El cisne negro: una propuesta arriesgada
Es la mejor propuesta posible para acercar a la gente a la danza.

Al anochecer, en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, cisnes negros y blancos bailan con brío. Se trata de El cisne negro, versión libre de Rodrigo González (Ciudad de México, 1978), que 800 personas aplauden a rabiar. Y así fue durante las 24 funciones que dio a lleno total La Infinita Compañía, dirigida por él y Raúl Tamez.
Conocedor avezado de El lago de los cisnes, que se representaba en la isleta mayor del Lago de Chapultepec, González bailó ahí todo tipo de personajes como integrante de la compañía de Nieves Paniagua, parte del ensamble del montaje.
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Suspendido –o cancelado– debido a una ridícula polémica hacia adentro de la Compañía Nacional de Danza del INBA, que los directivos de la institución del anterior sexenio fueron incapaces de solucionar, El lago de los cisnes ha quedado en el olvido, un error garrafal si se habla que miles de personas asistían por temporada y se formaba más público que las pretenciosas clases masivas de danza, que son lo de hoy.

Es por ello que El cisne negro viene a ser la mejor propuesta posible para acercar a la gente ahora a la danza contemporánea. Sin dudarlo, González se evidencia como un artista que, animado por 20 años de carrera creando y bailando, se pone bajo la luz del reflector con una puesta en escena de gran formato, en la que se destacaron Paulina del Carmen y Erick Rodríguez, entre otros.
Para su obra, el coreógrafo decidió modificar desde el argumento y hasta la secuencia musical de los cuatros actos originales de Marius Petipa, con música de Piotr Tchaikovsky. En su arriesgada propuesta, Odette es una cumpleañera obligada a seleccionar consorte; y el hechicero Von Rothbart es el responsable de sus desventuras.
Con bailarines de alto nivel, de forma precisa se atisban los claroscuros del alma de sus personajes, un espejo de agua donde los cisnes negros giran y levantan ráfagas de agua que, con la luz, dan un efecto singular y prístino; el castillo como marco, el resultado es un atrevimiento independiente impecable y exitoso. Se destaca el esfuerzo y el ánimo logrado. Rodrigo González, artista independiente, que suele mantener un perfil bajo, va por todo.
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*mcam
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