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Expresiones

Premian a Óscar Oliva por 60 años de poesía

El bardo chiapaneco ganó el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines / Gatien-Lapointe 2019

Virginia Bautista | 10-07-2019
Foto: Luis Enrique Olivares
Foto: Luis Enrique Olivares

CIUDAD DE MÉXICO.

 La palabra en el centro. El escritor Óscar Oliva lleva 60 años escribiendo poesía, “eso es de una perseverancia salvaje”, dice el bardo chiapaneco a sus 81 años de edad y seis décadas de dar vida a una obra que es testimonio de lo real y, al mismo tiempo, entra en el misterio del ser humano y del mundo.

Mi perseverancia ha sido en la búsqueda de la palabra, de que la realidad se transforme en lenguaje y que el lenguaje mismo se transforme en realidad”, comenta el autor de La voz desbocada (1960) y Lascas (2017).

En entrevista con Excélsior, el ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines / Gatien-Lapointe 2019, por su colección Escucha del mundo/ Tendiendo el mundo, que se falló este lunes, explica que se ha inspirado en las distintas facetas del ser humano, como individuo y su actuar en la sociedad y la historia.

Y no sólo me he quedado en el aspecto político y social, que me interesa mucho que esté presente en mi propuesta, sino que también he escrito poesía amorosa, erótica y hasta metafísica y del lenguaje”, añade vía telefónica desde su casa en Chiapas.

Todo esto me ha dado más caminos qué recorrer, vetas poéticas que he venido encontrando. Por eso la poesía mexicana es tan fuerte, pues busca el lenguaje metafórico, de imágenes, por diversas vertientes, cauces; de ahí su intensidad y su importancia en la historia de la poesía en español”, indica.

Creado en 2003 por diversas instituciones, entre ellas el Seminario de Cultura Mexicana y el Festival Internacional de Poesía Trois-Riviéres de Quebec, el Sabines / Gatien-Lapointe le fue otorgado por unanimidad a Oliva por “una obra marcada por una sensualidad de la que surge una gran ternura; la fuerza de esta escritura se debe al encuentro del cuerpo, el corazón y la inteligencia”, se apunta en el acta del jurado integrado por los poetas Louise Dupré, Jean-Marc Desgent y Gaston Bellemare.

Dotado con cien mil pesos, el premio se otorga un año a un poeta mexicano, y el siguiente a uno quebequense, por su trayectoria; y se da a escritores cuya obra esté traducida del español al francés y viceversa, con el fin de consolidar y enriquecer las relaciones bilaterales entre ambas naciones.

Estos puentes culturales que se dan entre México y Canadá no sólo unen a la poesía, sino también otros aspectos de las culturas de ambos países. Esto hace que la literatura mexicana y, en especial la poesía, se conozca más a nivel internacional”, piensa don Óscar.

Dice que estas circunstancias lo hacen volver a muchas cosas. “Por ejemplo, Trois-Riviéres es una ciudad de cultura del agua, ahí está el gigantesco río San Lorenzo. Esta coincidencia se da en Chiapas, donde hay ríos fundamentales, formadores de cultura, como el Suchiate, el Usumacinta y el Grijalva. Y la poesía de Quebec es de origen latino. Compartimos el legado de los griegos, entre otros pueblos”.

El egresado de Letras Hispánicas por la UNAM, y de Historia por la Universidad Veracruzana, piensa que “debemos impulsar estos puentes en las tareas que trabajamos, no sólo en arte y literatura, sino en todos los oficios en que estamos inmersos”.

Y evoca a los campesinos mexicanos que llegan a trabajar a Canadá o a Quebec y son bien recibidos. “Esas puertas abiertas son ejemplos que debemos seguir y no consignar a los centroamericanos que vienen a México. Espero que tengan un trato humano y que puedan circular libremente en nuestro país.

Chiapas siempre ha recibido a migrantes, a personas que llegan del exilio. En los años 40 y 50, muchos españoles vinieron a vivir a Tuxtla Gutiérrez, a San Cristóbal las Casas y a Comitán. Y contribuyeron mucho a la educación y a la cultura. Debemos estar con los brazos abiertos, como los canadienses. Nunca debemos cerrar las puertas abiertas”, señala.

 

Cambios brutales

 

El autor de Estado de sitio, con el que obtuvo el Premio Aguascalientes, habla de la evolución de su lenguaje en estos 60 años de labor lírica. “Cada etapa que he desarrollado en mi poesía tiene mucho de los periodos por los que he pasado en la vida personal y colectiva del país. Este desarrollo y este acompañar a tantos hallazgos sorprendentes de la tecnología y la ciencia actual también modifican la lírica.

Mi poesía ha cambiado de una manera brutal por los también brutales acontecimientos que están sucediendo en México, el narcotráfico, la violencia. Para reflejar esto se necesitan también cambios formales, técnicos y de ritmo”, agrega.

Sobre la definición de sensualidad y ternura que destaca el jurado, Oliva añade que “uno escribe y, como la poesía tiene muchas hélices, movimientos y circula por diversas partes, a cada lector le corresponde decir qué puede atrapar de los versos y estrofas de un poema”.

Evocando el título premiado Escucha del mundo..., Oliva asegura: “Oigo fundamentalmente las voces que vienen del México profundo, que aún no sé qué es, porque una voz profunda la podemos tener todos. Existen esas voces que reflejan la fuerza y la emoción de un país”.

Y adelanta que acaba de terminar su libro Lo blanco del ojo, que espera publicar en Aldus en 2020. “Lo tengo en reposo para pulirlo, que descanse y en unos días lo retomo y veo si hay que quitarle o agregarle algo. Este nuevo título intenta recoger muchas voces, no sólo del presente ni de México, sino también de otras culturas. No es un conjunto de versos, sino un desarrollo vertiginoso y circular de una serie de poemas que se van concatenando”.

Oliva espera que le entreguen el galardón en el Festival Internacional de Poesía, que se efectuará en la ciudad Trois-Riviéres en octubre. El premio ha sido concedido a los poetas mexicanos Alí Chumacero, Eduardo Lizalde, Elsa Cross, Juan Bañuelos, Coral Bracho, Francisco Hernández y María Baranda.

 

cva

 

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