Jorge Marín, un arte para inquietar

El escultor mexicano inaugurará una balsa monumental en Tapachula, y la exposición Diacronías

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Con una obra monumental que develará en Tapachula, –una balsa con cuatro personas a bordo–, el escultor mexicano quiere provocar una reflexión sobre la migración y su impacto en los niños.

CIUDAD DE MÉXICO.

“Todo el tiempo mis esculturas han sido una inquietud, una búsqueda de respuestas”, admite el escultor y pintor mexicano Jorge Marín (1963). “El arte es un concepto de reflexión, no es algo muerto”.

En entrevista con Excélsior, desde una comunidad rural de Yucatán, el creador rechaza ese mito que existe de que el artista responde las dudas de la Humanidad.

“Eso no es cierto. El arte es una de esas expresiones terapéuticas para ponernos a pensar en preguntas y sus respuestas, más que en respuestas concretas. Mucha gente me pregunta qué quiero decir con mis obras. Si les contara todo lo que quiero decir y lo que me gustaría que me respondieran. Hay temas que nos inquietan mucho y nos pasamos la vida buscando una respuesta”, afirma.

La migración y la libertad son algunos de los temas que preocupan a este artista con más de 30 años de trayectoria, los cuales inspiran los dos proyectos con los que cierra fuerte el año: la obra monumental El ruido generado por el choque de los cuerpos, que instalará en Tapachula, Chiapas; y la exposición Diacronías, que reúne siete de sus bronces más representativos, en el parque La Mexicana de Santa Fe.

El considerado uno de los mayores exponentes del arte contemporáneo figurativo en México explica que, para él, “el arte es el desfogue de una necesidad, un desfogue compartido con otras personas que lo pueden ver”.

Detalla que la escultura de Tapachula, que se develará el próximo 17 de noviembre, está motivada por la pregunta ¿de dónde viene tu familia? y constituye su aportación a los festejos por el 75 aniversario de la Unicef, de la que es embajador de buena voluntad desde hace año y medio.

“Es un gran compromiso moral para mí, pues conozco la responsabilidad social que tiene la Unicef y la esperanza tan grande que representa para muchas personas necesitadas”, indica.

Quien ha participado en más de 300 exposiciones colectivas e individuales agrega que El ruido generado por el choque de los cuerpos es una balsa de bronce que conduce a varios tripulantes hacia un nuevo destino. La obra se exhibió en el Palacio de Bellas Artes en 2016 con tres viajeros y ahora le incorpora a un cuarto, un niño.

“La hice particularmente para causar inquietud. El arte es para preguntar, para motivar ese impulso. Tapachula es un espacio protagónico de la migración. Quise llevar a la mesa este tema, para que los espectadores se vayan a su casa con una preocupación. Quiero que todos estemos inquietos por esto, pues debemos tener una postura y un compromiso. Es algo que no puede solucionar un solo país, institución o persona, estamos involucrados todos”, añade.

Dice que incorporó la figura del niño porque “sentía que la pieza no estaba completa, pues los infantes son los más vulnerados en este fenómeno. La presencia de niños aumentará, porque es la consecuencia de la estructura social, política y económica de las regiones. Indica que algo no está funcionando. Es el momento de revisar esto”, considera.

Respecto a la muestra Diacronías, que se abre el 25 de noviembre en La Mexicana, Marín señala que “es una revisión de los temas de trabajo que he tocado. Es un compendio importante, porque cuenta mi historia”.

Añade que la muestra analiza la continuidad cronológica del ser humano en las distintas épocas de la humanidad, con los valores atemporales que atañen a hombres y mujeres, que son dueños de sus destinos y capaces de transformarlos.

Los siete bronces regresan a la Ciudad de México, tras haberse presentado durante 11 años en más de 90 ciudades del mundo, en cuatro continentes. “Han estado muy solicitados. Reciben muy bien mi obra en el espacio público. Ha sido un gran aliciente descubrir que ahí es donde hay una gran posibilidad de llevar un mensaje; más que en los museos, las galerías o ferias de arte. En el espacio público transitan las grandes masas. Ahí es donde quiero estar”.

Mientras tanto, Marín busca nuevos territorios qué explorar, como el video. “Ya no me es suficiente el bronce y la tercera dimensión, la luz y la sombra para construir, sino que busco nuevos caminos”, concluye.