Qué significa que un niño camine de puntitas: ¿costumbre o señal de alerta?
Si la marcha de puntillas persiste en la primera infancia, se sugiere vigilar frecuencia, rigidez de tobillo, caídas o dolor, y consultar si aparece cualquier señal de alarma.

Que un niño camine apoyándose solo en la parte delantera del pie puede parecer un detalle menor, pero cuando se repite con frecuencia suele despertar dudas en madres y padres.
Este patrón de marcha, conocido como caminar de puntitas, puede ser una etapa pasajera del desarrollo o una costumbre que se mantiene con el tiempo.
Sin embargo, también puede dar pistas sobre la forma en que el cuerpo del niño se está adaptando al movimiento.

¿Qué significa que un niño camine de puntitas?
Caminar “de puntitas”, es decir, sin apoyar el talón en el suelo, es relativamente común cuando los niños están aprendiendo a caminar. Durante esta etapa, muchos exploran distintas formas de desplazarse como parte de su desarrollo motor.
De acuerdo con Mayo Clinic, la mayoría de los niños supera este patrón de forma espontánea; sin embargo, cuando caminar de puntitas persiste más allá de los primeros años de vida, puede tratarse simplemente de un hábito, aunque en algunos casos también puede estar relacionado con ciertas condiciones médicas que conviene evaluar.
Cleveland Clinic describe el toe walking como un patrón de marcha en el que el niño camina sobre los dedos y la parte delantera del pie sin que el talón toque el suelo.
A partir de esta definición, los especialistas coinciden en que lo más importante no es solo observar si el niño camina de puntitas, sino con qué frecuencia lo hace, si puede caminar “talón-punta” cuando se le pide y si existen otros signos que acompañen este comportamiento.
Un estudio difundido por el American College of Foot and Ankle Surgeons analizó el toe walking persistente en niños con y sin diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA) dentro de un sistema de salud, con el objetivo de estimar su frecuencia y entender qué factores se asocian con su persistencia o con la necesidad de tratamientos más complejos.
Los especialistas mencionan que caminar de puntitas es un fenómeno heterogéneo y que su significado clínico depende del contexto de cada niño.

Costumbre vs señal de alarma
Mayo Clinic señala que, cuando caminar de puntitas es un hábito y el niño presenta un desarrollo motor y neurológico normal, suele bastar con vigilar la evolución en consultas de rutina.
En cambio, si existe una causa física o neurológica subyacente, puede ser necesario iniciar algún tipo de tratamiento.
Señales que ameritan consulta médica
Los especialistas recomiendan acudir al pediatra u ortopedista infantil si se observa una o varias de las siguientes situaciones:
- El niño camina de puntitas casi todo el tiempo, no solo cuando juega o está emocionado.
- No logra apoyar el talón cuando se le pide caminar “talón-punta”.
- Se percibe rigidez en el tobillo o las pantorrillas, como si “jalara” al intentar bajar el talón.
- Hay caídas frecuentes, torpeza marcada, dolor al caminar o fatiga inusual.
- Existen señales del desarrollo que generan preocupación, como dificultades en el lenguaje, la socialización o la integración sensorial.
Un estudio publicado en la revista MDPI evaluó el toe walking en niños con trastorno del espectro autista y exploró su relación con características clínicas como la severidad de los síntomas y la presencia de otras condiciones asociadas.
Los autores subrayan que esto no significa que caminar de puntitas sea sinónimo de autismo, pero sí refuerza la importancia de una evaluación integral cuando el patrón se acompaña de otros signos del desarrollo.

Causas más comunes de la marcha de puntillas
Las causas del toe walking pueden variar, y en muchos casos se agrupan en las siguientes categorías:
- Idiopático o por costumbre (lo más frecuente)
Se habla de toe walking idiopático cuando no existe una causa neurológica u ortopédica evidente y el patrón se mantiene por hábito. Mayo Clinic señala que muchos niños caminan de puntitas por costumbre y, con seguimiento médico, suelen superarlo con el tiempo sin necesidad de intervención.
- Acortamiento o rigidez del tendón de Aquiles y pantorrilla
En algunos casos, el niño inicia caminando de puntitas por hábito, pero con el tiempo el tobillo pierde rango de movimiento y cada vez resulta más difícil apoyar el talón.
- Condiciones del neurodesarrollo o neurológicas
De acuerdo con Mayo Clinic, el toe walking puede estar asociado, en menor proporción, con condiciones como parálisis cerebral, distrofia muscular o trastornos del espectro autista, entre otras. Por ello, cuando existen otros signos neurológicos o del desarrollo, se recomienda una valoración más profunda.

Qué revisa el médico y cómo se diagnostica
Durante la consulta, el pediatra, ortopedista infantil o neurólogo suele realizar tres pasos fundamentales: historia clínica, exploración física y observación de la marcha.
La American Academy of Orthopaedic Surgeons (AAOS) explica que el médico puede pedir observar la caminata “habitual” del niño —cómo camina de manera espontánea— y luego su “mejor caminata”, intentando apoyar el talón.
También se evalúa la suavidad del movimiento, el equilibrio y la coordinación como parte de la exploración neurológica.
Por su parte, la Cleveland Clinic señala que el diagnóstico de toe walking idiopático suele ser un diagnóstico por exclusión, es decir, se llega a él después de descartar otras causas.
En esta evaluación se revisa el rango de movimiento del tobillo, la fuerza muscular, los reflejos, la coordinación y el desarrollo general.
¿Cuándo se solicitan estudios más especializados?
- Si existe sospecha de una causa neurológica, puede requerirse valoración por neurología pediátrica y estudios complementarios.
- Si hay dudas ortopédicas, el especialista evalúa el grado de rigidez o contractura muscular para decidir el manejo más adecuado.
Tratamiento y ejercicios
El tratamiento del toe walking depende de la causa y de si existe o no una limitación física. Mayo Clinic describe un enfoque escalonado: cuando se trata de un hábito, muchas veces basta con monitoreo; si hay un componente físico, se consideran opciones terapéuticas.
Qué suele formar parte del manejo
- Fisioterapia y ejercicios guiados, enfocados en mejorar la movilidad, la fuerza y la reeducación de la marcha.
- Yesos seriados (serial casting), generalmente seguidos del uso de ortesis, mejora el patrón de marcha en el idiopathic toe walking.
Lo que NO conviene hacer en casa
- No forzar el tobillo a bajar el talón si provoca dolor.
- No utilizar férulas o plantillas sin indicación médica, ya que el origen del problema puede ser sensorial, neuromuscular u ortopédico y requiere un plan individualizado.
Que un niño camine de puntitas no siempre es motivo de alarma, pero tampoco es algo que deba ignorarse cuando ocurre la mayor parte del tiempo o se acompaña de otros signos.
La mayoría de los casos corresponden a hábitos que se resuelven con seguimiento, pero una evaluación médica oportuna permite descartar causas físicas o neurológicas y decidir si es necesario algún tipo de intervención.
Observar, consultar y actuar con información confiable es la mejor forma de acompañar el desarrollo infantil.
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