El día que soldados mexicanos vencieron a los de EU y los obligaron a retirarse
El resultado de El Carrizal fue inesperado para muchos en el contexto internacional: los estadunidenses fueron vencidos, y varios soldados fueron capturados, incluido el teniente George S. Patton

Es 21 de junio de 1916: en la Batalla de El Carrizal, los mexicanos vencen a los estadunidenses
Y queda para la historia.
Era un soleado día de junio de 1916 cuando los valientes soldados mexicanos, bajo el mando del General Félix U. Gómez, se encontraron frente a frente con las tropas estadunidenses dirigidas por el Capitán Charles T. Boyd en las áridas tierras de El Carrizal, en el estado de Chihuahua. Este enfrentamiento no era un mero capítulo militar, sino la culminación de tensiones que habían escalado dramáticamente desde el comienzo de la Expedición Punitiva, una incursión autorizada por el Presidente Woodrow Wilson con el objetivo de capturar al revolucionario Pancho Villa tras sus ataques en territorio americano.
Los habitantes de la región aún recuerdan cómo las tropas de Boyd, en su empeño por continuar su expedición a través del territorio mexicano, ignoraron las advertencias del General Gómez que les ordenaba detenerse. La negativa a obedecer fue vista como una provocación, una afrenta a la soberanía nacional que no podía ser tolerada.
La batalla que se desencadenó fue feroz y determinante. Los soldados mexicanos, aunque superados en número y equipamiento, mostraron una tenacidad y un coraje que sorprendió a los observadores internacionales. Utilizando tácticas de guerrilla adaptadas al árido y traicionero terreno, lograron envolver a las fuerzas estadunidenses, infligiéndoles considerables bajas.
El resultado de El Carrizal fue inesperado para muchos en el contexto internacional: los estadunidenses fueron vencidos y obligados a retirarse, capturando a varios soldados, incluido el teniente George S. Patton, quien más tarde ganaría fama en la Segunda Guerra Mundial. El evento fortaleció el sentimiento nacionalista en México y demostró la resolución del país en defender su independencia y soberanía contra las ambiciones extranjeras.
A pesar de la victoria, la batalla de El Carrizal intensificó las tensiones diplomáticas entre México y los Estados Unidos, llevando a ambos países al borde de una guerra mayor. Sin embargo, la diplomacia prevaleció finalmente; el incidente sirvió como un catalizador para que ambas naciones reconsideraran sus estrategias y buscasen un acercamiento a través del diálogo en lugar del conflicto armado.

La batalla de El Carrizal se inscribe en la historia como un testimonio del coraje y la determinación del pueblo mexicano, un episodio donde, contra todo pronóstico, se defendió la tierra ante la incursión de una potencia extranjera. Este acontecimiento marcó un momento clave en las relaciones entre México y Estados Unidos, y también reafirmó el espíritu de resistencia y soberanía nacional que ha caracterizado a México a lo largo de su historia.
Antecedentes de la incursión de 1916: un preámbulo a la Batalla de El Carrizal
Corrían los primeros años de la segunda década del siglo XX, y México se encontraba sumido en el torbellino de la Revolución, un conflicto armado que había comenzado en 1910 y que desencadenaría una serie de eventos que resonarían más allá de sus fronteras. En este ambiente de constante turbulencia, surgieron líderes como Francisco "Pancho" Villa, cuyas audaces acciones capturaron la atención del pueblo mexicano, y también la de las naciones extranjeras, incluyendo la de Estados Unidos.
El 9 de marzo de 1916, Villa llevó a cabo una incursión audaz y provocativa al cruzar la frontera y atacar Columbus, Nuevo México. Este asalto resultó en la muerte de varios ciudadanos estadunidenses y provocó un incendio que arrasó parte de la ciudad. La audacia de Villa y la violencia del ataque no podían ser ignoradas por el gobierno de los Estados Unidos, presidido por Woodrow Wilson, quien se vio obligado a actuar ante la presión pública y el clamor por justicia.
En respuesta, el Presidente Wilson autorizó una expedición punitiva bajo el mando del General John J. Pershing, conocido como "Black Jack". Pershing, con una fuerza de aproximadamente 10 mil hombres, fue encargado de capturar a Villa y restablecer la estabilidad a lo largo de la turbulenta frontera. La expedición representaba una formidable muestra del poder militar estadunidense, equipada con lo último en tecnología de la época, incluyendo automóviles, camiones y aviones.
Sin embargo, la misión de Pershing se vio complicada por una serie de desafíos logísticos y tácticos, además del desafiante panorama político mexicano. El gobierno constitucionalista de Venustiano Carranza, aunque oficialmente neutral, veía con recelo la presencia de tropas extranjeras en suelo mexicano. Esta tensión se intensificó gradualmente, alimentada por enfrentamientos esporádicos entre las tropas de Pershing y los revolucionarios mexicanos, así como por la percepción de una violación de la soberanía nacional.
El creciente resentimiento culminó en la confrontación directa en El Carrizal. Este enfrentamiento no fue un mero incidente aislado, sino el resultado inevitable de una serie de malentendidos diplomáticos, provocaciones mutuas y una profunda desconfianza entre dos naciones que se vieron arrastradas a un conflicto por las circunstancias extraordinarias de la época.
¿Qué consecuencias hubo?
La Batalla de El Carrizal marcó un punto de inflexión en las relaciones entre México y Estados Unidos, generando reacciones variadas tanto a nivel oficial como popular en ambos países.
En México, la batalla fue percibida como una afirmación de la soberanía nacional y un símbolo de resistencia frente a la intervención extranjera. La firmeza del gobierno de Venustiano Carranza, al resistir las incursiones estadunidenses y al negarse a permitir el libre tránsito de las tropas de Pershing, fue ampliamente respaldada por la población y los medios, que vieron en la victoria de El Carrizal una demostración de valentía y capacidad militar mexicana. Esta percepción se vio reforzada por la narrativa oficial y los reportes que circulaban en los periódicos de la época, destacando el heroísmo de los soldados mexicanos y la legitimidad de su causa.
Por el lado estadunidense, la reacción fue mixta. A nivel gubernamental, el incidente puso en una posición incómoda al Presidente Woodrow Wilson, especialmente dado el contexto electoral en el que se encontraba Estados Unidos. El desastre militar no solo cuestionó la efectividad de la Expedición Punitiva, sino que también puso a prueba la política exterior de Wilson, quien buscaba evitar una escalación del conflicto que pudiera desembocar en una guerra abierta con México. Esta cautela se vio influenciada por las crecientes tensiones con Alemania durante la Primera Guerra Mundial, lo que hacía aún más indeseable cualquier desviación de recursos y atención hacia un conflicto en México.
Entre la opinión pública estadunidense, las reacciones fueron divididas. Algunos sectores criticaron la intervención en México como una distracción innecesaria y peligrosa, mientras que otros, inflamados por el nacionalismo y la indignación por los ataques previos de Pancho Villa, demandaban una acción militar más decisiva. La prensa estadunidense jugó un papel crucial en la configuración de esta percepción, con reportes que a menudo enfatizaban la brutalidad del conflicto y la necesidad de proteger las fronteras nacionales.
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