y se le podía ganar.
Vimos que teníamos opciones, que era cuestión de no cometer errores y seguir machacando sobre nuestra idea de juego. Cuando se da la anotación de Fonseca, sabíamos que eso iba a impactar mucho en ellos, por la situación que ya traían antes del partido, de descrédito hacia el cuerpo técnico que tenían”, recuerda.
A poco de eso, la aparición de Medford terminó con todo, aprovechando el rebote de Oswaldo Sánchez tras un tiro sorpresivo de Fonseca. El último momento en el que el Azteca escuchó los gritos de “¡México, México!” y los cambió por el “¡Sí se puede, sí se puede!”.
Lo más sorpresivo para mí en la jugada de Medford, no fue la finalización o la carrera que hizo de 25 metros. Todo se produce por la astucia de Fonseca, de ver descolocado a Sánchez y poner un remate desde la línea lateral, provocando que la bola estuviera en juego en esa zona”, agrega.
Tras ese resultado, la confianza es otra para Costa Rica, que hoy visita de nuevo al Tricolor. “Pero no es un partido ni un escenario en el que se gana fácil”, aclara Guimaraes. “Para ganar, tiene que salir todo bien. Los astros deben estar totalmente alineados. Hay una credibilidad, que nunca había visto, en el futbol de Costa Rica, producto del enorme rendimiento que tuvo esta selección en Brasil 2014. Y desde aquel 2001”, concluye.
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