Germán Venegas exhibe Tierra I Agua, novedosa mirada a las raíces

Escultura de Germán Venegas

CIUDAD DE MÉXICO.

“Siempre he tenido la ambición de ser un buen pintor; de hecho, gran parte de mi educación en la escuela fue encaminada más hacia la pintura. Pero, después me di cuenta que tenía que darle su lugar a la escultura”, comenta el artista visual Germán Venegas (1959), quien se define como pintor-escultor.

Ahora exhibe obra reciente de ambas disciplinas en la exposición Tierra I Agua, que reúne 26 piezas inspiradas en el arte prehispánico y el Templo Mayor, que acaba de inaugurar en la Celda Contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana, donde permanecerá hasta el 7 de enero.

Las pinturas y esculturas, que comenzó a trabajar en el 2009, constituyen dos series: una sobre Coatlicue (diosa de la fertilidad) y otra sobre Tláloc (dios del agua), en la que se evocan los atributos de ambas deidades aztecas. Se incluyen además diversos relieves policromados.

El también grabador explica que, durante su trayectoria, se ha encontrado con varias fuentes de inspiración, desde el arte clásico, con maestros como Velázquez, Ingres y Tiziano, y el Grupo Cobra, hasta el arte popular y el prehispánico; y, posteriormente, el arte africano y el oriental.

Destaca que, entre sus exploraciones, también llegó al budismo. “Esta disciplina tiene muchas escuelas y unas tienden a ser más ortodoxas. Lo que he practicado es mucho más libre y, en ese sentido, nunca se ve como una religión, más bien se le considera una práctica, porque lo que hacemos es sentarnos

a meditar”.

El artista identificado como parte del movimiento neomexicanista explica que, curiosamente, el budismo embonó perfectamente con sus dudas. “Era más una herramienta, como lo fue la técnica pictórica de los clásicos, que me ha dado mucho durante estos años de producción; y, de repente, me encuentro con el zen, es una práctica que me ha ayudado a desatorar cosas, nudos mentales y me ha hecho seguir adelante”.

Venegas admite que el dibujo es otra de sus pasiones. “Siempre estoy dibujando, no sólo como ejercicio, sino como producción de un proyecto personal. Trabajo con modelos durante horas, dibujo y dibujo. Y eso me da la libertad y, cuando empiezo a trabajar con el material, puedo ir directamente; es como si en lugar de trazar con el pincel, dibujara con la motosierra, entonces todo es improvisación”.

Inaugurada el jueves pasado, Tierra I Agua evoca la grandeza del arte prehispánico, en especial el mexica, y resume la nueva mirada de Venegas hacia las raíces mexicanas.

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