Mérida es el paraíso del desdén ecológico; en riesgo, agua potable

Habitantes documentan cómo los cenotes de la capital de Yucatán han sido convertidos en auténticos tiraderos clandestinos de todo tipo de basura

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Habitantes de Mérida que limpian cenotes en Yucatán.

La postal turística que presume la capital yucateca ante el mundo tiene un contraste doloroso y preocupante: debajo de la tierra, en el sistema de cenotes que conforman una de las reservas naturales más importantes del país, se esconde un desastre ambiental que avanza sin freno y que exhibe la falta de acción de las autoridades municipales encabezadas por la presidenta Cecilia Patrón Laviada.

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El discurso de sustentabilidad, reciclaje y protección del medio ambiente ha quedado en palabras huecas. La realidad es que varios de estos cuerpos de agua, considerados sagrados para la cultura maya y esenciales para la provisión de agua potable en la región, han sido convertidos en auténticos tiraderos clandestinos, según documentan los propios vecinos.

Un caso emblemático es el cenote Chen Há, ubicado en la comisaría de Dzityá, a tan sólo 20 metros de la salida de la comunidad. Con 15 metros de largo por cuatro de ancho, el sitio debería ser un ejemplo de conservación.

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Habitante de Mérida carga una bolsa de basura encontrada en cenote.

Sin embargo, tras una jornada de saneamiento, un grupo de seis buzos especializados extrajo 109.3 kilogramos de desechos que van desde envases PET y botellas de vidrio, hasta un bacín, un neumático y fragmentos de muebles de cocina. Incluso apareció la tapa metálica de un tambor oxidado, una evidencia grotesca de la indiferencia institucional.

FALTA DE UN PROGRAMA EFICIENTE DE RECOLECCIÓN DE BASURA, UNA DE LAS CAUSAS

Los expertos advierten que la basura depositada en estos cenotes no sólo afecta el ecosistema; también libera contaminantes como plomo, arsénico y microplásticos que terminan en el agua de consumo humano. Yucatán, a diferencia de otras regiones del país, depende casi en su totalidad del subsuelo para abastecerse del vital líquido, lo que convierte esta problemática en una bomba de tiempo sanitaria.

La ausencia de un programa eficiente de recolección de basura en Mérida es el telón de fondo. Mientras la alcaldesa promueve una imagen de “ciudad limpia” y presume campañas de reciclaje en foros nacionales, las comunidades periféricas enfrentan un abandono que las orilla a convertir los cenotes en depósitos improvisados. El resultado es la degradación de un patrimonio natural invaluable.

Vecinos de Dzityá y usuarios de redes sociales han documentado con fotografías y videos el deterioro progresivo de estos sitios, denunciando la indiferencia de la administración municipal. No se trata de un caso aislado: Chen Há es apenas uno de los más visibles, pero existen decenas de cenotes en condiciones similares.

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*mcam