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“Peligra una generación por pandemia”; celebra trabajo con México

El canciller de Costa Rica, Rodolfo Solano, comentó a Grupo Imagen que la inequidad, el populismo y la recuperación económica son los principales desafíos en América

Verónica Mondragón | 25-07-2021
El canciller costarricense, Rodolfo Solano, consideró prioridad impulsar la agenda verde.

CIUDAD DE MÉXICO.

La pandemia de coronavirus ha planteado desafíos y oportunidades, pero también dejó ver una brecha de inequidad clara en toda América Latina, con niños que dejaron la escuela por no tener internet y países que no pueden acceder a la vacuna contra covid-19. Ante esto, es necesario garantizar el cumplimiento de los derechos con un enfoque de dignidad humana, aseguró Rodolfo Solano, canciller de Costa Rica.

“Enfrentamos uno de los más grandes desafíos: tener una generación perdida”, aseguró Solano en entrevista con Grupo Imagen.

En la sede de la embajada de su país en México, el funcionario destacó que la pandemia profundizó las desigualdades por lo que es necesario defender la democracia participativa, la fortaleza de las instituciones y escuchar a las comunidades.

Hoy las sociedades son más horizontales y eso implica desafíos para los gobiernos: deben posicionarse como líderes aun ante los riesgos del populismo, afirmó el también exembajador y especialista en relaciones internacionales.

Ante el descontento popular en América Latina es necesario garantizar la libre expresión en una sociedad que dejó de ser espectadora para convertirse en activa.

“En el ejercicio de ese valor fundamental, la democracia participativa ejerce su mayor expresión: en la medida en la que tengamos una libertad de prensa permanentemente crítica, constructiva, que exija cuentas a los gobernantes, que exija que se cumplan nuestros compromisos de campaña, tendremos una garantía de que la libertad de prensa está funcionando”, afirmó Solano, quien visita nuestro país para participar en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se celebró ayer en el marco del 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar.

“Celebro que México esté viendo más al sur, me parece que compartimos tradiciones históricas, nos une un mismo idioma y, a través de iniciativas que en el pasado han sido exitosas, que México vuelva a la mesa a trabajar con los países centroamericanos es una gran oportunidad que tenemos que seguir trabajando”, subrayó.

¿Estamos a tiempo de recuperar a esa generación perdida?

Hay una gran cantidad de niñas y niños, muchachos en escuelas públicas en todo América Latina que no tienen acceso a las clases virtuales, tenemos una clara brecha y una inequidad manifiesta: El grupo de estudiantes que tiene acceso a clases virtuales, porque tiene computadoras, porque tiene conexión a internet y un gran grupo que no tiene acceso. Son dos Américas.

La pandemia nos ha desnudado una realidad que ya sabíamos, que no supimos enfrentar a tiempo y que tenemos que hacer un esfuerzo, toda la región, para poder revertir esta amenaza. Porque la educación no sólo nos sirve para progresar, la educación nos hace libres, nos enseña a vivir intensamente los principios de la democracia y, sobre todo, el respeto a los derechos humanos.

¿Cómo enfrentar la reactivación?

Eso nos lleva a otra gran inequidad, que es el acceso a las vacunas. La mayoría de otros países del orbe no ha tenido ni siquiera acceso, primero tenemos que asegurarnos de que todos los países en el hemisferio norte o el sur tengan las mismas posibilidades.

Garantizando el acceso, vamos a recuperar nuestras economías y, con la recuperación, nuestros niños y niñas podrán volver a los colegios. Mientras eso pasa tenemos que ser creativos e innovadores, como son los esquemas semipresenciales.

Se trata entonces de educación, de salud, ¿qué estrategias compartidas pueden seguir México y Centroamérica para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos?

Los derechos humanos se tienen que ejercitar todos los días. El derecho humano no es simplemente un enunciado político o un discurso para agradar los oídos de académicos, de políticos, o de medios. El derecho humano pasa por el derecho a la educación, al agua, al ambiente, a la salud. Hoy, en la pandemia, muchos derechos humanos han sido socavados bajo el autoritarismo, de restricciones, que si bien son entendidos bajo el marco sanitario no podemos sobreponer restricciones de esta naturaleza sobre el derecho humano a la libre expresión, la libre manifestación, al simple hecho de ejercer nuestra dignidad humana.

Y aquí está el principio fundamental: yo tengo dignidad humana y usted tiene dignidad humana y en ese principio es como las comunidades pueden crecer. Y me refiero a esos valores fundamentales que tienen que caracterizar a comunidades como México y Costa Rica.

Y esto se da en un contexto regional de reclamos, protestas, demandas populares, ¿cómo atenderlos?

El siglo XXI nos enfrenta a realidades que pasan por las redes sociales, y esto significa también una posibilidad para que el ciudadano pueda demandar una participación más activa y esa participación se vuelve cada vez más inteligente. Y el ciudadano pueda participar en la toma de decisiones.

La ciudadanía organizada dejó de ser espectadora para convertirse en tomadora de decisiones y es responsabilidad de los gobernantes tomar en cuenta esa energía participativa, en la región vemos manifestaciones que tienen que ser escuchadas, porque el diálogo trata simplemente de poner atención.

¿Entonces las sociedades son más horizontales?

Yo siento que sí. Por eso es que, a mayor horizontalidad, tiene que haber mayor capacidad de liderazgo y los liderazgos se construyen sobre coherencia en el discurso y acciones concretas, mayor oportunidad para identificar los verdaderos liderazgos propositivos y constructivos, no falsos liderazgos populistas, sino que sean liderazgos que permitan a los ciudadanos tener una hoja de ruta que los motive, que los enamore a una visión de país, de comunidad, para enfrentar sus retos.

¿Hay riesgos en el populismo?

Hay riesgos, porque muchas veces creemos que los discursos pueden solventar las necesidades de las comunidades y no es del todo cierto, tenemos que entender que ante el populismo lo más importante es garantizar la institucionalidad democrática, un principio de protección a los derechos humanos sobre la garantía de que la institucionalidad y la gobernanza son sólidos: un sistema judicial independiente y robusto, un congreso bien conformado para que el balance de los poderes permita el ejercicio de esa horizontalidad.

Esa dinámica es la que permite a las sociedades transitar. No es un sistema perfecto, pero no conozco otro que permita tener más oportunidades para generar cambios en beneficio de las poblaciones que la democracia participativa.

¿Hoy está en peligro esa democracia?

Es el momento oportuno para que todos reconfirmemos nuestra vocación democrática. Tiene que ser asumida como que: mi derecho no termina cuando yo emito el voto, aquí empieza mi responsabilidad para que se cumplan los compromisos que se me ofrecieron en campaña y que yo, con mi voto, avale ese contrato.

Creo que llegó el momento de garantizar un nuevo contrato social. Las sociedades requerimos nuevos contratos sociales en los que la inequidad desaparezca y tengamos nuevas oportunidades.

La participación pasa por la capacidad que tenga usted de ejercer su libertad de expresión, las redes sociales dan la libertad de opinar, por eso es fundamental garantizar el ejercicio pleno y absoluto de la libertad de expresión y eso pasa por una prensa independiente, escrita, radial, televisiva o por cualquier medio electrónico, aunque no nos guste, no compartamos; hay un valor supremo que hay que tutelar y proteger que es la libertad de expresión.

¿La democracia, construida a partir de diferencias?

Precisamente, en la diversidad hay riqueza.

Costa Rica festeja el bicentenario de su independencia este año, ¿cómo aprovechar estas celebraciones para buscar una solución ante las crisis actuales?

Celebramos 200 años de vida independiente, tenemos que estar orgullosos de los logros que hemos alcanzado. Pero nos ilusiona más los próximos 200 años, ¿cuál es la sociedad, el país que queremos para los próximos 30 años?: un país descarbonizado, descentralizado y un país digitalizado en donde esas tres le permitan a futuras generaciones tener oportunidades, una economía verde, resiliente e inclusiva, donde cuando llueva todos nos mojemos.

Tenemos playas y vemos olas: la primera que nos está afectando es la pandemia, que la única manera de sobreponernos es con las vacunas. La segunda es la recuperación económica, que tiene que ser verde sostenible, inclusiva, con alianzas público-privadas. La tercera es la movilidad humana, las migraciones. La cuarta es la degradación de la biodiversidad. La quinta, que es la más seria, es el cambio climático. Una ola nos puede arrastrar o nos puede impulsar si usted hace un surfeo.

El dato

Llamado

  • El canciller Solano afirmó que la ciudadanía organizada dejó de ser especta-dora y se convirtió en tomadora de decisiones y es responsabilidad de los gobernantes aprovechar esa energía participativa.

El dato

Responsabilidad

  • Solano señaló que “la vocación democrática tiene que ser asumida como que: mi derecho no termina cuando yo emito el voto, ahí empieza mi responsabilidad para que se cumplan los compromisos que me ofrecieron en campaña”.

 

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