Amigo del deporte: Un decidido animador del movimiento olímpico

Carlos Padilla Becerra, expresidente del COM, recuerda momentos que convivió con don Olegario Vázquez Raña

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Don Olegario Vázquez Raña sonriendo en uno de sus discursos.

La relación entre Carlos Padilla Becerra, expresidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), y don Olegario Vázquez Raña, se cimentó a lo largo de décadas de colaboración y amistad en el ámbito deportivo.

Más allá de los cargos y títulos que ostentó, don Olegario Vázquez Raña dejó una huella imborrable en el deporte mexicano e internacional, caracterizándose por su lealtad y compromiso dentro y fuera de los escenarios en los que se desarrollaban las grandes hazañas.

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Lo conozco desde hace muchísimos años, pero la relación se intensificó hace 30, cuando coincidimos de lleno en el movimiento olímpico”, recuerda Padilla.

Compartieron múltiples viajes, congresos y competencias en distintos países, tanto en eventos del Comité Olímpico Internacional como de la Federación Internacional de Tiro Deportivo, que don Olegario Vázquez Raña presidió por más de tres décadas.

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Don Olegario Vázquez Raña en la presentación de un libro sobre el deporte mexicano.

Se estableció una gran relación, no sólo institucional, sino de afecto personal. Vivimos muchas cosas, muchas anécdotas… Siempre fue un gran amigo. Una persona muy humana”.

Su legado va más allá de la gestión y la toma de decisiones en los despachos. Para el expresidente del COM, uno de los aportes más relevantes de don Olegario Vázquez Raña fue su defensa del juego limpio y la transparencia.

Siempre estuvo preocupado por evitar el dopaje y garantizar que las competencias fueran limpias. En el tiro deportivo lo logró por completo, incorporando tecnología que cambió por completo la manera en que se calificaba. Lo convirtió en un deporte de referencia”.

DON OLEGARIO VÁZQUEZ RAÑA SIEMPRE ACTUÓ CON UN GRAN ALIADO DEL DEPORTE NACIONAL

Cuando el Comité Olímpico Mexicano atravesó uno de sus momentos más delicados, con riesgo de que el país quedara fuera de los Juegos Olímpicos de Río 2016, don Olegario Vázquez Raña asumió el rol de gestor. Hizo lo que pocos pueden: tender puentes al más alto nivel.

Él hablaba directamente con el presidente Thomas Bach para buscar una solución. También con el presidente de la República, con el titular de la Conade, con el secretario de Educación. Fue un factor importantísimo para que México pudiera estar en Río”, relata Padilla.

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Don Olegario Vázquez Raña y Saúl Canelo Álvarez.

De todas las imágenes que guarda, hay una que Padilla no olvida.

Fue en Guatemala, yo sufrí un accidente, se me abrió la ceja y terminé en urgencias. Cuando abrí los ojos, ya estaba ahí, conmigo. Suspendió la ponencia que estaba dando para acompañarme en todo momento. Fue una muestra de cariño, de respeto y de humanidad que no olvido”.

Para Padilla, el deporte mexicano ha perdido a uno de los hombres más excepcionales por haber cumplido múltiples roles, desde atleta destacado, directivo preocupado por el progreso del deporte y un gestor que nunca dejó de apoyar.

Se va un hombre que hizo mucho por el deporte de México, nos deja un gran legado que la familia olímpica debe seguir; además, como ser humano, estuvo dispuesto a ayudar a quien se le acercara”, señala Carlos Padilla Becerra.

Hasta su último día, don Olegario fue presidente vitalicio del Comité Olímpico Mexicano. Para quienes lo conocieron de cerca, fue el respaldo, la llamada oportuna, la presencia en los momentos clave. El amigo que nunca se fue.

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*mcam