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Expresiones

Revelan todas las facetas del pintor Ricardo Martínez

En el centenario del natalicio del célebre pintor mexicano se publica un libro con imágenes inéditas, se monta una exposición y se replantea un centro cultural con su nombre

Virginia Bautista | 24-10-2018
Fotos: Cortesía Fundación Ricardo Martínez
Fotos: Cortesía Fundación Ricardo Martínez

CIUDAD DE MÉXICO.

Para mí ha sido como una especie de viaje de descubrimiento”, afirma Zarina Martínez Lacy, hija del pintor, dibujante e ilustrador Ricardo Martínez (1918-2009), al evocar el trabajo que hay detrás del registro y la promoción de la obra de su padre, considerado uno de los maestros del arte mexicano.

Hombre reservado, solitario, pero amigable, poco se conoce de la vida personal de este artista que creó desde bodegones, desnudos y figuras monumentales hasta atmósferas irreales.

Por esta razón, en el marco del centenario de su natalicio, que se conmemora el próximo 28 de octubre, la fundación que lleva su nombre, financiada por su familia, ha editado un libro conmemorativo y ha organizado una exposición que echarán luz sobre el ser humano, más allá de su proceso de trabajo.

Ricardo Martínez, a 100 años de su nacimiento es el título de 325 páginas que se presentará el próximo sábado en el Palacio de Bellas Artes y Ricardo Martínez, desde el interior se llama la muestra que se inaugurará el 27 de noviembre en el museo del recinto de mármol.

La primera idea para recordar la efeméride era publicar el catálogo de obra, pues ya tenemos más de dos mil piezas registradas”, explica Zarina Martínez a Excélsior. “Pero a la hora de empezar a armar el libro nos dimos cuenta de dos cosas: que no iban a caber todas en un solo volumen y, por lo tanto, tendríamos que hacer varios, lo cual es muy costoso; y que cuando se publicara el catálogo se corría el riesgo de que más coleccionistas pidieran que su obra se integrara”.

La promotora comenta que no vieron viable una publicación definitiva desde el punto de vista económico ni de estrategia editorial. “Después de mucho discutir resolvimos hacer un libro que tuviera ensayos nuevos y obra inédita. Hay varios volúmenes sobre mi padre con buenos textos, pero desde un punto de vista más poético y estético. Nosotros buscamos darle un enfoque diferente y presentar análisis más académicos”.

Detalla que los capítulos ofrecen una especie de exploración de las diferentes etapas de Martínez como artista. “Uno en especial revisa su trabajo como ilustrador. Él tenía muchos amigos escritores y editores; y, siendo jóvenes, se ayudaron mutuamente. Él cooperó con ilustraciones para diferentes colecciones de poesía y novelas. Este es un aspecto de su trabajo poco conocido, que inició en los años 40. Es importante porque nutre su obra de caballete”.

El pintor de formación autodidacta ilustró las portadas de libros como Poética (1951) de Rubén Bonifaz Nuño, Muerte sin fin (1952) de José Gorostiza, Parentalia (1954) de Alfonso Reyes, Palabras en reposo (1956) de Alí Chumacero y Práctica de vuelo (1956) de Carlos Pellicer, entre otros.

Con textos de Arturo López R., Miriam Kaiser, Aurora
Avilés, Fernanda Matos Moctezuma, María José Ramos, Dabi Xavier y la propia Zarina, el volumen de pasta dura reúne unas 250 imágenes y tiene un tiraje de tres mil ejemplares.

Y la exposición, aclara Zarina, sigue la idea del libro. “Queremos que sea una especie de joya. El cariz es mostrar aspectos diferentes y desconocidos de mi padre. Es una selección de obra, varias inéditas, que muestra tanto su proceso creativo como la forma en que se fue desarrollando como artista y lo que implica trazar cada pieza, desde el dibujo, el cálculo, las proporciones, la tela. Y hay otra parte sobre su vida afectiva y el ambiente artístico en que se movió”.

Destaca que ambas iniciativas se confeccionaron a partir del trabajo hecho desde 2009 en la Fundación Ricardo Martínez, que, además del registro de las dos mil obras del artista, resguarda su biblioteca de libros de arte y un acervo que incluye cartas, fotografías, documentos, unos 200 dibujos y 400 piezas prehispánicas.

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TIENEN MIEDO

 

La única mujer de los cuatro hijos que Ricardo Martínez tuvo con Zarina Lacy detalla que la familia decidió publicar en línea el catálogo razonado del pintor, porque es más fácil ir alimentándolo y actualizándolo.

Lo íbamos a colocar en la página de internet de la fundación, pero el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM nos ofreció integrarlo a su página. Nos pareció bien, porque es una base de datos con acceso a todo público. Ya se está trabajando con ellos. Pero es un proyecto a mediano plazo”, aclara.

Otra cosa que están viendo es la posibilidad de “resucitar”, dice, el Centro Cultural Ricardo Martínez, que ya había palomeado en su momento el exjefe de Gobierno capitalino Marcelo Ebrard, quien está anunciado como el próximo titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Parece ser que el nuevo gobierno de la Ciudad de México está interesado en revivir el proyecto, pero aún no entran en funciones. Hay que esperar, pues una cosa es la voluntad y otra la realidad. Nosotros les dijimos que estamos muy interesados”, agrega Zarina.

El centro significaría darle a mi papá el reconocimiento que merece, pues se podría difundir bien su obra. La idea es que albergue exposiciones temporales, talleres y, si pudiera ser la sede de la fundación, sería una maravilla”, añade.

Pero ahora la prioridad es conmemorar los cien años de nacimiento del hombre que, admite Zarina, era divertido. “Era un papá muy presente, a veces demasiado, pues no se iba a trabajar a las ocho de la mañana y regresaba a las cinco de la tarde, sino que pasaba mucho tiempo en casa. Pero la convivencia con él siempre fue agradable, intensa pero agradable”, recuerda.

Era un padre que estaba enterado de todo, que participaba en muchas cosas, que nos llevaba de excursión o al mercado a comprar piñatas; nos contaba muchas historias y cantaba canciones. Era divertido. Mi niñez fue muy feliz”, concluye la promotora que vive en Noruega desde 1977.

Me fui a estudiar, allá conocí a mi esposo y me quedé; pero vengo a México al menos una vez al año”.

 

cva

 

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