Pobreza, escasez y tecnología inadecuada, los principales retos del acceso a agua potable en México

Denise Soares, investigadora del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, analiza las tecnologías descentralizadas y su impacto en la crisis del agua en México

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Denise Soraes, investigadora del Instituto Mexicano del Agua

El acceso al agua en México sigue siendo uno de los retos más importantes en la agenda ambiental y social del país. A pesar de contar con marcos legales que reconocen el agua como un derecho humano, millones de personas, especialmente en comunidades rurales, carecen de acceso a este recurso esencial.

Denise Soares, investigadora del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, ha destacado que "uno de cada tres mexicanos no tiene acceso al agua potable de forma constante", lo que refleja la profunda desigualdad que existe en la distribución del recurso.

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La investigadora señala que la disponibilidad natural de agua en el territorio mexicano no siempre se traduce en acceso real.

“En regiones con mayor escasez de agua, paradójicamente es donde se registra mayor cobertura de servicios. Esto se debe a que el acceso al agua no solo depende de la cantidad disponible, sino también de la pobreza y las políticas públicas que no logran llegar a todos los rincones del país”, explica Soares.

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Denise Soares

Tecnologías descentralizadas, una propuesta para la crisis del acceso al agua

Una de las soluciones que se ha promovido para abordar esta problemática son las tecnologías descentralizadas. Estas incluyen sistemas de cosecha de agua de lluvia, baños secos y biofiltros para tratamiento de aguas residuales, que pueden implementarse a nivel comunitario o doméstico.

"Estas tecnologías descentralizadas son fundamentales en zonas donde los sistemas tradicionales no logran cubrir las necesidades de la población", asegura Soares, destacando que "no se trata solo de una cuestión técnica, sino de un proceso social que debe acompañar la implementación de estas soluciones"​.

Soares subraya la importancia del fortalecimiento de capacidades en las comunidades rurales para asegurar que las tecnologías sean sostenibles a largo plazo.

"El mayor desafío no es construir la infraestructura, sino garantizar que las personas sepan operarla, mantenerla y adaptarla a sus necesidades. Hemos visto casos en los que sistemas como los sanitarios secos son abandonados porque no hubo un proceso de capacitación adecuado”, comenta la investigadora.

La crisis de salud pública por falta de agua

La situación es particularmente crítica en términos de salud pública. Según Soares, "más de la mitad de las camas de hospitales en México están ocupadas por personas que sufren enfermedades relacionadas con el agua", una realidad que podría evitarse con mejores sistemas de saneamiento y acceso al agua segura.

Esta crisis sanitaria está vinculada directamente con la falta de infraestructura adecuada y el uso ineficiente de los recursos existentes.

A pesar de estos desafíos, existen oportunidades importantes para mejorar el acceso al agua mediante políticas públicas más inclusivas y sostenibles.

Soares menciona los avances en la implementación de sistemas de cosecha de agua de lluvia, especialmente en el sector doméstico.

"Este tipo de tecnología no solo es una opción viable para las viviendas, sino que debería ser considerada como parte de las políticas públicas, para que su adopción sea masiva y no quede relegada a iniciativas individuales", afirma.

Sin embargo, también advierte que estos sistemas deben ser acompañados de una mayor concientización y participación social.

"La participación de la comunidad es clave. Si no logramos que la gente entienda la importancia de estas soluciones, las tecnologías simplemente se abandonarán. Ya hemos visto casos en los que los sanitarios secos terminan siendo usados como bodegas porque no hubo un seguimiento adecuado", añade Soares​.

El acceso al agua en México es un problema complejo que requiere no solo de soluciones tecnológicas, sino también de un enfoque social y participativo.

Las tecnologías descentralizadas ofrecen una alternativa viable para comunidades rurales que han sido tradicionalmente excluidas de los sistemas convencionales de agua y saneamiento.

 Pero, como advierte Soares, "sin un esfuerzo integral que combine la tecnología con la educación y la participación comunitaria, no será posible garantizar la sostenibilidad de estas soluciones a largo plazo".

bgpa