Thom Mayne: ecos y conexiones; Premio Pritzker 2005
El Museo Franz Mayer abre hoy una muestra dedicada al artista estadunidense conocido como El chico malo de la arquitectura

El arquitecto estadunidense Thom Mayne (Waterbury, 1944), ganador del Premio Pritzker 2005, exhibe en México, por primera vez, una serie de 75 dibujos, bocetos, maquetas, litografías y planos que dan cuenta de su pensamiento arquitectónico y de ese mundo íntimo que ha derivado en creaciones abstractas que van más allá de muros y edificios.
“Éste es mi territorio más íntimo y podría decir que es como asomarse y un tanto entrometerse en la mente de mi proceso, en lo que hay detrás (de su trabajo) y no en la fastuosidad de los edificios”, expresó ayer Thom Mayne, conocido como El chico malo de la arquitectura, durante el recorrido previo a la apertura de la exposición Thom Mayne: interconexiones amplificadas que abre hoy en el Museo Franz Mayer y que permanecerá hasta el 30 de junio.
Estas piezas, comentó el propio Mayne, que también incluye litografía, serigrafía y lápices de color, presentan las ideas primigenias de su proceso creativo, con esas abstracciones y trazos que pretenden organizar el caos y el azar para darle sentido, significado a su realidad. Además, abundó, representan una exploración de las herramientas digitales que permiten al ser humano rebasar sus capacidades físicas.
“Puedo decirles que veo estas piezas, las contemplo y no puedo explicarlas; quizá dentro de 10 años pueda hacerlo, porque son pequeñas abstracciones que se interconectan, y lo que pretendo es ver qué sucede en mi cabeza más que en el mundo racional”, expuso.
Y aunque reconoce que la arquitectura casi siempre es vista a partir de un proceso, esta parte de su trabajo creativo se aproxima más a esa parte del espíritu humano que está ligado al error y al accidente, “y todo esto es lo que me guía para hacer estas piezas”, en las que es posible observar interconexiones entre dibujos y esculturas.
¿Cómo lleva sus trabajos de lo abstracto a lo real?, se le cuestionó. “Cuando estás en el mundo abstracto no tienes todas esas demandas que te pide el trabajo arquitectónico y, sobre todo, esas necesidades más tradicionales. Así que cuando trabajo en abstracto, dejo de lado todas esas formalidades arquitectónicas, porque lo esencial es la libertad. Ahora bien, para llegar a la arquitectura, mi trabajo se vuelve pragmático y sigo el mismo proceso de cualquier pintor o escultor (del papel a la pieza)”.
¿Y cuáles son los límites de la arquitectura en su trabajo? “Una respuesta muy optimista sería que no hay límites para la arquitectura, son los límites que tú establezcas personalmente. La arquitectura es increíble, porque toma formas de la naturaleza, para mostrarnos un reflejo de lo que está sucediendo en nuestro tiempo, en el lugar donde vivimos y habitamos. De momento, ahora trabajo con pintura digital.
GENIO CREATIVO
En su oportunidad, Giovana Jaspersen comentó que la muestra Thom Mayne: interconexiones amplificadas es una aproximación al centro de la mente de un genio creativo.
“Para todos ha sido importante comprender el proceso (de la exposición), y aquí puedo citar las palabras del propio Thom –cuando lo visitó hace dos meses, en Los Ángeles– quien me decía que todo esto también es arquitectura, con esa manera de comprender cómo una idea va creciendo y toma forma con distintos materiales, con ciertos relieves y se interconecta con otras cosas”, detalló la directora general del Museo Franz Mayer.
Además, destacó que esta serie de piezas, en gran medida abstractas, también son una manera de comprender lo que está sucediendo en la mente de una persona que, en algunas ocasiones, deriva una idea en un edificio, aunque en otras se convierte en una impresión o un collage digital o 3D”, mostrando el cruce de miradas que existe entre paisaje, diseño, arte y arquitectura, sin dejar de lado que para Mayne, “la arquitectura es un hecho cultural y no un hecho material”.
Y aunque reconoció que a menudo una muestra de arquitectura presenta fotografías de edificios, “olvidamos que lo que tenemos detrás de todo eso es un talento creativo y efervescente, así que nos gusta pensar que lo que hoy tenemos en sala son ideas, inquietudes y pensamientos que no caben en un edificio, es decir, es el eco del pensamiento arquitectónico de Thom Mayne”, finalizó.
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