Sucesión papal: Parolin, el negociador del Vaticano
El exmano derecha de Francisco ha destacado por su intervención en conflictos políticos y religiosos; a una semana del cónclave

Pietro Parolin estuvo en las negociaciones que reanudaron las relaciones entre el Vaticano y México, fue nuncio en Venezuela y medió en el diálogo entre Estados Unidos y Cuba. Ahora, este cardenal italiano aparece como papable para suceder al primer Pontífice latinoamericano.
Parolin, de 70 años, fue el número dos del Vaticano durante casi todo el pontificado de Francisco. Como secretario de Estado, fue su exponente más visible en el escenario mundial.
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De expresión calma, silueta ligeramente encorvada y un sutil sentido del humor, este diplomático ha encabezado negociaciones claves con China y Vietnam.
Representa continuidad, pero al mismo tiempo su postura moderada abre la puerta a recomponer fracturas dentro de la Iglesia.

ES MESURADO
Parolin es bien conocido por líderes mundiales y diplomáticos, y además conoce bien los entresijos de la Curia Romana, el aparato administrativo de la Santa Sede.
Es el cardenal más conocido de todos”, dijo una fuente eclesiástica en Roma bajo anonimato. “La pregunta es si su perfil ayudará a crear consenso”.
Nunca ha tenido responsabilidades pastorales y ha tomado pocas posiciones en asuntos de la sociedad”, añadió. “Ha permanecido en un papel muy institucional”.
Parolin es accesible, pero también cauto y mesurado en público. Evita cualquier declaración que pueda ser malinterpretada, a diferencia de Francisco, a menudo muy franco.
A pesar de esta reticencia, el purpurado italiano sí ha dicho que el celibato sacerdotal no es un dogma, sino un “regalo de Dios a la Iglesia”, y que cualquier idea de relacionar la homosexualidad con la violencia sexual dentro de la Iglesia es “grave e indefendible científicamente”.
Ha denunciado el aborto y la gestación subrogada como violaciones graves de la dignidad humana, y criticó la idea de que el género puede diferir del sexo.
VINO A MÉXICO
Francisco lo nombró como su mano derecha poco después de llegar a la silla de San Pedro y lo hizo cardenal en 2014.
Nació el 17 de enero de 1955 en el seno de una familia profundamente católica, cerca de Venecia. Perdió a su padre en un accidente de tránsito cuando tenía 10 años, cuatro años antes de entrar al seminario.
Se ordenó a los 25 años y viajó a Roma a estudiar Derecho Canónico y Diplomacia, para unirse al servicio exterior de la Santa Sede en 1986 y pasar cuatro décadas alrededor del mundo. Habla español, inglés y francés además de italiano.
En 1989 llegó a México, donde formó parte de la delegación apostólica que negoció el restablecimiento de las relaciones entre ambos países en 1992, rotas a finales del siglo XIX luego que el entonces presidente Benito Juárez confiscara propiedades de la Iglesia, disolviera órdenes religiosas y creara un Estado laico.
Regresó a América Latina en 2009 como embajador en la Venezuela de Hugo Chávez, que siempre tuvo relaciones tensas con la Iglesia católica.
A su llegada, el fallecido líder socialista lo invitó a hacer “un exorcismo en la sede de la Nunciatura” al considerar que su antecesor era “un violador, un sádico”. “Si usted conoce a un buen exorcista, llámelo”.
Parolin estuvo igualmente involucrado en la mediación del Vaticano que llevó en 2014 a la reanudación de relaciones entre el Estados Unidos de Barack Obama y la Cuba de Raúl Castro.
El diplomático tuvo igualmente un papel crucial en la firma del histórico acuerdo de 2018 entre la Santa Sede y la China comunista para el nombramiento de obispos, que puso fin a 70 años de tensiones.
Las negociaciones allanaron el camino para que ambas partes tengan voz en la designación de los prelados en ese país. Aboga por un acuerdo similar con la Vietnam comunista.
CITAN LIBRO DEL APOCALIPSIS Y PIDEN REZAR
Conscientes de la responsabilidad que recae sobre sus hombros en el cónclave, el Colegio de Cardenales hizo un llamado a la oración del pueblo cristiano, ya que “no es sólo un hecho organizativo o político”, sino un acto “ligado a la escucha de la voluntad de Dios”.
Los cardenales reconocen ser “instrumentos humildes en manos de Dios”, dóciles a la acción del Espíritu Santo, “a quien se debe escuchar, “como lo recuerda el libro del Apocalipsis”: ‘Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias’.
Ayer, en la séptima Congregación General, se debatió la situación financiera de la Santa Sede, así como “la herida causada por la polarización dentro de la Iglesia” y la división en la sociedad, entre otros temas.
Con información de AFP.
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*mcam
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