Literatura yihadista: poesía con corazón ardiente

El fundamentalismo también ve un arma en los versos, considera una académica británica

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MADRID, 28 de enero.—Los versos son un arma en el arsenal yihadista. Obras sencillas y cargadas de promesas, alabanzas y acusaciones componen una poesía propagandística con la que el terrorismo yihadista trata de crear héroes, consolidar ideas y difundir su amenaza.

La importancia de los versos como arma está, de acuerdo con las conclusiones de Elisabeth Kendall, investigadora de la Universidad de Oxford, en que tienen la posibilidad de “mover emocionalmente”.

Además, en el mundo árabe la poesía cuenta con un “aura de tradición, autenticidad y legitimidad” en ciertos entornos, especialmente en los más humildes, que la convierten en “un arma perfecta”, asegura Kendall.

Como prueba de ello, la investigadora recoge en su trabajo: Las palabras del poeta son fuente de nuestro poder, algo que escribió uno de los líderes espirituales de Al Qaeda, Ibrahim Rubaish, durante su internamiento en Guantánamo.

Este verso es parte de los reunidos en Poemas desde Guantánamo. En ellos, el propio Rubaish pregunta al mar si no entiende que “estábamos en la oscuridad”, si “conocía nuestros pecados”, si no le “escandalizan sus cadenas” y le recuerda lo que ganó estando de su lado: “barcos de poesía”, “llamas enterradas en corazones ardiendo”.

Los versos de Rubaish son un ejemplo de cómo se concibe la realidad desde la pluma yihadista: un Occidente “oscuro y opresor” frente a unos guerreros yihadistas —Rubaish los transmuta en marineros— de “corazón ardiente”.

Sin embargo, estos poemas propagandísticos suelen ser de autoría anónima, especialmente los que se divulgan en foros o los que son transmitidos de forma oral. Algo que no es obstáculo para que algunos de los nombres propios del terrorismo yihadista hayan legado sus escritos y se hayan transformado en objeto casi de veneración en los foros afines.

El propio Osama Bin Laden, fundador de Al Qaeda, es un ejemplo de ello. De acuerdo con la investigadora de la Universidad de Oxford, llegó a amenizar a los asistentes a la boda de su hijo con su conocida oda al atentado suicida perpetrado en la embarcación estadunidense USS Cole, que ocasionó más de un decena de fallecidos.

Su sucesor frente a la organización terrorista, Ayman al Zawahiri, también demostró cómo valora estos versos propagandísticos al emitir videos donde sólo recita poemas.

Así sucedió cuando en 2006, siendo aún el número dos de la organización, homenajeó en un “estremecedor y apasionado poema” a los “héroes” de Afganistán y otros frente yihadistas por los que “llora el tiempo”, según diversos foros afines.

Los versos no son algo exclusivo de Al Qaeda. Thomas Joscelyn, investigador de la Fundación para la Defensa de la Democracia, señala a quien fuera el preso número 561 de Guantánamo, Abdul Dost, apodado El Poeta por Joscelyn, como un reclutador del Estado Islámico. Este recluso fue otra de las plumas notorias de Poemas desde Guantánamo.

Objetivos de los versos

De acuerdo con diversos expertos, los objetivos de estos versos se podrían delimitar en tres grupos: documentar su visión de los hechos, engrandecer su lucha, generando así un sentimiendo de unidad, y atraer a los potenciales luchadores.

Bin Laden documentó, a su manera, el atentado contra el USS Cole con una oda. Sin embargo, la búsqueda en la caótica hemeroteca que es la web revela versos donde un yihadista supuestamente narra sus sentimientos antes de perpetrar un atentado suicida o el mensaje de un hijo a su madre avisándola de que dará su vida por Alá.

“Estoy en medio de ellos, exacerbando su tortura. No sabrán nada de mí, será ir y venir, hasta que la destrucción se cierna sobre sus espacios públicos”, dice un fragmento recogido por Kendall donde se muestran las sensaciones previas a ejecutar un atentado.

“Su lengua la insultó demasiado”, dice otro de estos poemas, esta vez publicado en una revista yihadista, donde supuestamente un joven se despide de su madre, “insultada” por Occidente. En él narra que marchó de casa por hacer feliz al profeta, critica a quienes venden fe por placer y asegura que en esta guerra “el polvo nunca amainará”, a modo de despedida.

Por otro lado, los poemas reflejan “héroes”, lo hacen engrandeciendo la lucha y hablando de las “delicias” que disfrutan quienes den su vida por la causa.

“Su sangre olía bien, era como un perfume carmesí”, así alababa uno de estos versos el “sacrificio” del lobo solitario Mohammed Merah, quien asesinó a siete personas en Francia en marzo de 2012.

“A todas luces parece que Abdul Ghaffar ha conseguido su objetivo (...) alcanzar los escalones más altos del Paraíso y obtener la complacencia del Señor de los Mundos”, escribieron miembros de la Deutsche Taliban Mujahideen para culminar las memorias de otro de estos “héroes”, el alemán yihadista Eric Breininger.

En estas memorias, que traduce, recoge y analiza Miguel Ángel Cano, investigador de la Universidad de Granada, se muestra el celo del yihadismo por tratar de controlar lo que se dice de ellos y muestran sus deseos de engrandecer su lucha, de llamar a ella.

“Qué Alá nos conceda también a nosotros ese inmenso favor y nos permita seguir a nuestros hermanos, para así, a lomos de pequeños pájaros verdes, poder volar alrededor del trono del Misericordioso”, concluyen los editores yihadistas de estas memorias.

No faltan versos donde se habla de héroes caídos que hoy gozan de la pureza de las “vírgenes resplandecientes” o que verán “las batallas y el sufrimiento desde los ojos de los pájaros verdes que acogen sus almas”.

El engrandecer, el narrar y el documentar estos detalles busca crear admiración, atracción y, en cierto modo, culpabilidad.

Así lo muestra otra de estas composiciones, que consta sólo de cinco versos, donde se pregunta al lector : “¿Dónde estáis, hombres viriles, veneno de la guerra? ¿Dónde estáis mientras la comunidad arde en llamas?” O “¿Dónde estáis mientras saquean Jerusalén una y otra vez?”

La alusión a Jersusalén deja entrever el antisemitismo del yihadista. La venganza contra los judíos o el ataque a los “perros” o “cerdos” de Occidente son algo frecuente en estas obras.

“Sin la bandera de nuestro Dios tenemos el corte de cuellos en baja estima”, escribía un yihadista de Mauritania, traducido por el profesor Aymenn Jawad Al-Tamimi del think thank Middle East Forum. En estos versos mostraba el desprecio al politeísmo o a aquel que no reconociera al “único Dios”, a la bandera monoteísta.

La insistencia continuada en el otro, en el enemigo, es un recurso “estratégico que va a acompañar durante un largo periodo la construcción de la nación”, indican las investigaciones del teniente coronel Michel Smith Bianchi.

Así, las armas culturales como los versos propagandísticos toman gran relevancia en estos tiempos en los que organizaciones yihadistas como el Estado Islámico dejaron claro que su objetivo final es “restaurar el califato”, crear una nación.

Con todos estos componentes, la poesía yihadista constituye un arma cultural, como diría Smith, y, que de acuerdo con Kendall, es “ignorada por los analistas”. “Un arma que está almacenada sólo en un arsenal: el de los yihadistas”, concluye la investigadora.

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