¿Qué significa 'Tralalero Tralala' y por qué engancha tanto a los niños?
¿Alguna vez has escuchado a tu hijo repetir ‘Tralalero Tralala’ y no sabes de qué habla? Te explicamos el origen de este italian brainrot, su significado y por qué es tan viral

Si tienes hijos, sobrinos o hermanos pequeños, seguramente ya los escuchaste repetir sin parar ‘Tralalero Tralala’,y, definitivamente, ya te diste cuenta de que no comprendes lo que ahora está de moda.
Y eso no es todo, porque además del nombre en italiano de este y otros personajes que están de moda en TikTok o YouTube Shorts cuando te acercas a ver de qué se trata, resulta que es un tiburón con tenis Nike.
Confirmado, las tendencias cada vez están más raras y parecen no tener sentido. Si esto te ha pasado seguido, no te preocupes, a continuación vamos a explicarte de dónde vienen estos personajes virales hechos con IA y con nombres pegajosos.

‘Tralalero Tralala’, un caso de italian brainrot
El término brainrot se utiliza en internet para describir contenidos absurdos y pegajosos que parecen “atrofiar el cerebro” por lo adictivos que son. Pero en el caso de ‘Tralalero Tralala’ no sólo es un brainrot, también es italiano, o sea, un italian brainrot.
En estos contenidos virales, los audios son creados con voces robóticas que imitan un falso acento italiano, acompañados de imágenes generadas con inteligencia artificial que dan vida a personajes deformes o escenas imposibles que refuerzan el tono surrealista.
De acuerdo con el portal especializado Know Your Meme, es precisamente en la ausencia de lógica donde radica el atractivo y la belleza de estos fenómenos virales en TikTok y YouTube Shorts.
Pero, ¿y qué significa ‘Tralalero Tralala’?
‘Tralalero Tralala’ es quizás el italian brainrot más popular en plataformas digitales, pese a que para los mayores esto pareciera ser un trabalenguas. Pues bien, de inicio, la expresión en italiano en sí misma no tiene una traducción literal ni un sentido concreto.
Aunque lo cierto es que no hay una sola versión de este pequeño coro pegajoso que los niños no paran de repetir, la más popular es aquella que dice 'Tralalero Tralala, porco Dio e porco Allah', y aquí es donde el fenómeno viral se vuelve un poco turbio.
Y es que para los niños parece una frase inventada que no significa nada pero que no se pueden sacar de la cabeza, pero basta con traducir estas palabras para darse cuenta que en realidad es una blasfemia: ‘Tralalero, Tralala, maldito Dios y maldito Alá’.
De hecho, el trend ‘Tralalero Tralala’ no es una frase suelta, sino que forma parte de una canción que dura unos dos minutos. Tiktokeros y youtubers han compartido en sus cuentas el significado de todo el tema y sí, está lleno de palabras que para algunos pueden resultar ofensivas.
¿Por qué los niños están enganchados con ‘Tralalero Tralala’?
Al saber lo que significa, muchos adultos de inmediato correrán a quitarle la tableta o el celular a sus hijos, aunque estos no entiendan por qué es ‘malo’ este estribillo pegajoso acompañado por el tiburón con tenis hecho con inteligencia artificial.
Y la respuesta es simple: para ellos no importa el significado, sino la repetición y el ritmo. Decir sin parar ‘Tralalero Tralala’ es un juego que refuerza su identidad digital, de acuerdo con un análisis de la Cyber Safety Project.
Para los niños lo inesperado es divertido, y precisamente esas imágenes disparatadas hechas con IA generativa acompañadas con frases carentes de lógica estimulan su imaginación y sentido del humor.
La Asociación Americana de Psicología (APA) precisa que el cerebro responde con dopamina a estímulos intermitentes y repetitivos, por eso las frases pegajosas de estos brainrots funcionan como si se tratara de canciones infantiles fáciles de recordar para ellos.
A la viralidad de ‘Tralalero Tralala’ también hay que añadirle los canales por donde se distribuyen estos contenidos absurdos: TikTok, YouTube Shorts e Instagram Reels. En estas plataformas es fácil reutilizar una y otra vez los audios, lo que aumenta su popularidad.
Y esa viralidad se puede trasladar sin problema a la vida real, ya que los niños no sólo tararean ‘Tralalero Tralala’ cuando están en casa, sino que también lo hacen en el recreo o cuando se reúnen con sus amigos, lo cual les da un sentido de pertenencia a una comunidad.
¿Debemos preocuparnos por éste y otros brainrots?
El fenómeno de ‘Tralalero Tralala’ trae a la mesa un debate: ¿deberíamos prohibirles que consuman estos brainrots aunque eso roce en la censura a algo viral en redes sociales?
Porque, como ya se dijo, en apariencia, solo son memes absurdos que los niños repiten por diversión; sin embargo, algunos audios tienen blasfemias, insultos o referencias violentas, lo que puede normalizar expresiones ofensivas sin que ellos comprendan su significado.
En estos casos, la recomendación no es preocuparse, pero sí ocuparse de la educación digital de los más jóvenes. Algunos consejos para manejar con ellos fenómenos virales como ‘Tralalero Tralala’ pueden ser:
- No ridiculizar ni prohibir de golpe porque, como se dijo, los niños lo ven como un juego; el hecho de reírse de ellos o quitarles el acceso abruptamente sólo generará resistencia. Comenzar a poner límites de tiempo en la pantalla también ayuda a que no haya adicción.
- Se puede hacer un esfuerzo por consumir esos contenidos juntos, conversar sobre ellos y preguntarles qué es lo que más les gusta de ellos. Asimismo, se les puede animar a cuestionar lo que ven y escuchan para que vayan formando un criterio digital propio.
- También sería útil explicarles el contexto y aclararles que, aunque las frases no tienen sentido o son creadas con inteligencia artificial, en realidad varias de ellas pueden ser insultos y por eso no es correcto repetirlos.
- Si de plano no resulta fascinante el que los niños consuman brainrot u otros contenidos absurdos virales, se les pueden ofrecer alternativas para que creen sus propios audios o memes pero con mensajes positivos y, lo más importante, se les debe motivar a que realicen actividades offline, como jugar, hacer deporte o lee.
Con estos pasos, ‘Tralalero Tralala’ no tiene por qué ser un problema, sino una oportunidad para enseñar a los niños a navegar con criterio en el mundo digital.
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