Estudiar lejos de casa, un reto para niños refugiados

Con deporte y lectura, cientos son integrados a un sistema ajeno al de su país de origen, en el que faltan fondos enfocados en su atención, alerta Acnur

thumb

Miles de niños llegan a México cada año, junto con familiares y en muchos casos sin compañía, buscando una mejor vida. Son menores de edad que dejan su hogar con una mochila en la espalda, cargada de incertidumbre y miedo, pero también de esperanza e ilusión.

Ya como refugiados, incorporarse a la vida escolar es uno de sus grandes desafíos, sobre todo en un sistema en el que ni siquiera están contabilizados en el presupuesto, tanto de salud, como educativo, advierte la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Tal es el caso de Yareth, de 7 años, quien estudia en la escuela Leona Vicario. “Me gusta contar y leer el cuento de El gato con botas que me regalaron”.

O Claudia, de 6 años y alumna de la misma primaria. “A mí me gusta estar con mis compañeritos y estar estudiando”, dice contenta.

Ambos nacieron en Honduras y llegaron a México con sus papás. Ahora enfrentan el desafío de integrarse a un sistema educativo completamente distinto al de su país de origen, así como a una comunidad con la que empiezan a tejer lazos.

El director de ese plantel, Valdemar Ruiz, afirma que “sin importar de dónde provienen los alumnos, todos tienen derecho a accesar a la escuela. Debemos hablar de la equidad para el aprendizaje, pues es difícil hacer valoraciones con los alumnos cuando vienen de un sistema educativo completamente distinto al mexicano y, además, poner sobre la mesa las necesidades que tenemos los docentes, como la falta de capacitación para atenderlos en temas como el psicológico”.

PUEDES LEER: Detienen a célula del CJNG en Michoacán, confirma el secretario García Harfuch

Yareth y Claudia son dos de los miles de niños, niñas y adolescentes que han solicitado asilo o refugio a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y se han incorporado a las aulas, mediante un programa instaurado por la Acnur.

Tan sólo el año pasado, fueron más 2 mil 400 los menores de edad que lograron inscribirse a la escuela, de acuerdo con el informe Un hogar en México 2024, presentado por Acnur.

Con el Programa de Integración Local (PIL), 85% de los menores de edad que se instalaron en México fueron inscritos al sistema educativo y desde entonces continúan con sus estudios.

Muchas veces en los programas y servicios públicos como el tema de salud o educación, el presupuesto que se tiene está basado en la población que se sabe que es residente de esa localidad, entonces esta población con una visión de refugiado, pero que llegó en contexto de movilidad, no está contabilizada en el presupuesto público de esas localidades”, alerta Mariana Echandi, oficial nacional de Soluciones Duraderas de Acnur México.

En entrevista con Excélsior, Echandi afirma que es urgente visibilizar a esta población en políticas públicas y en presupuesto.

Lo vemos en el tema de los libros de la Secretaría de Educación Pública, pues se entregan a las escuelas con base en el número de las niñas y niños que estaban inscritos en el ciclo escolar del año pasado”, comenta Echandi.

Eso impacta también en los servicios de salud, siendo un foco que genera roces con la comunidad local, pues -puntualiza- hay personas que se se cuestionan “estamos esperando un servicio de salud y empezamos a ver que hay muchas personas extranjeras que también requieren servicios de salud y que tienen que atenderlas y estamos en la fila esperando más y más”.

Por ello en las mesas de trabajo con los municipios, con los gobiernos estatales o con las propias autoridades federales, se ha planteado cómo hacer que esta población de refugiados en México quede reflejada en los presupuestos públicos, apunta.

En 2024, México recibió cerca de 80 mil nuevas solicitudes de asilo, consolidándose como uno de los principales destinos para solicitantes de asilo a nivel mundial, puntualiza el informe de Acnur.

La mayoría proviene de Honduras, Cuba, Haití, El Salvador y Venezuela.

Además, indica que más de la mitad de las personas que llegaron al país expresaron que las principales razones para abandonar sus hogares fueron la violencia, la inseguridad y las amenazas.

Sensibilizar es clave

 

Para que se respeten sus derechos fundamentales y la integración en el país de acogida sea eficaz, la oficina de Naciones Unidas advierte que cuando la reunificación familiar no es posible, las opciones de cuidado comunitario y familiar se vuelven esenciales para garantizar el bienestar y desarrollo de los niños.

En ese contexto, ofrecieron opciones de cuidado alternativo para más de 20 niños que fueron separados de sus familias, proporcionándoles apoyo psicosocial y legal, inscripción escolar y programas de habilidades para la vida.

Mariana Echandi señala que uno de los temas más importantes del acompañamiento para las infancias es que puedan recuperar lo más pronto posible un sentido de normalidad a sus vidas, y la escuela es uno de los elementos fundamentales de protección de la niñez.

En apego al pacto global por los refugiados se pondera que “este acceso a la educación, en iguales condiciones que los nacionales debe ocurrir en los primeros tres meses posteriores a su llegada al país de acogida, porque justamente se tiene en consideración que pues las niñas y los niños cuando están en un desplazamiento forzado, muy probablemente desde hace tiempo ya habían dejado de ir a la escuela”, destaca Echandi.

Los pequeños refugiados deben lidiar con la resistencia de otros niños. Aunque, en la mayoría de los casos, es temporal, pues logran conectar rápidamente.

Love, una pequeña haitiana de ocho años, empezó a estudiar en una primaria de la Ciudad de México y padeció rechazo por parte de sus compañeros.

Autoridades y especialistas de Acnur intervinieron y lograron que Love dominara el español y fuera abrazada por la comunidad estudiantil.

En sesiones sobre el libro Bolay, impartidas a 450 menores de edad en primarias cercanas a asentamientos informales y albergues en Ciudad de México, tanto ella, como sus compañeros, fueron sensibilizados sobre las realidades de los refugiados y la importancia de recibirlos y ser empáticos con ellos.

El panorama en la Ciudad de México se ha complicado. El año pasado recibió más de 14 mil 300 solicitudes de asilo, convirtiéndose en el segundo destino con mayor número de solicitantes.

Algunos albergues de la capital operaban a 500% de su capacidad, lo que puso en riesgo la protección de niñas, niños y adolescentes no acompañados, mujeres embarazadas, personas mayores y personas con discapacidad, además de generar tensiones con la población local.

En el proceso de inclusión, Acnur, junto con Save The Children y otras organizaciones ponen en marcha actividades que fomentan lo que califican como coexistencia pacífica, que consiste en promover una convivencia armoniosa entre la comunidad de acogida y la comunidad que llega de refugiados.

Son algunas actividades dentro de los espacios escolares. También hay otras afuera, por ejemplo, el tema del deporte ayuda mucho a las actividades de coexistencia, así como sesiones de lectura y talleres de inclusión tanto para los niños, como para el personal docente y administrativo de las escuelas, y los padres de familia.

Algunas de las actividades deportivas y todas las enfocadas a la coexistencia pacífica se realizan dentro del espacio escolar, precisamente para sensibilizar entre las niñas, entre los niños, por qué están llegando personas extranjeras a mi comunidad, y entender que las personas refugiadas no están aquí por gusto”, añade.

Aquí podrás acceder a noticias en tiempo real

Conoce lo más viral en Facebook Trending 

Lee a los columnistas de Excélsior Opinión

CLM