Quiero combatir a los marines, decía mexicano yihadista

El elemento de la agencia de EU llevaba dos años investigando al mexicano que buscaba sumarse a Al Qaeda

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El mexicano Miguel Alejandro Santana Vidriales fue sentenciado a 10 años de prisión.

LOS ÁNGELES, 19 de marzo.- Miguel Alejandro Santana Vidriales, el inmigrante mexicano sentenciado en Estados Unidos por intentar unirse a Al Qaeda en 2012, acostumbraba presumirle a un amigo suyo, quien en realidad era un informante encubierto del FBI, que simplemente conduciría un vehículo con explosivos C4 y forzaría su entrada a una base militar estadunidense, le daba lo mismo si era un cuartel en territorio estadunidense o en Afganistán.

Pláticas como esa quedaron integradas en un reporte de 77 páginas que utilizó la Oficina Federal de Investigaciones para vincular a Santana Vidriales, quien entonces tenía 22 años, con la célula que formó el terrorista Sahiel Omar Kabir.

Nadie más vivía con él en el departamento, según informaron los vecinos a condición de anonimato

Los vecinos en el pequeño poblado de Upland, al este de Los Ángeles, recuerdan que un día antes de que los noticieros informaran que Santana había sido arrestado vieron a oficiales del FBI con chamarras que los identificaban como policías llegar al departamento del inmigrante mexicano.

Nadie ha podido entrevistar a los familiares del joven, ahora de 24 años, sentenciado a diez años de prisión, luego de que se le encontró culpable de planear atentados contra instalaciones militares estadunidenses.

Por lo menos dos jóvenes que fueron compañeros de Santana en la escuela preparatoria de Upland confiaron a Excélsior que el cambio que experimentó el mexicano fue muy obvio.

Cuando cruzó la frontera por San Ysidro en 2010, legalmente era un devoto católico, unos dos años después hablaba de la Yihad, tenía en su cuenta de Facebook videos de entrenamientos de grupos terroristas en el Medio Oriente y actualizaciones que elogiaban la violencia terrorista de grupos como el de Al Qaeda.

Al informante encubierto le platicó que había comenzado a entrenar desde que vivía en México, antes de mudarse a California.

Dijo que en México “estaba practicando con explosivos, aprendiendo cómo fabricarlos”, según consta en el reporte del FBI.

Quiero combatir a los británicos, al ejército (estadunidense), a los marines; mientras más lo pienso, más me emociona”, platicó al informante.

Las declaraciones eran parte del cambio que los excompañeros de escuela del mexicano opinaron que eran obvios.

Pero aunque Santana alardeaba de haber entrenado en México, fue en California donde lo reclutó Kabir, un afgano naturalizado estadunidense, de 32 años, seguidor de Anwar al Awlaki, cabecilla terrorista, quien murió en Afganistán durante un ataque con aviones no tripulados.

Santana y el inmigrante filipino Ralph Deleon, de la misma edad que Santana, se convirtieron en seguidores de Kabir, y con él planeaban atacar instalaciones en Afganistán.

Aunque Santana alardeaba de haber entrenado en México, fue en California donde lo reclutó Kabir, un afgano naturalizado estadunidense

De hecho Kabir ya se encontraba en ese país, donde esperaba a Santana, a Deleon, y a un joven de origen árabe que ambos habían reclutado, David Gojali, de 21 años, el único estadunidense de nacimiento en el grupo.

El día que los agentes del FBI llegaron al departamento de Santana en Upland, los vecinos vieron que al marcharse los oficiales llevaban bolsas de papel con objetos que no pudieron distinguir.

Entre las cosas que los oficiales federales recogieron estaba un boleto, sólo de ida, de Santana a Afganistán, con escalas en la Ciudad de México y en Estambul.

Los tres jóvenes fueron arrestados al este de Los Ángeles antes de la fecha de su vuelo del aeropuerto angelino a México. Kabir fue detenido en Afganistán sin que pudiera atentar contra alguna base militar.

Kabir y Deleon fueron sentenciados en febrero a 25 años de prisión. Santana a diez años, aunque la procuraduría federal pidió que se le impusieran 15 años. Al final, las autoridades consideraron que el mexicano, residente legal en California, había colaborado con la investigación. Gojali fue condenado a cinco años de cárcel.

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