El Cine Lindavista: el castillo de los sueños que marcó la infancia de muchas familias

Lo que un día fue el lugar más cercano a un castillo de Disney, hoy vive solo en la memoria de quienes tuvieron la suerte de conocerlo. El Cine Lindavista, en la CDMX, fue durante décadas un espacio que parecía sacado de un cuento: un refugio de magia y fantasía donde muchas familias vivieron momentos inolvidables.

Para muchos abuelos, y tal vez los papás de hoy, visitar este cine era toda una aventura. Aunque hoy solo queda el recuerdo, su historia merece ser contada.

¿Qué fue el Cine Lindavista?

Desde su apertura, el Cine Lindavista tuvo un aire mágico. Fue inaugurado un 25 de diciembre de 1942, justo en Navidad, lo que hizo aún más especial su nacimiento.

Ubicado en la esquina de Insurgentes Norte y Montevideo, en la alcaldía Gustavo A. Madero, este cine se convirtió en un punto de encuentro familiar y en uno de los recintos más emblemáticos del norte de la capital.

El encanto del Cine Lindavista: un castillo para soñar

El edificio fue diseñado por el arquitecto Charles S. Lee, reconocido por crear cines con arquitectura inspiradora. Quienes lo conocieron recuerdan su torre cilíndrica, que en los años setenta fue remodelada para darle una apariencia de castillo de Disney, al transformarse en un cine infantil.

En su interior, los muros estaban decorados con dibujos de personajes de Disney. Para los niños, entrar allí era como adentrarse en una película: luces, colores, risas y las historias que hacían volar la imaginación. Ver una función era toda una experiencia, no solo por la pantalla, sino por el encanto del lugar.

El adiós a una era: ¿por qué cerró el Cine Lindavista?

Como muchos cines de su época, el Lindavista enfrentó tiempos difíciles y en 1997 cerró sus puertas, cuando la asistencia del público disminuyó y los costos aumentaron.

A su declive también contribuyó la llegada de la videocasetera en los años ochenta, que permitió disfrutar películas en casa, cambiando por completo la manera de ver cine en familia.

Así, poco a poco, el castillo que había albergado tantas sonrisas se fue apagando, dejando solo el eco de las risas y los sueños.

De cine encantado a santuario: una nueva vida para el Lindavista

Tras su cierre, el emblemático edificio se convirtió en el Santuario Nacional de San Juan Diego, debido a su cercanía con la Basílica de Guadalupe.

Sin embargo, este sitio, que en su momento pasó a ser espiritual, ya no se encuentra en funcionamiento y solo se observa la estructura del recinto en estado de abandono. 

Dato curioso: cuando las palomitas estaban prohibidas 

¿Sabías que las palomitas alguna vez fueron prohibidas en los cines?

Hasta la década de 1930, los cines consideraban inapropiado venderlas por el ruido que hacían. Sin embargo, durante una crisis económica, comenzaron a venderse porque eran baratas y populares. Con la llegada del cine sonoro, el sonido del maíz reventando dejó de ser un problema… y el resto es historia.

Aunque el Cine Lindavista ya no existe como tal, su esencia perdura en la memoria de quienes lo conocieron. Fue un símbolo de historia, sueños, risas y momentos compartidos, un pedacito de infancia que aún habita en el corazón de muchas familias mexicanas.