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Función

Excélsior 107 años: de teatro, cine y belleza; a través de los años

El Periódico de la Vida Nacional informó desde entonces las opciones para salir de casa con miras al entretenimiento en familia

NANCY MÉNDEZ C. | 18-03-2024
Excélsior 107 años
Fotos: Archivo Excélsior

Luego de una transformación política como la recién promulgada Constitución de 1917, México transitó por múltiples cambios sociales y culturales. La gente salía a las calles para divertirse y tanto teatros como cines ofrecían una variada cartelera.

Para 1924, hace ya 100 años, Excélsior publicó los títulos de los espectáculos a disfrutar y las recomendaciones sobre el escenario en la columna Notas teatrales, publicada en El Periódico de la Vida Nacional.

El 1 de marzo de 1924, firmada por Elizondo, la sección ofreció el recuento de lo acontecido en el estreno de la obra Esos hombres, de Catalina D’Erzell, en el Fábregas, “una obra mexicana de positivo mérito”.

Por otro lado, eran anunciadas las “Grandes fiestas de carnaval en Chapultepec”, donde habría dos grandes bailes de máscaras en el restaurante Chapultepec, además de un concurso de carros adornados con 25 bandas de música repartidas en todo el bosque, así como un gran combate de flores.

El Teatro Lírico tuvo a la Compañía de Zarzuelas y Revistas Lupe Rivas Cacho, mientras que en el Teatro Principal la marquesina brilló con la compañía de Casimiro Ortas con ¡Pobrecitas mujeres!, con butacas de un peso en luneta y 20 centavos en galería.

Para el 2 de marzo de 1924, el Teatro Colón contaba con la Compañía Arévalo-Taboada que estrenó La pena de los viejos, una “graciosa comedia con tres actos de Juan José Llorente”, que fuera un éxito del Teatro Lara, de Madrid. Mientras, el Gran Teatro Esperanza Iris invitaba al debut de Acacia Guerra en Los diamantes de la corona y ¡Quién fuera libre!

Se anunciaba el Homenaje a la Compañía Ortas, en El Toreo, a realizarse el 4 de marzo de ese año, con los matadores Luis Freg, Juan Silveti y Nacional II, además de canto y baile flamenco. Mientras que, para el 9 de marzo, se haría la última corrida de la temporada patrocinada por Excélsior.

El domingo 2 de marzo, el Teatro Hidalgo ofrecía la obra Margarita de Borgoña o las torres de Nestlé, “montada escrupulosamente, rico vestuario y decorado”, mientras que el Fábregas contaba con El vértigo y el Ideal, con la compañía de María Teresa Montoya con La fuente amarga, además de otras obras de la misma empresa tales como La casa de la salud y La llama.

También los lunes había teatro como María, de Jorge Isaac, en cuatro actos en el Hidalgo o La loca aventura en el Fábregas, “el teatro de moda”, que además anunciaba “el estreno del año”, La indómita con “decorado, vestuario, atrezzo, todo se construye exprofesamente. Regia presentación escénica”.

El Teatro Arbeu ofrecía una función popular en honor del gobernador Ramón Ross y de la Liga de Ayuntamientos del Distrito Federal con las obras El túnel y Molinos de viento.

Y para el 5 de marzo de 1924, el Teatro Olimpia tendría una función a beneficio de la Escuela Granja del Niño, patrocinada por el Club de Rotarios en el que participaron María Teresa Montoya y el barítono Rodolfo Hoyos, además de un número de bailes nacionales por Esther Serradel.

La Fiesta Charra a beneficio de la olimpiada era anunciada para celebrarse el domingo 9 de marzo en el Lienzo de la Condesa, con las mejores suertes a caballo y la Orquesta Típica Nacional.

Roberto Soto y Casimiro Ortas, en el Teatro Lírico, Los ases de la escena, tendrían un mano a mano en una misma obra el 7 de marzo, pero un día antes, el escenario recibiría la reaparición de Lupe Rivas Cacho con cuatro obras en función corrida: Cosas de mi hermana, El mundo de los espíritus, El último combate y Y va de cuento. La cantante era reconocida como “la tiple mexicana, creadora insustituible de tipos populares y artista de amplio temperamento”.

Evan Stachino debutó en el Teatro Lírico, quien fue aplaudida antes en otros países y quien, “fuera de la escena es una mujer elegante sugestiva, sociable y de una sincera modestia encantadora”.

El 22 de marzo de 1924 se anunció la gran función de box organizada por los Chicos de la Prensa en el Teatro Esperanza Iris como otra opción de entretenimiento. A un costado en la misma plana, un recuadro del Teatro Arbeu invitó a ver a la Orquesta Nacional Rusa.

 

 

Elizabeth Arden directo desde la Quinta Avenida de Nueva York

Por Lucero Calderón

Considerada como una de las mujeres más ricas del siglo XX, la empresaria canadiense Elizabeth Arden anunciaba sus productos de belleza, de la gama Venetian Toilet Preparations, dirigidos a mujeres de clase alta en  las páginas de Excélsior.  

“Las damas refinadas de México tienen a su disposición la línea más completa de preparaciones para su belleza. Las preparaciones Elizabeth Arden son exclusivamente para damas cultas, cuidadosas de su persona y que desean mejorar y conservar su belleza”, se leía en el anuncio publicitario.

La empresaria, cuyos más de mil productos se vendían en la década de los 20 del siglo pasado en 22 países, le dejaba en claro a las mujeres mexicanas que esos productos eran los mismos que se usaban en los salones Elizabeth Arden de la Quinta Avenida de Nueva York, que eran frecuentados por “la más alta sociedad neoyorquina”.

En la publicidad se decía que expertas de los salones Arden estaban a disposición de las mujeres mexicanas para compartir sus conocimientos y consejos sobre los productos, mismos que se podían adquirir en La Gran Sedería, en la Farmacia y Droguería Iturbide, la Droguería La Metrópoli, en la Perfumería Tropical y la Perfumería La Magnolia.

En 1924 también se anunciaban otras mujeres como la inventora y comercializadora estadunidense Lydia Estes Pinkham, quien promovía su Compuesto Vegetal Lydia E. Pinkham para mujeres de todas las edades y estatus social. Su tónico se anunciaba como un remedio para el cansancio y la fatiga. 

“El compuesto le devolverá la salud y el vigor a su cuerpo y hará revivir de nuevo su espíritu deprimido”, se leía en la publicidad que venía acompañada por una ilustración que mostraba mujeres de distintas clases. 

 

 

Crónicas cinematográficas; vestuario en cine

Por Lucero Calderón

Las curiosidades de la industria fílmica han sido del interés de los lectores de Excélsior, así que los editores de hace 100 años encargaban y publicaban piezas que pudieran ser comentadas en las charlas de café. Bajo el nombre de Crónicas Cinematográficas, el periodista E.M. Wingart publicó un texto sobre lo que sucedía con los vestuarios que usaban en las películas artistas de la época como Gloria Swanson, la súperestrella del cine silente de Estados Unidos. 

Lo primero de lo que daba fe el periodista fue el hecho de que los estudios que se ubicaban en Nueva York, como la sede que tenía Paramount Pictures, se preocupaban poco por los vestuarios que se usaban en las producciones, contrario a los estudios ubicados en California, que trataban de  guardarlos en lugares especiales y darles un uso más seguido en distintas producciones. 

La facilidad de los estudios neoyorquinos para poder conseguir más fácilmente la tela para confeccionar los vestuarios, hacía que pusieran a la venta los vestidos que se usaban en las películas silentes. Generalmente los vendían entre las propias actrices, las actrices secundarias, las  trabajadoras y las secretarias de los estudios, pues no hacían una venta abierta al público.  Si algún vestuario se manchaba o maltrataba, lo deshacían y la tela que estaba en buena condición la reutilizaban para otras prendas o la usaban para hacer fundas de almohadas o cojines. 

En cambio, los estudios ubicados en California, procuraban poner las prendas en almacenes o bodegas para poder contar con un stock que les permitiera a los vestuaristas proporcionarles prendas a otras producciones.

La importancia del departamento de vestuario, que es uno de los rubros que año con año premia la Academia, es tal que no puede evitarse hablar de lo que pasó hace unos días en la edición 96 del premio Oscar, en donde el actor John Cena apareció semidesnudo para presentar la categoría de Mejor Diseño de Vestuario. Ese gesto se hizo para generar conversación sobre el Sindicato de Diseño de Vestuario que está pidiendo mejores pagos salariales dentro de una industria que tiene brechas salariales. El lema del Sindicato y con el que quieren generar conciencia es: You Are Naked Without Us (Están desnudos sin nosotros). 

Esto nos lleva a la reflexión de que cada departamento de producción juega un papel sumamente importante en un engranaje que depende de un todo para poder funcionar y llevar un proyecto a buen puerto.

 

Hollywood y los estupefacientes; más que glamour

Por Lucero Calderón

En una de las notas de hace 100 años, relacionada con los cierres fronterizos, se lee que Mexicali, conocida en la época como La puerta del infierno fue cerrada definitivamente y que un grupo numeroso de guardias estadunidenses evita que, de las 16 horas en adelante, sus ciudadanos pasen a dicha ciudad donde se asegura que “los viciosos se surten de una gran cantidad de drogas heroicas que después distribuyen en Los Ángeles y San Francisco”. 

Tras desarrollar la nota, que no viene firmada y que sólo dice que es un artículo “exclusivo para Excélsior”, hay un descanso en el que en negritas se lee: “Surten el mercado de Hollywood”. 

En ese apartado se da a conocer que mucha de la gente que llega a Mexicali se surte de estupefacientes y las pasa de contrabando a Estados Unidos. Se destaca que “hay muchos agentes que envían las estrellas de cine de Hollywood para que les lleven los tóxicos que consumen en grandes cantidades”, se lee textual.

En el artículo se informa que el contrabando cada día es mayor a pesar de las medidas que ha tomado el Gobernador del Distrito Norte de la Baja California, el General Abelardo S. Rodríguez. Se señala a algunos chinos como los principales proveedores de drogas. 

Se lee que las personas que quieren atravesar la frontera deben de mostrar sus documentos e identificaciones oficiales y demostrar que tienen negocios en suelo mexicano. 

 

 

Entretenimiento del mundo silente

Esta casa editorial reseñó a sus lectores las propuestas destacadas en el cine que llegaban a nuestro país.

Por Lucero Calderón

Desde hace 107 años, Excélsior le ha dado cabida a miles de historias que sirven como espejo de la realidad que se vive en las distintas áreas que definen o moldean a una sociedad y una de ellas, a la que este diario le ha puesto gran atención desde su fundación, es al área del entretenimiento, específicamente al ámbito cinematográfico. 

Desde sus inicios, esta casa editorial se interesó en llevarle al lector las propuestas de cine, al principio de cine silente, que llegaban a nuestro país y que entretenían a la gente los fines de semana, pagando desde 25 centavos hasta 80 por un asiento preferencial en cines como Salón Rojo, Odeón, Royal, Majestic u Olimpia. El lema de estos cines, que pertenecían al Gran Sexteto de Exhibidores Unidos era: “Hoy como siempre, el mejor programa de la capital”. 

Haciendo un viaje en el tiempo a marzo de 1924, es decir, las páginas de Excélsior hablaban de algunos títulos silentes que para la época eran las propuestas más importantes que venían del extranjero. Entre los que se promocionaban por aquella  época estaban la cinta de acción El mandato mudo, del realizador J. Gordon Edwards, así como Honrarás a tu madre, cinta protagonizada por la actriz Mary Carr, quien era la intérprete por excelencia que hacía personajes de mamás. La leyenda que acompañaba la promoción del filme decía: “Tarde o temprano usted la verá. 200 millones de personas en el mundo ya la han visto”. 

Otra de las propuestas fílmicas de la cartelera era Ricardo, corazón de león, basada en la novela homónima de Walter Scott, de la cual se hablaba que era una superproducción de época, ambientada en el Reino Unido, que había costado cinco millones de dólares. El elenco estaba conformado por Wallace Beery, Charles K. Gerrard, Kathleen Clifford y Marguerite De la Motte. La cinta se promocionaba en las páginas de Excélsior con la siguientes frases: “Amor a prueba. La historia de amor sentimental que se haya escrito. Un gran espectáculo de la vieja Inglaterra”. 

Una de las curiosidades de hace 100 años, es que este diario de igual manera recomendaba la cinta El aplauso del mundo, cinta silente dirigida por William C. De Mille y protagonizada por Bebe Daniels, que hasta el día de hoy es, a nivel mundial, una película perdida.  

El público infantil también tenía cabida y las salas de cine del Salón Rojo anunciaban: “Colosal Matineé Infantil de 10 a 1”. Se programaban cortometrajes cómicos o historias como El camino de hierro, del director William Duncan. 

La competencia entre las salas de cine, dentro de las cuales el cine Odeón, el Salón Rojo, Parisiana, el Royal o el Majestic eran consideradas las salas más refinadas para el “público culto”, era algo que se apreciaba en las páginas que anunciaban la cartelera semanal. Las salas que eran catalogadas como de prestigio tenían el plus de que las cintas eran musicalizadas en vivo por las orquestas Jazz Band León  o Velázquez Moreno. 

“¿Quién encuentra atractivo viendo películas en un salón inadecuado para cinefotógrafo? Ésta es la pregunta que me hago al ver concurridos algunos cuchitriles, con pretensiones, mal olientes y con proyecciones que invitan después de la función a visitar a un oculista?. ¿Será que ese público tendrá un atractivo especial en frecuentar aquellos sitios y no se ha querido tomar la molestia de visitar los verdaderos templos de exhibiciones cinematográficas con el confort moderno? Destaca entre los primeros el gran Cine Odeón. ¿Quién no lo conoce? Indiscutiblemente que todos los amantes  al arte mudo tienen como su lugar favorito este enorme coliseo. Con justa razón es llamado el ‘As’”, escribía hace 100 años Luciano Amador en Excélsior

Si bien había salas para la gente que podía pagar 80 centavos para ver una función, de igual forma había otras salas más pequeñas como el Cine Venecia, el Cine Cartagena, el Trianón o el San Juan de Letrán que tenían costos más accesibles. Por ejemplo, la sala Trianón publicaba en Excélsior sus costos y ponía descuentos. “70 centavos luneta, 40 centavos noche y 25 centavos luneta por la mañana”. 

Ante estos descuentos, el Cine Odeón también lanzó sus promociones: ‘Costo 80 centavos. Después de las 7:30 p.m. 50 centavos”. 

Otras propuestas fílmicas en 1924 eran Días de circo, protagonizada por Jackie Coogan; Hombres en bruto, protagonizada por Jack Hoxie; Amor a prueba, estelarizada por Madge Bellamy y John Bowers; La cantadora de Sevilla, con Mary Pickford; El castillo de los espíritus, con Wallace Reid; Ladrones de Frac, con Alice Brady; Trilby, protagonizada por la actriz francesa Andrée Lafayette, o Romance frustrado, de Charles Chaplin. 

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