Liliana Blum: Memoria de una Ráfaga Roja en la guerra
La novelista recuperó la historia de la neerlandesa Johanna Schaft, uno de los símbolos de la resistencia en contra del nazismo

En Ráfaga Roja, Liliana Blum (Durango, 1974) recupera la historia de Johanna Hannie Schaft, una joven neerlandesa que estudiaba leyes en la Universidad de Ámsterdam, poco conocida en México, aunque fue uno de los grandes símbolos de la resistencia en contra del nazismo.
Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Hannie –que en la novela es Annie– asumió la función de espía, mensajera y francotiradora, hasta ser capturada, en 1945, para luego ser torturada y ejecutada a los 24 años.
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Siempre que pensamos en la Segunda Guerra Mundial nos viene a la cabeza el campo de concentración de Auschwitz, el Holocausto y la participación de Alemania. Y cuando pensamos en Holanda siempre nos viene a la mente Ana Frank, quien estuvo encerrada hasta su muerte. Sin embargo, también está Hannie”, dice a Excélsior Liliana Blum, quien le dedica su más reciente libro, una ficción histórica que recrea los pasos de esta joven que luchó por sus ideales hasta el último respiro.

TÍTULO: Ráfaga Roja
AUTORA: Liliana Blum
EDITORIAL: Seix Barral/Planeta, México, 2025; 244 pp.
¿Cómo descubrió a Hannie Schaft? se le pregunta a Blum. “Yo tampoco tenía idea de la existencia de esta chica, pero mi editor me preguntó cómo me sentiría haciendo una novela histórica, para salir de mi zona de confort. Entonces, me presentó al personaje, me puse a investigar sobre ella y me pareció interesante, porque es una chica que, a diferencia de muchas mujeres de la época, tomó una parte activa y osada en un conflicto armado como ese… así que, a medida que iba investigando sobre el personaje, más me iba capturando”.
¿Por qué en la novela Hannie cuestiona su fe mientras es torturada y sostiene un diálogo imaginario con su hermana fallecida? “Por ahí se dice que cuando la vida va bien, nunca te acuerdas de Dios, porque das por hecho que así son las cosas. Sin embargo, en situaciones extremas, quizá, por instinto natural, recurrimos a eso.
“Debo decir que la escritura de la novela coincidió, en mi vida personal, conque yo estaba teniendo una especie de vuelta a la fe, tras 40 años de llamarme atea (al borde de la muerte de su padre). Así que me ponía en los zapatos de Hannie, en esos últimos momentos en que estaba sola en una prisión, sometida a torturas, a la soledad, a ser aislada y a estar a oscuras, lo cual te puede volver loco”, apunta.
¿Es verdad que Hannie consideraba que nadie puede ser ajeno a una guerra y que en la vida sólo es posible tomar una actitud pasiva o una activa? “Sí, encontré en los libros (tres biografías que consultó) que ella les decía a sus amigas que quería hacer algo más.
Recordemos que la postura de la gran mayoría de personas en Holanda fue que, si hacían lo que los nazis les exigían, no les ocurriría nada, como en la Primera Guerra. Así que mucha gente pensaba en no hacer enojar a los nazis, tal como sucede aquí y ahora con el tema del narcotráfico, que muchos creen que si no criticas… a lo mejor no te hacen nada. Sin embargo, ella sí quería tomar partido y, sobre todo, porque sus dos mejores amigas (Philline Polak y Sonja Frenk) eran judías, y a través de ellas se dio cuenta de lo que verdaderamente empezó a ocurrir a los judíos”, advierte.
EN UN CONFLICTO TODOS TENEMOS LA POSIBILIDAD DE TOMAR UNA POSICIÓN ACTIVA O TIBIA
¿Qué le dice Hannie del momento actual? “Que en un conflicto, el que sea, todos tenemos la posibilidad de tomar una posición activa o tibia, aunque la tibia, al final del día, es lo que permite que los malos queden impunes; y es que si no hubiera existido una resistencia holandesa, básicamente Holanda se habría conformado con decir: ‘Pásenle, señores nazis, aquí está su país’.
“Pero ella no eligió una postura de pasividad… aunque yo no digo que todos tomemos las armas, como lo hizo ella, pero sí creo que tenemos un espacio desde el cual podemos hacer algo y no quedarnos tibios”, asevera.
Por último, la también autora de El monstruo pentápodo y La maldición de Eva recuerda que este año se cumplen 80 años del asesinato de Hannie o Annie, “una chica joven y valiente que se involucró en la realidad de su país, quien dejó el ego y esa actitud esquiva para luchar por lo correcto, a pesar de que eso la llevó a donde terminó, muy joven, con generosidad y valentía. Es una mujer admirable e inolvidable”.
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*mcam
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