Luka Doncic logra un hito que no se veía en los Lakers desde 1981

Luka Doncic continúa escribiendo capítulos de impacto inmediato en su primer año completo con los Lakers de LosÁngeles. El jueves por la noche, de visita en el Delta Center de Salt Lake City, el base esloveno ofreció un recital en la victoria ante el Jazz de Utah al registrar 45 puntos, 11 rebotes y 14 asistencias, una actuación monumental que lo colocó en un sitio de honor dentro de la historia de la franquicia más mediática de la NBA.

Con ese triple-doble de al menos 40 puntos, Doncic consiguió un logro que no se veía en los Lakers desde Magic Johnson en 1981, una cifra que por sí sola dimensiona la magnitud de la hazaña. En más de cuatro décadas, y pese al paso de algunos de los anotadores más prolíficos que ha tenido la liga, nadie había vuelto a combinar volumen de puntos, control del juego y producción como lo hizo Doncic.

El dato resulta todavía más llamativo si se considera la lista de nombres que vistieron el uniforme púrpura y oro en ese lapso. Eddie Jones, explosivo escolta de finales de los noventa. Cedric Ceballos, jugador con sangre mexicana, campeón del concurso de clavadas y referente ofensivo de los años noventa. Kobe Bryant, sinónimo de anotación histórica y mentalidad asesina, y LeBron James, líder estadístico de la NBA y arquitecto del campeonato más reciente de la quinteta angelina, jamás lograron un triple-doble de 40 puntos con los Lakers

EL FACTOR DONCIC

Más allá del registro estadístico, la actuación del esloveno confirmó su capacidad para dominar el ritmo del partido desde múltiples frentes: anotó desde el perímetro, castigó en el poste bajo, generó ventajas constantes para sus compañeros y controló los momentos clave del juego. Fue, en esencia, una exhibición de liderazgo ofensivo.

Apenas en su juego 48 de temporada regular con los Lakers, Doncic ya se ha instalado en una conversación reservada para leyendas. Su impacto alimenta la ilusión de la afición angelina y redefine los estándares recientes de una franquicia acostumbrada a la grandeza. En Los Ángeles, donde la historia pesa, Luka Doncic acaba de demostrar que también sabe cargarla.