Andrea Wulf analiza la comprensión moderna de la libertad

¿Cuándo empezamos a exigir el derecho a decidir sobre nuestras vidas? ¿En qué momento nos volvimos tan egocéntricos? ¿Cuándo nos preguntamos por primera vez cómo podemos ser libres? ¿Qué hay detrás de la invención del Yo?

Todo comenzó en una tranquila ciudad universitaria de Alemania, Jena, en la década de 1790, cuando un grupo de dramaturgos, poetas y escritores pusieron el Yo en el centro del escenario de su pensamiento, su escritura y sus vidas.

Este brillante círculo incluía a los famosos poetas Goethe, Schiller y Novalis. A los visionarios filósofos Fichte, Schelling y Hegel. A los polémicos hermanos Schlegel y, en un momento, a Alexander von Humboldt.

Esta es la historia que narra la ensayista británico-germana Andrea Wulf (1967) en su libro Magníficos rebeldes (Taurus) que, tras cinco años de investigación y de lectura de las cartas personales de estos pensadores, hurga en las ideas que dieron lugar al Romanticismo y a la comprensión moderna de la libertad.

Las reflexiones de los integrantes del Círculo de Jena, los primeros románticos, sobre la naturaleza, la identidad y la libertad, marcan la vida moderna. Pero el concepto de romanticismo se ha tergiversado, no es lo que ellos proponían: la imaginación como complemento de la razón, y poner al centro el arte y la poesía”, comenta en entrevista la historiadora que participó en la octava edición del Hay Festival Querétaro, que termina hoy.

Actualmente, se cree que el Romanticismo tiene que ver con declaraciones pasionales de amor, con poemas a la luna, pero, en realidad, era un pensamiento muy radical, algo más complejo. Y, en el centro de todo estaba la imaginación y la poesía. Buscaban cómo trascender los límites del pensamiento. El Romanticismo como lo entendemos ahora es muy diferente”, afirma.

Quien estudió en la Universidad de Lüneburg, y luego Historia del Diseño en la The Royal College of Art de Londres, confiesa que para ella fue una sorpresa descubrir que esas mentes brillantes pudieron coincidir en el pequeño pueblo de Jena.

Una universidad que atraía a las mentes más liberales en ese momento. En el entorno había escándalos, sexo, peleas. Pero tenían claro que estaban buscando algo. Y, al final, pudieron convivir en esa búsqueda por el conocimiento”, detalla.

Eran ideas radicales en torno al poder creativo del Yo, así como las más altas aspiraciones del arte y la ciencia, la unidad de la naturaleza y el verdadero significado de la libertad. Así fue como estos jóvenes románticos incitaron una revolución mental que transformó nuestro mundo para siempre”, explica.

La autora de La invención de la naturaleza (2015), ensayo sobre Humboldt que se convirtió en un best-seller, destaca que el corazón de este grupo era una mujer, la escritora y traductora Caroline Schlegel, cuya contribución es aún poco conocida.

TE RECOMENDAMOS: Rescatan archivo de Néstor A. Braunstein; destacan libros, fotografías y expedientes

Dice que la propuesta principal de los integrantes del círculo fue la conexión de la imaginación con toda la acción humana.

La filosofía no lo consideraba así, ni los científicos, se iban sobre el método y la información. La imaginación debe ser el puente entre la ciencia y el arte”, refiere.

También colocaron a la poesía y al arte en el centro. La importancia es crear y producir, puede ser a través de la poesía, la música, la literatura y el arte. Esa es la respuesta”, indica.

Destaca que el reto es revalorar el legado de los primeros románticos en la sociedad actual, considerada la gran época del Yo, aumentada por la lente de las redes sociales.

Liberarnos del Yo egoísta es una de las razones por las que escribí el libro”, relata Wulf. “En una sociedad despótica como la nuestra hay que entender que la liberación de uno mismo tiene que ver con los demás, con la obligación moral que tenemos hacia los otros. Debemos tener libertad para actuar con verdad y que se pondere esto sobre el pensamiento

cva