¿Anna Wintour es Miranda Priestly? La teoría detrás de 'El diablo viste a la moda'
¿Miranda Priestly está basada en Anna Wintour? Las pistas y similitudes entre la editora de Vogue y el icónico personaje de 'El diablo viste a la moda'.

'El diablo viste a la moda', Miranda Priestly y Anna Wintour: desde el estreno del libro en 2003 y su adaptación al cine en 2006, el personaje de la exigente editora ha sido vinculado con la poderosa jefa de Vogue. ¿Ficción o realidad disfrazada?
Desde su debut literario en 2003, 'El diablo viste a la moda' ha despertado una fascinación persistente por su presunta protagonista encubierta. Con la llegada de la versión cinematográfica en 2006, dirigida por David Frankel y protagonizada por Meryl Streep, la figura de Miranda Priestly—la temida editora en jefe de una revista de moda de élite—quedó grabada en el imaginario colectivo como la síntesis del poder, la perfección y la frialdad en la industria.
Pero ¿cuánto de ese personaje es ficción? ¿Y cuánto proviene directamente de la legendaria editora en jefe de Vogue, Anna Wintour?
Anna Wintour y Miranda Priestly
Lauren Weisberger, autora de la novela en la que se basa el filme, trabajó como asistente personal de Anna Wintour en Vogue entre 1999 y 2000. Esa cercanía profesional ha servido durante más de dos décadas como piedra angular para la teoría de que Wintour fue la musa involuntaria para dar vida a Miranda Priestly.
En declaraciones públicas, Weisberger ha tratado de mantener cierta ambigüedad sobre el origen del personaje. Ha explicado en entrevistas que Miranda es una “amalgama” de experiencias y figuras de la industria.
Sin embargo, las coincidencias son imposibles de ignorar: ambas mujeres son británicas, dirigen influyentes revistas de moda en Nueva York, tienen dos hijos y están vinculadas con el Consejo del Metropolitan Museum of Art.
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Miranda Priestly: El personaje que desató un fenómeno cultural
En la pantalla grande, 'The Devil Wears Prada' o 'El diablo viste a la moda' se convirtió en un fenómeno instantáneo. La cinta narraba la historia de Andy Sachs (Anne Hathaway), una aspirante a periodista que se convierte en la asistente personal de Miranda Priestly, la temida directora de Runway, una revista ficticia de alta costura.
Meryl Streep ofreció una interpretación matizada y poderosa, que le valió un Globo de Oro a Mejor Actriz y una nominación al Óscar.
Su actuación, fría pero con destellos de vulnerabilidad, consolidó la figura de Priestly como el paradigma de la jefa poderosa, sofisticada y temida. El personaje trascendió la película, convirtiéndose en un arquetipo de autoridad femenina en entornos dominados por la exigencia.
Anna Wintour y su respuesta
Durante años, Wintour ha sido interrogada sobre las similitudes entre ella y Priestly. En lugar de rehuir las comparaciones, la editora en jefe de Vogue ha optado por abordarlas con elegancia. En una entrevista concedida a la BBC en 2024, declaró:
“Es responsabilidad del público y de la gente con la que trabajo decidir si hay similitudes entre Miranda Priestly y yo”.
Esa frase, medida y diplomática, ha sido interpretada tanto como una evasión estratégica como una forma de apropiarse del mito sin confirmarlo. Wintour, famosa por su dominio del lenguaje no verbal—gafas oscuras, tono imperturbable, silencios calculados—ha construido una marca personal que, intencional o no, refuerza el paralelismo con su presunto alter ego de ficción.
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La construcción del personaje, según Meryl Streep
Por su parte, Meryl Streep ha insistido en que no basó su interpretación exclusivamente en Wintour. En entrevistas con medios como Variety y Entertainment Weekly, la actriz explicó que se inspiró en la forma de hablar pausada y controlada de líderes masculinos como Clint Eastwood o Mike Nichols.
“No quería gritar. El verdadero poder no necesita elevar la voz”, declaró.
Además, optó por no usar un acento británico, a pesar de que el personaje en la novela de Weisberger tiene ese origen. La decisión fue deliberada: mantener distancia con la figura real de Anna Wintour y permitir que Miranda Priestly existiera como una creación autónoma.
A pesar de las declaraciones públicas, la cultura popular ha sellado la asociación. Detalles del despacho de Miranda en la película—desde las flores blancas hasta el escritorio minimalista—replicaban de manera casi exacta la oficina de Wintour en Condé Nast.
Según reportó The New York Times, después del estreno, Wintour redecoró su espacio de trabajo, tal vez para marcar distancia con la representación hollywoodense.
La película también expone las tensiones entre la autoridad femenina y la percepción pública. Mientras que figuras masculinas con ese mismo nivel de exigencia suelen ser llamados “perfeccionistas” o “visionarios”,
Miranda Priestly fue inicialmente retratada como “la jefa del infierno”. Sin embargo, con el paso del tiempo, el juicio cultural sobre su personaje ha evolucionado, ahora visto por muchos como una mujer que simplemente se negó a disculparse por ser ambiciosa.
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