Los laboristas noruegos ganan la reelección mientras los populistas obtienen avances
Noruega reelige a Støre con mayoría ajustada y la derecha populista logra su mejor resultado; Presupuesto, petróleo y desinversión en Israel marcarán la agenda.

El gobierno minoritario del Partido Laborista de Noruega obtuvo un segundo mandato, mientras que la derecha populista alcanzó su mejor resultado histórico, según datos oficiales con el 99% de los votos escrutados.
El bloque de centroizquierda encabezado por el primer ministro Jonas Gahr Støre suma 87 escaños —por encima de los 85 necesarios para la mayoría en el Storting (parlamento de 169 asientos)—, aunque seguirá dependiendo de aliados menores para aprobar las principales leyes, especialmente el presupuesto fiscal.
El resultado, marcado por la inflación y las preocupaciones derivadas de las guerras en Ucrania y Gaza, consolida a Støre, de 65 años, al frente del Ejecutivo, pero con un margen de maniobra limitado.
Para asegurar respaldos, el primer ministro deberá navegar difíciles negociaciones sobre temas sensibles: mayores impuestos a los más ricos, el ritmo de la exploración petrolera y la eventual desinversión del fondo soberano noruego (alrededor de 2 billones de dólares) en empresas israelíes. “Støre continuará como primer ministro, pero en una situación parlamentaria mucho más difícil, ya que depende de cinco partidos para gobernar”, afirmó Jonas Stein, profesor asociado de Ciencia Política en la Universidad de Tromsø.
Pese a la continuidad laborista, la elección confirmó un giro a la derecha entre votantes conservadores: el Partido del Progreso (FrP), de corte populista y antiinmigración, obtuvo su mejor desempeño con 48 escaños —más del doble que hace cuatro años, de acuerdo con el recuento oficial divulgado el lunes— sustentado en la promesa de grandes recortes de impuestos y en una campaña que cuestionó el “gasto público derrochador” en ayuda internacional y subsidios a energías renovables. La líder Sylvi Listhaug —que ha citado a Ronald Reagan y Margaret Thatcher como referentes— encontró tracción entre votantes jóvenes.
“Los jóvenes de hoy son mucho más derechistas que antes. Creo que el Partido del Progreso ha captado una gran parte del voto juvenil, especialmente entre los hombres jóvenes”, señaló Eirik Løkke, miembro del centro de estudios liberal Civita.
En contraste con tendencias observadas en otras partes de Europa, ninguno de los partidos de derecha que lograron representación —incluido el Partido Conservador de la ex primera ministra Erna Solberg— buscó el respaldo del presidente estadunidense Donald Trump. La contención respecto a Washington se produce en un contexto geopolítico complejo, con la frontera ártica con Rusia elevando la percepción de amenaza regional.

Støre celebró el resultado y relativizó la lectura de un vuelco general a la derecha: “Esto es una señal para el exterior de Noruega de que la socialdemocracia también puede ganar a pesar de la oleada derechista”, dijo ante simpatizantes que coreaban “¡cuatro años más!”.
La confianza del primer ministro se vio reforzada por la incorporación al gabinete del exsecretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg (66 años), como titular de Finanzas, un movimiento percibido como seguro por un electorado preocupado por la seguridad. Encuestas recientes estiman que 59% de los noruegos ve probable una nueva guerra en Europa durante la próxima década.
En el tramo final de la campaña, la guerra en Gaza también escaló en la discusión pública. Aliados menores del laborismo pidieron profundizar la desinversión del fondo soberano en compañías israelíes, después de que este redujera posiciones en más de dos docenas de firmas desde junio.
Parte de la izquierda ha planteado si el país estaría contribuyendo indirectamente a violaciones del derecho internacional al invertir en compañías activas en los territorios palestinos ocupados, algo que Israel niega.
El futuro del petróleo y el gas —palancas estratégicas del país— vuelve a escena. Tras la invasión rusa de Ucrania en 2022, Noruega reemplazó a Gazprom como principal proveedor de gas de Europa. Con la UE decidida a eliminar gradualmente el gas ruso para 2027, Oslo es una pieza central del suministro continental.
No obstante, fuerzas de izquierda presionan por retirar gradualmente la exploración petrolera, lo que podría restringir la apertura de nuevos yacimientos de gas en el mediano plazo.
bm
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