Evocan origen prehispánico de la nochebuena; Eduardo Corona
El investigador del INAH afirma que esta flor tenía varias aplicaciones en Mesoamérica y que hasta 1830 se le asoció con la Navidad

La nochebuena o flor de Navidad es originaria de Mesoamérica y, hasta donde los expertos han indagado, en el mundo mexica fue ocupada como adorno, hortaliza en algunos platillos y estimulante galactógeno; es decir, como sustancia que aparentemente incrementaba la producción de la leche materna.
Pero fue hasta el siglo XIX –luego de que viajeros y exploradores como Alexander von Humboldt y Joel Roberts Poinsett enviaran esta planta a Europa y a Estados Unidos– cuando esta planta fue cultivada en viveros y poco a poco fue asociada a la Navidad, detalla a Excélsior Eduardo Corona Martínez, investigador del Centro INAH Morelos, quien ha estudiado el origen y la vigencia de la nochebuena.
“Esta flor comenzó a asociarse con la Navidad después de 1830, luego de ser enviada a un jardín en Filadelfia y de empezar a reproducirse en viveros de Estados Unidos. Fue entonces cuando se encontró la forma de hacerla masiva y, supongo, empezó a asociarse con la idea y el color rojo de Papá Noel, hasta que poco a poco se asoció al tema navideño”, explica.
¿Cuál es el origen de la nochebuena?, se le pregunta a Corona. “Esta planta es netamente mesoamericana, en particular en lo que llamamos la región neotropical; es decir, la región del eje Neovolcánico del centro de México hacia el sur y lo que son las costas del Pacífico y del Atlántico de México. De hecho, está documentado que las poblaciones prehispánicas la usaban en sus casas como adorno.
“El problema es que su distribución natural quedó alterada, luego de que fuera llevada a otras latitudes. De hecho, uno de los registros (científicos) más antiguos fue realizado por el explorador Francisco Hernández, quien trazó un registro completo de la flora, la fauna y los minerales de la Nueva España; y recuperó su nombre en lengua náhuatl: cuetlaxóchitl”, apunta.
¿En qué zonas de México era común en la antigüedad? “En las zonas más cálidas y húmedas del país, y tenemos la idea de que las colectas originales –antes de la conquista española– se hicieron en Morelos y en Guerrero, que es donde se encontraba de forma natural en algunas barrancas. Así que quienes la conocían eran los mexicas, quienes las usaban como adorno en sus casas”.
¿Existen registros pictóricos de esta flor? “Fíjate que el registro no es tan detallado, como en el caso de los girasoles, que los encuentras en los códices. Pero sí sabemos que las usaban las poblaciones prehispánicas, como se registró en las crónicas del siglo XVI de Francisco Hernández, uno de los primeros científicos que llegó a la Nueva España; y también en la clásica obra de fray Bernardino de Sahagún (el Códice Florentino)”.
Incluso, se registraron las propiedades curativas de esta flor y, aunque no está comprobado del todo, se sabe que se llegó a utilizar como galactógeno en las mujeres que recién habían dado a luz, con la idea de incrementar su producción de leche”.
¿Qué tanto se ha modificado la nochebuena en cinco siglos? “Se ha mantenido, porque si tú ves la lámina que está en Pittsburgh y observamos las fotografías de las plantas actuales, no encontrarás gran diferencia. Lo que pasó fue que, con la producción masiva y su comercialización, la nochebuena cuenta con algunas variantes, por ejemplo, hojas o brácteas (hojas de color rojo) más delgadas y de otros tonos”.
¿En qué países se produce masivamente? “De acuerdo con los datos que recopilamos, la producción mundial la domina Estados Unidos, y le siguen países de Europa y Asia. Y México no ocupa un lugar principal, porque más bien está destinado al comercio local. Sí es una derrama económica importante la que se conoce, pero siempre se concentra hacia esta época de fin de año”.
Corona Martínez también comenta que los ejemplares más antiguos de nochebuenas se encuentran en Europa, en museos de historia natural de Madrid y Londres. “Además, existe una serie de láminas que se hicieron en una exploración posterior, en el siglo XVII, que también fue muy importante científicamente, y cuyos originales están en un museo en Pittsburgh”.
Además, recordó que otro personaje que amplió el conocimiento de esta planta fue Alexander von Humboldt, así como el estadunidense Joel Roberts Poinsett, quien la envió a Estados Unidos para su cultivo; y esto derivó en que a la gente le resultó muy atractiva, muy vistosa y la comenzaron a asociar con la Navidad”, concluye.
Cinco estados
En México anualmente se comercializan
unos 20 millones de estas plantas, en estados como Morelos, Michoacán, Ciudad de México, Puebla y Jalisco.
Importación
Entre las más de 40 variedades comerciales de nochebuenas, son escasas las mexicanas,
la mayoría son importadas, según especialistas.
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