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Expresiones

Editoriales regias emergentes; devoción por el libro

Vaso Roto, An.Alfa.Beta y Atrasalante son una muestra de la capacidad creativa y de riesgo de los editores en Monterrey, ciudad que ha sido tierra fértil para el surgimiento y la consolidación de sellos singulares

Virginia Bautista / Enviada | 03-11-2019

MONTERREY.

Vaso Roto apuesta, sobre todo, por la poesía y la traducción desde hace 16 años; An.Alfa.Beta publica literatura contemporánea de autores de la región, entre otros géneros, desde 2011, y Atrasalante confecciona títulos de narrativa, poesía y crónica histórica desde hace un lustro. La capital regiomontana ha sido un campo fértil para las editoriales “emergentes”.

Así prefiere llamar a los sellos pequeños el editor Iván Trejo, director de Atrasalante. “Creo que lo de ‘editoriales independientes’ tiene un tufillo de superioridad moral. En realidad todos peleamos por la beca, por la coedición con universidades, y sigue siendo dinero público. Entonces, somos independientes en la forma de elegir el catálogo, pero es más certero definirnos como emergentes”, comenta a Excélsior.

Este año, los sellos regios fueron más visibles en la 29 Feria Internacional del Libro Monterrey, entre la oferta de unas 650 casas, debido a que los organizadores decidieron, por la importancia que han adquirido, reunirlos en una sola área.

Decidimos conjuntar a las editoriales de Monterrey y crear un Pabellón con estas iniciativas privadas, las instituciones públicas del estado y los agentes culturales. Creo que el público apreció más sus producciones, la forma en que trabajan y los temas que les interesa abordar, que son cercanos, es decir, norestenses”, explica el director de la feria Enrique Tamés, decano de la Escuela de Humanidades y Educación del Tecnológico de Monterrey.

Jeannette L. Clariond, editora fundadora de la editorial Vaso Roto que, pese a su corta vida, es muy reconocida en Hispanoamérica; Carlos Benjamín Gómez, socio de An.Alfa.Beta, y Trejo coinciden, entrevistados por separado, en que el apoyo de las ferias del libro regias ha sido fundamental para la consolidación de los sellos que dirigen. “Es importante que nos permitan ofrecer nuestro trabajo a un público más diversificado”, agrega el último.

Los tres editores detallan cómo han conformado su catálogo, el porqué de su apuesta y cómo han consolidado estos tres sellos, que son un botón de muestra de la actividad editorial en la entidad norteña.

 

VOCES EN OTRAS LENGUAS

La poeta y traductora Jeannette L. Clariond detalla que la editorial Vaso Roto ha publicado un total de 300 títulos, entre los que destacan 150 de poesía en las series Insigne y Esenciales; y el resto de narrativa: ensayo (Fisuras y Cardinales), cuentos o novela (Umbrales) y arte.

Tratamos de mantener un fondo de autores. Por ejemplo, tenemos la poesía completa de la estadunidense Elizabeth Bishop, por primera vez publicada en español. Y está en imprenta su correspondencia con Robert Lowell”, indica la editora.

Quien durante seis años fue alumna en la Universidad de Yale del crítico literario estadunidense Harold Bloom, de quien publicará cinco títulos inéditos en español, dice que apostó por la traducción porque realmente cree en ella.

México necesita saber qué está pasando en otros países. La economía se globaliza, pero la literatura se universaliza. Y nuestra misión es dar a conocer voces en otras lenguas. Ya existen casas que publican a los autores de México. La nuestra es encontrar poetas en otras lenguas y formar lectores”, afirma.

Sobre la dificultad de financiamiento, la autora de Desierta memoria señala que los pequeños editores no trabajan para obtener ganancias ni utilidades.

Estamos aportando nuestro grano de arena, porque creemos devotamente en el libro y tenemos fe en que los jóvenes sí están leyendo”, confiesa.

Quien ha editado libros de los Nobel de Literatura Seamus Heaney y Octavio Paz asegura que posee “un catálogo muy bien curado y serio, pero cuesta ser serios.

Hay que ser pacientes y generosos con el saber. No me canso porque creo en lo que hago. No tengo dudas”, dice.

 

SELLO AUTOGESTIVO

Con 12 títulos de poesía, narrativa, ensayo y crónica histórica en su haber, editorial An.Alfa.Beta cree que la literatura, sin ser el único tema que publica, “siempre surge de una inconformidad y recoge las reflexiones críticas en aras de una sociedad más justa. Buscamos formar un lector que cuestione”, dice Carlos Benjamín Gómez.

Los tres integrantes del sello que comenzó hace 12 años publicando la revista homónima, decidieron en 2011 concentrarse sólo en los libros, pero encargándose de todo el proceso de producción; eso es ahora parte de su identidad.

Tenemos un taller donde imprimimos las portadas en serigrafía y encuadernamos, pero también hacemos el trabajo de dictamen y corrección. No concebimos al editor como alguien que sólo trabaja detrás de un escritorio, sino como un lector y un artesano”, narra.

Gómez, Alejandro Vázquez y Omar López, los socios del sello, se plantearon la idea de una editorial autogestiva, en la que el capital y la inversión fuera el trabajo. “Sí nos afectan los vaivenes de la economía cultural, pero no tanto. Las ventas representan nuestro principal ingreso”.

Los títulos más recientes que han lanzado en sus dos series, Alfa (narrativa y poesía) y la Beta (no ficción, ensayo e historia) son Corazones negros de Atenea Cruz, Días de nadie de Hugo Valdés y Las trampas del jardín de Mario Anteo. Y preparan otros “fuera de su zona de confort”.

 

 

PALABRA E IMAGEN

Atrasalante, la editorial que adoptó este nombre como un homenaje al poeta argentino Juan Gelman (1930-2014), autor del poemario De atrásalante en su porfía (2009), cuenta con 32 títulos de narrativa, entre cuento y noveleta, poesía y crónica histórica.

No hay una línea temática. Hemos intentado ofrecer libros estéticamente bellos, con buenos materiales, contenido identificable y de gran altura. Hemos puesto en las portadas ilustraciones originales de artistas plásticos, para darle una identidad a cada libro, pues cada uno tiene un ritmo y su timing”, aclara Iván Trejo.

Ratifica que la apuesta “seguirá siendo por las grandes minorías, la poesía y el cuento; es necesario equilibrar la oferta en este sentido”.

Confiesa que este año ha sido terrible. “Ha sido de los peores de la editorial. Ha habido menos forma de subsistir con la desaparición de la Dirección General de Publicaciones (que pertenecía a la Secretaría de Cultura federal) y la convocatoria que hacía la Dirección General de Bibliotecas. Eso ha recortado las coediciones”.

El editor espera que la situación mejore para 2020. Mientras tanto, en breve publicará la antología en tres tomos Cien años de cuento mexicano escrito por mujeres, compilado por la investigadora de la UNAM Liliana Pedroza, que reúne relatos de autoras nacidas entre 1910 y 2016.

Son casi mil 200 páginas en total. Es una obra muy necesaria para visibilizar a quienes se quedaron rezagadas en revistas y periódicos de la época”, concluye.

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