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Expresiones

José Pomar, el rescate de un disidente

El pianista e investigador Rodrigo Acevedo Traba emprendió la recopilación de la obra musical de un creador mexicano que “se salió del patrón”

Juan Carlos Talavera | 12-09-2019
Ilustración: Jesús Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO.

Aunque el compositor mexicano José Pomar (1880-1961) fue el músico modernista más importante de su tiempo y el primero en crear e irrumpir la escena musical con un nuevo lenguaje, mucho antes que Manuel M. Ponce y Julián Carrillo, su obra ha sido grabada muy poco y permanece lejos de las salas de concierto.

Esto llevó al pianista e investigador Rodrigo Acevedo a recuperar y grabar la obra de Pomar en dos discos que compilan toda la obra original para piano del compositor que quiso ser mecánico, se aficionó al ferromodelismo y se convirtió en amigo íntimo de Silvestre Revueltas y Manuel M. Ponce.

Se trata de La obra integral para piano de José Pomar, dividido en dos álbumes: Juventud y delirio y Éxtasis y consagración, bajo el sello discográfico Tempus Clásico, que recuperan las 18 obras originales para piano de Pomar. Los discos serán lanzados el 22 de noviembre, a las 19:30 horas, en la Sala Huehuecóyotl de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM; y el 27 de noviembre, 20:00 horas, en el Salón de Recepciones del Museo Nacional de Arte (Munal).

¿Cómo definiría ese estilo?, se le pregunta a Acevedo. “Es complicado, pues Pomar no encaja en lo que se hacía en su tiempo. Se sale del patrón. En sus inicios tuvo una formación completamente romántica y, aunque fue contemporáneo de Ponce, José Rolón y Julián Carrillo, desarrolló un lenguaje armónico más complejo, rico e interesante. Digamos que su lenguaje tiene una base romántica, pero con un desarrollo personal armónico, dotado de una lógica más cromática que diatónica”.

Porque él empezó a utilizar más recursos, más notas de la escala y eso enriqueció su lenguaje, en una época en la que nadie lo hacía en México. Empezó a hacer esta búsqueda años antes que el propio Carrillo o Ponce, que serán recordados por un lenguaje moderno. Pero Pomar se adelantó a todos ellos sin haber salido del país. Él nunca tuvo la oportunidad de ir a estudiar fuera”, añadió.

¿Cómo se divide su obra? “En el archivo del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM está todo lo que se conoce sobre Pomar. En éste hay piezas para música de cámara, una sonata para dos violines y piano —una dotación inusual— y algunos arreglos que hizo para el Sexteto Pomar, grupo suyo, integrado por dos violines, chelo, contrabajo, armonio y piano. También obra orquestal y vocal, que es muy importante, con piezas de temática poética y romántica, aunque lo más nutrido, y que hasta hoy no ha sido grabado, es la obra militante, dado que Pomar compuso e hizo arreglos para himnos y música con temática comunista”.

¿Cuándo tuvo su primer contacto con la música de Pomar? “Mi primer contacto fue en 2010 cuando ingresé al propedéutico con Carlos Montes de Oca en la FaM. Él conocía la música de Pomar y fue quien me introdujo a su música. Me gustó mucho y empecé a abordar más piezas con el paso del tiempo hasta que llegó el momento en Mónaco entre 2014 y 2016. Decidí que quería hacer esta recuperación, aunque la investigación en forma la comencé en 2016”.

¿Qué podría contar sobre la vida de José Pomar? “Hay un escrito autobiográfico en donde él afirma que era autodidacta. No creo que se refiera en cuanto a aprender música, sino a las ideas vanguardistas que después tuvo, ya que él empezó a desarrollar un lenguaje personal con un tinte modernista, que sonaba a siglo XX”.

DEJÓ LA MECÁNICA

Acevedo comenta que lo discos contaron con el apoyo del Fonca, mientras que la producción estuvo a cargo del también pianista Alberto Cruzprieto y del ingeniero de sonido Xavier Villalpando.

En el primero, incluyó obras creadas entre 1898 y 1911, como El juglar, Dos danzas, La quimera, Serenata, Cuatro hojas de álbum en tiempo de vals, Cuatro mazurkas, Tres preludios, Oblación. Fiel a una memoria, Tres Interludios ‘Al arrimo de su cariño’, Pieza en mi mayor y Pieza en sol bemol mayor. Più tosto lento.

Y el segundo abarca de 1912 a 1934, con El exconvento de San Francisco en Pachuca, Sonata para piano en fa sostenido menor, a María C. Arias Villegas, Bosquejos de escenas infantiles, suite para piano, Balada de Nochebuena, Oblación a los compositores populares y Sonatina para piano.

Para esta investigación, dice Acevedo, tuvo el apoyo del archivo de músicos disidentes del IIE, coordinado por Julio Estrada, donde yace el Fondo José Pomar, donado  por Elena y Julio, nietos del compositor mexicano.

Un detalle importante en la vida de Pomar es que fue íntimo de Ponce, apunta el investigador. “Y me sucedió que, al revisar catálogos de ambos, encontré similitudes en las fechas que fueron creadas algunas de sus obras capitales. Por ejemplo, con sus conciertos para piano o en algunas baladas. Digamos que hay una similitud entre ambos compositores de la que no se ha hablado y que aún permanece poco explorada”.

Otro detalle importante es que cuando Pomar era muy joven, quería ser mecánico, explica Acevedo. “pero por causas de fuerza mayor tuvo que dejar esa idea y empezó a dedicarse a la música. Su mamá tocaba el piano y su papá era copista y tocaba la guitarra, así que su casa era un lugar donde se cultivaba la música. Sin embargo, en aquel momento estaba en boga la melodía italiana, pero él se inclinó más por la música francesa, alemana y rusa. Seguramente eso formó su visión personal y su lenguaje musical”, comenta.

Además, considero que su pasión por la mecánica fue muy importante en su visión como compositor, añade, “y por eso más tarde se aficionó al ferromodelismo. Incluso se sabe que en su casa tenía maquetas de trenes, al punto que 15 años antes de morir dejó de componer y se dedicó de lleno al ferromodelismo”, concluye.

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