Canto a los dioses ocultos

Puede que la historia de Caifanes haya arrancado en 1987, pero su rock sigue más actual que nunca y así lo sigue demostrando la agrupación que llegó ayer a la CDMX para presentar su gira homónima de este 2023, con la que celebraron dos sold out en el Auditorio Nacional.

La velada arrancó media hora después de lo pactado entre chiflidos y aplausos provenientes de los 10 mil asistentes que ansiaban reencontrarse con la banda, y fue así que Saúl Hernández, Alfonso André y Diego Herrera arribaron al escenario para saludar a su público en la oscuridad hasta colocarse en una pequeña escenografía postrada en el centro, en la que en medio de dos lámparas gigantes y una pequeña tarima se ensimismaron para tocar juntos las versiones acústicas de sus canciones Antes de que nos olviden, Debajo de tu piel y Metamorféame.

Así es como trabajamos en los rincones, en los espacios, así, libres, sin pretensiones”, expresó Hernández para dar fin al bloque íntimo con el que dieron la bienvenida a su público.

Tras un oscuro, las lámparas y el pequeño set desaparecieron para dar pie a una velada más enérgica y a ritmo de Sólo eres tú, Miedo, Nubes y Para que no digas que no pienso en ti, que marcaron un ambiente más efusivo al que inmediatamente respondieron los asistentes, cincuentones en su mayoría, entre aplausos, gritos y saltos.

En el rostro los músicos evidencian su edad entre sus visibles canas y arrugas, pero por fuera siguen siendo los mismos adolescentes que comenzaron el proyecto, con su misma ferocidad, sus jeans ajustados, sus chalecos de piel, sus tatuajes y su camaradería.

El aplauso es para ustedes raza, muchas gracias, es un sueño estar aquí enfrente de ustedes y en este recinto que nos ha visto crecer.

Dios te bendiga, raza, gracias por estar aquí”, expresó el vocalista de 59 años.

Sombras en tiempos perdidos y Detrás de los cerros siguieron en la velada en la que, acompañados de humo y reflectores destellantes, los músicos siguieron acrecentando los ánimos de su noche dando saltitos con sus instrumentos como en los viejos tiempos, sin embargo, para ese momento ya comenzaban las fallas técnicas con problemas de sonido y cortes de video, accidentes que lejos de preocuparles, incluso el líder celebró.

Es muy común que en estos shows nos acompañen los fantasmas, los aluxes, los duendes y nos hagan estas travesuras, pero eso tiene que ver con que estamos en vivo con toda la intención y la energía y a veces esa misma energía se come los aspectos técnicos.

Y eso es bueno para mí, porque si el equipo se jode, es porque hay buena energía”, expresó entre risas.

El encuentro también tuvo espacio para protesta social y política y el músico aprovechó para dar lugar a la proyección de un video en el que apareció Vivir Quintana interpretando Canción sin miedo, con un grupo de mujeres. La proyección, aclaró, la hizo con el fin de mostrar su apoyo a la causa feminista y recordar que la lucha contra el feminicidio sigue y pidiendo por un país con “más hombres y menos machos”, también habló sobre su desacuerdo con la decisión de que el ejército se encuentre en las calles. “Ellos no nos tienen que cuidar”, aseguró, para después dedicar su éxito Ayer me dijo un ave a los niños, pensando en un futuro mejor.

Los dioses ocultos, Cuéntame, Viento, Mátenme porque me muero y Afuera formaron parte de la siguiente mitad del espectáculo que aludiendo a los mayores éxitos que han construido a lo largo de su trayectoria, pusieron a cantar inmediatamente a todo su auditorio.

Con esta misma gira, la agrupación ya visitó lugares alrededor de Canadá y Estados Unidos, sin embargo, no pararon de hacer alusión a lo mágico que era estar en casa.

Raza, pueden viajar por todo el mundo, por todas partes, pero donde naciste, es donde está tu alma y eso es México”, expresó el intérprete.

Dejando lo mejor para el final, los músicos cerraron su show primero con su cóver del éxito de Juan Gabriel Te lo pido por favor para luego dar pie a sus éxitos No dejes qué, La célula que explota y La negra Tomasa, que disparados uno tras otro dejaron desarmados a cada uno de sus asistentes quienes cayeron rendidos ante los electrizantes nuevos arreglos de los músicos, pero sobre todo ante los agudos de Hernández, que hizo hasta lo imposible para lograrlo.

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clm