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Nacional

Pandemia evidenció discriminación en la comunidad LGBTQ+

La diferencia social, ya sea por su apariencia e ingresos económicos, se reflejó en este sector durante la emergencia, algunos tuvieron que salir del clóset y para otros les fue complicado conseguir sus medicamentos

Abraham Nava | 26-06-2021
Casa hogar. En el refugio Paola Buenrostro se dedican a luchar por los derechos humanos de poblaciones vulnerables. Fotos: Elizabeth Velázquez
Casa hogar. En el refugio Paola Buenrostro se dedican a luchar por los derechos humanos de poblaciones vulnerables. Fotos: Elizabeth Velázquez

CIUDAD DE MÉXICO.

Con mayor discriminación por su apariencia física, su forma de vestir y en materia de ingresos económicos; interrumpiendo (quienes así lo requerían) sus tratamientos antirretrovirales, obligados a salir del clóset durante la pandemia; adolescentes con pensamientos suicidas, así fue como la emergencia sanitaria de covid-19 afectó de manera diferenciada a las personas lesbianas, gay, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis, intersexuales, queer, asexuales (LGBTQ+) de México.

Lo refleja el informe Impacto diferenciado de la covid-19 en la Comunidad LGBTQ+ en México, una investigación realizada en colaboración de la Universidad de California Santa Bárbara (UCSB), la Universidad Nacional Autónoma de México, la asociación civil Yaaj México, dedicada a proteger los derechos de las personas de la Comunidad y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México (Copred).

Sabemos que muchas de las poblaciones LGBT se dedican a trabajos que requieren de estar en comunidad, como por ejemplo las personas trans que ejercen el trabajo sexual, o las personas que se dedican al show, como las personas drags. Esto hacía que se tuvieran que exponer más y entonces nuestros resultados revelan que hasta cinco veces más, la población LGBTQ+ comparada con la población general, estaba teniendo más casos de covid”, explicó a
Excélsior, Carlos Ahedo, coordinador del Programa de Salud Positiva de Yaaj México y asesor de la investigación.

Aunque la muestra del estudio es pequeña, debido a que sólo 6 mil 671 personas respondieron la encuesta, para tener una representatividad nacional, si da una estampa de lo que la población LGBTQ+ vivió durante la pandemia.

En ese sentido, 5.33% de las personas de la comunidad que respondieron, dijeron haber sido diagnosticadas con covid-19, cuando hasta diciembre de 2020 en la población general era de 0.96%, una quinta parte.

En marzo, cuando iniciaron las medidas de restricción, 17.84% dejó su vivienda y fue el mes con mayor desplazamiento, en comparación con los demás; 4.48% lo tuvo que hacer por problemas relacionados a su orientación sexual, identidad o expresión de género; y 29.89% por la imposibilidad de solventar el costo de la casa donde vivía.

Ese dato va ligado a la obligación de salir del clóset, ya sea porque vivían fuera de casa y al perder sus ingresos tuvieron que volver con la familia, donde ignoraban su preferencia sexual o identidad de género, o porque viviendo en la casa familiar, el confinamiento obligó ese proceso.

El 28.25% de los participantes reveló su orientación o identidad de género durante la pandemia de covid-19. El 40% tuvo reacciones negativas, y 60% reacciones positivas. Aunque la encuesta detectó menor aceptación en las familias nucleares hacia mujeres trans, es decir, 46% de 382 personas que respondieron con dicha identidad.

La pandemia vino a agudizar esas situaciones de confinamiento, de no poder hacer comunidad, generando que haya mayores violencias, además que no éramos los únicos que estamos aumentando nuestro estrés, nuestra ansiedad y nuestros miedos, sino que también las personas con las que cohabitamos y muchas veces la manera de expresarlo es a través de la violencia”,

Los espacios de mayor discriminación o violencia fueron la casa, en 47.26%; las redes sociales o plataformas en línea, 36.46%; y entre 16 y 19%, en espacios públicos transitados como la calle, el transporte público y los centros comerciales.

La salud mental, como en toda la población, también se vio afectada. De quienes dijeron tener algún diagnóstico, 25% interrumpió el tratamiento empleado, y en 413 personas entrevistadas de 18 y 19 años, casi 40% refirió tener pensamientos suicidas; y 15% tuvo un intento de quitarse la vida.

Pero no sólo la salud mental, en 3 mil 716 personas de 18 a 34 años, es decir, 96.99% estuvo en tratamiento antirretroviral durante la pandemia, y de ellos, 39% lo interrumpió por motivos relacionados a la pandemia.

Por ejemplo, quizá era un joven que tiene 20 años, que va la escuela, que vive con VIH, no les dice a sus padres, pero aprovecha algunos espacios donde tiene que ir a la escuela para ir por sus medicamentos y guardar su confidencialidad”.

¿Qué sucede cuando no hay un pretexto para salir? tiene de dos: o avisa y tiene que revelar su diagnóstico o lo suspende porque no puede recogerlo, porque no había políticas que de alguna manera le protegieran, las políticas al contrario lo están vulnerando, estas medidas no inclusivas tienen un impacto diferenciado en las diferentes esferas”, sostuvo Carlos.

En 15 casos declararon haber buscado refugio y aunque todos recibieron ayuda más de la mitad se enfrentó a una situación de discriminación o violencia por su orientación sexual y expresión o identidad de género.

En materia económica, siete de cada 10, perdieron sus ingresos de manera parcial o total y aunque la Secretaría de Salud los considera un grupo de atención prioritaria, menos de 10% de los encuestados tiene asistencia de programas del gobierno.

Tenemos que pensar en que las personas LGBTQ+ somos mucho más que nuestra orientación sexual, no solamente tenemos el derecho a los arcoíris, tenemos el derecho a todo y debemos generar mecanismos para todo”.

Específicamente, desde mi trinchera, este año me dejó todas las necesidades en incidencia de salud que necesitamos, que de alguna manera nos logran llevar alcanzarla de alguna manera libre y segura, sin necesidad de que tengamos que hacer cosas extraordinarias para hacerlo”, concluyó el investigador.

 

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Carlos Ahedo, enfermero de covid-19

 

“DECIDÍ ASUMIR EL RIESGO DE HACER FRENTE Y ATENDER A PACIENTES COVID-19”; CARLOS TIENE VIH

Carlos Ahedo no sólo es el coordinador del Programa de Salud Positiva de Yaaj México y asesor de investigación del informe Impacto diferenciado de covid-19 en la comunidad LGBTQ+ en México, también es enfermero de tiempo completo y durante la pandemia trabajó en la Unidad Temporal en el Centro Banamex.

Es un hombre abiertamente gay y hace público su diagnóstico de VIH positivo. Hecho que no le impidió participar en la primera línea de la batalla más grande que ha librado el sector salud en los últimos 100 años.

Me formé como todas mis compañeras y compañeros, decidí asumir el riesgo que podría tener, siempre con precaución, conociendo cuáles eran los equipos de protección personal; ir documentándome poco a poco. Al principio no se sabía qué patologías o qué comorbilidades podrían ponerte en mayor vulnerabilidad ante covid-19 y una de esas, era hablar sobre VIH”.

Con el tiempo supo que vivir con VIH no era en sí un factor de riesgo, más bien, la vulnerabilidad de covid-19, respecto al VIH aumenta con las complicaciones asociadas a la enfermedad autoinmune. Y cómo el personal de salud tuvo miedo del virus.

Claro que sí tenía miedo todo el tiempo, no es algo que te puedas quitar en el momento en el que te tienes que poner barreras físicas como una careta, un traje, el saber que tienes que usar eso para trabajar, ya es un factor de miedo, porque dices rayos toda la vida lo habíamos dicho de una manera muy distinta, pero el miedo informado te ayuda para poderte proteger”.

Antes de la emergencia sanitaria, cuando decidió hacer pública su orientación sexual y diagnóstico, los utilizó como una herramienta de incidencia a su alrededor, en favor de las personas LGBTQ+.

No imaginó que durante su estadía en el área covid-19 le pudiera servir, pero descubrió que sí.

Al ser una persona LGBTQ+ me llamaban, me decían: ‘llegó una persona trans y no sabemos cómo hablarle’, me llamaban para que atendiera y capacitará, y lo mismo pasó con personas con VIH. No sabían cómo atender, porque estaba tan especializada la atención en covid-19, que cuando llegaba algo diferente, a todo mundo le movía”.

Por desgracia ni todo su conocimiento y preparación lo salvaron de que la pandemia lo golpeara.

Tuve una micro pandemia en casa, mientras atendía y estaba en el hospital, el covid llegó a mi casa, fallecieron mis dos abuelos, el hermano menor de mi mamá y su esposa y conseguí tres nuevos hermanos que quedaron a cargo de mi mamá.

Mientras estaba en la primera línea me hizo sumamente sensible a la atención y a lo que sucedía, no solamente era un espectador, sino que estaba siendo víctima”.

Carlos no padeció la discriminación que el personal de salud vivió y aunque en otros momentos de su vida lo ha padecido por su preferencia sexual, carrera o diagnóstico, tiene el apoyo de su familia y de una red que lo vuelven privilegiado sobre otras personas gay, lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis.

 

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Iván Tagle, director de Yaaj México

 

LAMENTÓ TAGLE QUE LAS TERAPIAS DE RECONVERSIÓN CONTINUARON EN PANDEMIA

La pandemia no le dio cuarentena a la discriminación contra las personas LGBTQ+, aseguró Iván Tagle, director de la asociación civil Yaaj México, una de las principales promotoras de la prohibición de las terapias de conversión en el país. Éstas terapias, que presuntamente buscan curar la homosexualidad en hombres y mujeres, no se detuvieron durante el confinamiento, tuvieron versiones online, con el riesgo que esto conlleva.

¿Cómo haces para hacer justicia si de repente el profesional de la salud mental que está aplicando una terapia de conversión a través de Zoom, guía a los papás para que repriman la sexualidad de sus hijos, qué haces si el hijo se suicida, sí orilla a ese joven al suicidio, cómo los papás pueden tener un acceso a la reparación integral del daño que ese profesional de la salud está haciendo, derivado a todos los prejuicios y mala práctica que está haciendo en el ejercicio profesional?”, señaló Tagle.

De enero a junio, la asociación liderada por Iván, atendió tres casos de jóvenes que incluso fueron privados de su libertad para someterlos a terapias de conversión, llamadas esfuerzos, para corregir la orientación sexual e identidad de género, ECOSIG.

Desafortunadamente las familias están involucradas muchas veces, dan sus consentimientos y hemos tenido que hacer una estrategia importante con los gobiernos locales, en su mayoría, los casos que nos llegan son de Jalisco”.

En la entidad subrayan la contraposición que existe por un lado del poder Ejecutivo a favor de acciones para la comunidad, pero el freno del legislativo, cuya mayoría es del mismo partido que el gobernador.

Pero no todo ha sido adverso, pues durante la emergencia sanitaria las terapias de conversión fueron prohibidas, primero en julio, en la Ciudad de México, y en octubre, en el Estado de México.

Lo pendiente es estar en el Senado de la República, estamos a la expectativa de que este año se pueda votar, porque no podemos y no debemos, no debemos permitir que pasé un año más donde a jóvenes los sigan sometiendo a este tipo de tratos crueles inhumanos”, expresó Iván.

Desde la prohibición en la Ciudad de México tienen noticia de que se han abierto al menos 10 carpetas de investigación y aunque consideran que hace falta capacitación en los servicios de justicia, en otros estados urge que la ley empiece reconozca estas terapias como un delito.

Y en los dos estados donde son ilegales considera necesario que la ley sea una realidad y no letra muerta. “Las leyes en México no son suficientes, las leyes nos tienen que servir sólo como una herramienta para ahora exigirle al gobierno que haga su trabajo para prevenir estas cosas”, agregó.

En el marco del mes del orgullo dice que cada persona LGBTQ+ que reconoce su preferencia incide en hacer una sociedad más justa.

Lo personal es político cada vez que hablamos del orgullo como en este mes y está próxima la marcha; hemos venido de un montón de violencia, de resistencias de vivir en el clóset, de que nuestra familia, la sociedad, nos haga sentir como personas extrañas”, indicó.

 

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Kenia, trans y activista de la Casa de las Muñecas Tiresias A.C. Casa Paola Buenrostro, junto con Rebeca.

 

EL CONFINAMIENTO TRANSFORMÓ A REBECA

Rebeca era una antes del 8 de mayo de 2020. “No tenía ilusiones, no tenía propósitos, una persona que creía que la droga y la prostitución era lo mejor que le pudo haber pasado ya que, generaba mucho dinero, me daba los justos lujos que quería, mi mundo era para mí lo mejor. Ser independiente, no tener que hacerle caso a nadie, poner mis propias reglas, comprar mi vicio, era una persona que despreciaba el tiempo”.

Aunque estaba en situación de calle antes de la pandemia, cuando empezó el confinamiento y cerraron los hoteles, le empezó a faltar el dinero; brigadas que llegaron a apoyar a trabajadoras sexuales conocieron a Rebeca, y ahí conoció a Kenia Cuevas, trans y activista que justo por la llegada del covid-19 a México aceleró la apertura de una casa hogar para apoyar a la comunidad trans.

Inauguramos el albergue, justo cuando la jefa de gobierno dijo que se iban a cerrar los establecimientos. Las personas trans que ejercen el trabajo sexual por lo regular viven en hoteles, entonces como viven en los hoteles salieron expulsadas y quedaron de un día a otro en la calle y sin un lugar en donde trabajar”, dijo Kenia a Excélsior.

Fue así como el 8 de mayo de 2020 Rebeca llegó a la recién inaugurada Casa de las Muñecas Tiresias A.C. Casa Hogar Paola Buenrostro, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero.

Kenia me dijo; ‘yo tengo una casa en dónde te ofrezco comida, un techo, no es una casa, es un hogar, vas a encontrar al amor de una familia, te vamos a apoyar en lo que tú necesites”.

Cuando entré todas me dijeron: ‘bienvenida’, y sentí ese calor, esa emoción, que me entraron ganas de llorar, la verdad; sentí mucho apoyo en ese momento”.

Aunque el albergue tiene capacidad para 16 personas, actualmente lo habitan 25 por la urgencia de las usuarias y hay 50 personas más en lista de espera.

Este es un albergue dirigido a brindar un acompañamiento integral para las personas trans, hacia la reinserción social, económica y laboral, donde las condiciones de vulnerabilidad y violencia que las mujeres experimentan a través de su transición se van marginando y viendo violentados sus derechos y colocándose en situaciones de vulnerabilidad, ya sea drogas, calle, cárcel, trabajo sexual, modelantes, VIH”, explicó Kenia.

Mientras transcurría el primer año de la pandemia por coronavirus y la vida de todos daba un giro mundial inesperado, también Rebeca pasó a convertirse en coordinadora operativa de la casa hogar.

El otro día estaba escuchando en la tele un programa y preguntaban: ¿qué hiciste durante la pandemia?, mucha gente decía: ’pues yo leí un libro’, ‘yo pinté un cuadro’ y así; yo dije: terminé la secundaria, empecé mi tratamiento de VIH, estoy en clases de inglés, en clases de adicciones, dejé de fumar, subí de peso, aprendí a usar una computadora, viajé a Cuernavaca. Me pongo a pensar en lo que en un año, sin pensarlo, todo lo que estoy haciendo”, sostiene Rebeca.

Mientras que Kenia pide el apoyo de todas las personas que puedan donar algo para que el refugio siga contando historias como las de Rebeca.

Las necesidades son las mismas para todo el año, despensa no perecedera, medicamentos no caducos, ropa en buen estado, accesorios de aseo personal y también de limpieza; también tenemos una cuenta de PayPal, por qué las personas salen a sus citas, sacan sus actas, van al Inea, van a tramitar todo porque cuando llegan aquí, llegan sin nada”, señaló Kenia.

Rebeca, no sólo con una estabilidad emocional sino también  laboral, ahora ya trabaja en su reintegración familiar.

Estoy recuperando a mi familia, que también es lo más importante, yo tengo un grupo de hermanos y mi mamá, y te lo juro que cuando les mandé el certificado de secundaria todos me dijeron: ‘qué bueno, felicidades, échale muchas ganas”, Rebeca narra respecto al anuncio que le dio a su familia.

En tanto, Kenia está en espera de abrir más albergues, uno en la Ciudad de México, otro en el Estado de México, y uno más en Morelos.

La próxima semana tendremos más claro lo de Morelos, pero si Dios nos presta vida, este año inauguramos tres más”, asegura.

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