Ensayo Escénico: Paradigma de un artefacto disruptivo

Un juguete humanizado aparece casi a inicios del siglo XX y ofrece revolucionarlo todo. Es disruptivo, fascinante, perturbador y promete mejorar la calidad de vida de quienes lo poseen, así como brindar apoyo profesional, logístico, emocional y sexual.

Ésa es una de las ideas centrales que explora El mar es un pixel, obra del dramaturgo y director escénico David Gaitán, que será estrenada el próximo jueves, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, del Centro Cultural Universitario, en el marco del Festival Cultura UNAM.

En esta obra, planteamos que alguien (la actriz Michelle Betancourt) toca tu puerta y te ofrece cambiarlo todo como apoyo emocional, hombro que te escucha y compañía sexual; por ahí hemos pensado ese tema del juguete que pretendemos que sea el equivalente a la tecnología en su versión más fascinante y disruptiva”, detalla a Excélsior David Gaitán.

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Y agrega: “Digamos que los dos temas que atraviesan la puesta en escena y las tesis en general del proyecto son, por un lado, hablar de la tecnología y de lo que nos sucede (como sociedad) a partir de un gesto tecnológico paradigmático, como en su momento ocurrió con el fuego, la televisión, el teléfono, el internet, las redes sociales y ahora la inteligencia artificial”.

Y, por otro lado, el tema del honor y el riesgo de que éste sea manchado, con lo que el dramaturgo reflexiona sobre la fragilidad del prestigio, la manipulación y la fascinación por los dispositivos que median la vida social.

LA CONTAMINACIÓN FASCINANTE Y PERVERSA ENTRE EL MUNDO ÍNTIMO Y EL PÚBLICO

El mar es un pixel sitúa a los personajes en un pueblo chico que evoca un tiempo indefinido entre finales del siglo XIX e inicios del XX, donde cinco personajes (Hernán del Riego, Daniela Arroio, Verónica Bravo, Michelle Betancourt y Emmanuel Lapin) “plantean un abanico de reacciones, que van de la fascinación ante la tecnología y la posibilidad de compartir un pensamiento privado, hasta las consecuencias trágicas en las que esto puede derivar”.

Gaitán explica que en este ensayo escénico también aparece una de sus obsesiones, a partir de “la contaminación fascinante y perversa entre el mundo íntimo y el público. Ésa es una de mis fascinaciones que, sin duda, en esta obra es uno de los temas que se visita más decididamente”.

Por último, el también actor y guionista, habla de cómo observa el siglo XXI a partir de esta obra. “La respuesta que puedo darte va supeditada a mi momento de vida y a mi punto de vista personalísimo, que tiene que ver con mi edad y mi relación con la idea de juventud, de adultez.

Por ejemplo, con la inteligencia artificial, que quizás hoy es la conversación más intensa, donde hay sectores que están fascinados, sacándole jugo cada segundo, mientras que otros, quizá mis pares y yo mismo, tienen la sensación de una amenaza que amerita regulación, contención y que sentimos que es un poco más el diablo que la expresión de Dios, metáforas que justamente son de la obra y con las que jugamos”.

Hay una parte de mí que dice: ‘Esto está mal’, va a desplazar a mucha gente y va a generar un ostracismo que tendrá consecuencias sociales y emocionales… Pero otra parte me dice que, probablemente, la IA será la llave para destrabar esas cosas que están llevando a la humanidad al desastre”, concluye.

Gaitán ha escrito más de 50 obras y ha dirigido textos propios en escenarios de Holanda, Alemania, España y Uruguay.

FUNCIONES

El mar es un pixel tendrá temporada del 9 de octubre al 30 de noviembre, en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón. Jueves y viernes a las 20:00 horas; sábados a las 19:00 horas, y domingos a las 18:00 horas.

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*mcam