Celebrarán mirada centenaria de León-Portilla; libros, documentos y memorias
Para recordar al autor de Visión de los vencidos alistan homenajes, publicaciones y avanzan en la integración de su archivo documental y bibliográfico

En febrero próximo se conmemorará el centenario del nacimiento del escritor, historiador, filósofo y académico Miguel León-Portilla (1926-2019) con un homenaje en el Colegio Nacional, la publicación de sus memorias y la integración de su biblioteca y archivo.
También será recordado en la UNAM, en la Feria Internacional del Libro de Coyoacán (FILCO) y en Baja California.
Así lo detalló a Excélsior la lingüista Ascensión Hernández Triviño, quien fuera esposa del historiador mexicano y quien actualmente reúne y ordena el acervo documental, bibliográfico y hemerográfico del autor de Visión de los vencidos.
Para lograrlo, la también académica recién adquirió una casa en la calle de Francisco Sosa, en Coyoacán, donde ahora mismo acomoda cientos de libros, entre facsimilares de códices, libros antiguos y las traducciones de la obra de León-Portilla.
¿Qué homenajes se dedicarán a León-Portilla?, se le preguntó a la lingüista Ascensión Hernández Triviño. “Tendremos el homenaje que ha surgido en El Colegio Nacional, que le han encargado a Eduardo Matos Moctezuma y al que se han sumado la Academia Mexicana de la Lengua (AML) y la Academia Mexicana de la Historia (AMH).
“Y hasta donde entiendo, le han encargado una antología con textos de Miguel. Hace poco, Eduardo me escribió y le mandé un texto que casi nadie conoce y que podría integrarse a ese volumen. Lo publicó en Monterrey, en 1971, en una revista que a lo mejor ya no existe: Sembradores de Amistad”, comenta.
¿Cuál es el tema del texto? “Es un artículo muy bonito que habla sobre la palabra ixtli, que en náhuatl significa rostro; es un texto corto, del estilo de esos ensayos de José Ortega y Gasset”.
Y a esto se sumará la publicación de las memorias del historiador mexicano.
“El centenario también coincidirá con la publicación de sus memorias (en El Colegio Nacional). Cuando él murió dejó sus memorias; pensamos que saldrían en dos o tres años, pero no ocurrió así, así que vamos a aprovechar también para que vean la luz en 2026”.
¿Cómo están organizadas? “Son 18 episodios de su vida que tienen una continuidad, aunque también se podrán leer por episodio. Es un libro que cuenta toda la vida de Miguel, desde que se forma en sus primeros años hasta el final de su vida.
“Y habla de todos los momentos importantes que vivió, de personajes importantes que conoció y de quienes aprendió, porque dos capítulos están destinados a sus maestros: el padre Ángel María Garibay y a Manuel Gamio. Es un volumen no muy largo, que mecanografiado tiene cerca de 300 páginas”, apunta.
¿Cómo ha observado la vigencia de la obra de León-Portilla? “El centenario puede servir para airear su obra y para darla a conocer a los jóvenes. Yo creo que sí se le ha recordado, pero me parece que el recuerdo se ha centrado más en cosas de arqueología, que siempre es muy atractiva, pero tal vez no se le ha recordado tanto en cuanto a pensamiento y pienso que, quizás, estas memorias van a centrarse más en eso.
“Yo creo que esas memorias nos van a ayudar mucho a saber cómo fue su vida y cómo fue construyendo su pensamiento”, apunta.
¿Hay algún libro de León-Portilla que se deba rescatar? “La verdad es que el Fondo de Cultura Económica (FCE) ha seguido publicando mucho de lo que dejó, como Literaturas indígenas de México o La visión de los vencidos, que es un libro muy vivo también. O La filosofía náhuatl y Quince poetas del mundo náhuatl también están muy vivos. Entonces, vamos a pensar un poco en qué otro libro podría estar a esa altura y que a la gente le interese”.
¿Hay fotografías en el archivo? Sí, pero diría que son parte del archivo familiar. Hay algunas de los doctorados honoris causa que están guardadas en la otra casa (en Alberto Zamora, en Coyoacán)”.
Por último, Hernández Triviño recuerda a León-Portilla como “una persona muy dedicada a sus libros, pero también alguien que disfrutaba la vida cotidiana.
“Era un hombre sencillo que disfrutaba a su familia, los viajes y al que le gustaba ir a los pueblos, a los conventos y comer en el campo, como en picnic; era muy bonito. Miguel disfrutaba el instante con cositas pequeñas, pero bonitas”, concluye.
Reúnen papeles dispersos
Ascensión Hernández acepta que concentrar el acervo documental de Miguel León-Portilla no ha sido fácil.
“Él dejó muchos papeles dispersos, al igual que su obra, pero precisamente esta casa será para guardar todo, aunque todavía hay más cosas que están en Cuernavaca e iremos a traerlas”, explica.
Esta fragmentación se debe a que el investigador “escribía, escribía y no se preocupaba tanto de que todo quedara organizado. Sin embargo, nosotras (ella y su hija María Luisa León-Portilla) queremos reunir todo”.
Para comprender el volumen de este legado basta con saber que, luego de su fallecimiento, en 2019, Hernández Triviño no sabía que el investigador había dejado 45 cajas con papeles en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
“En algunas había libros y papeles muy importantes. Entonces, lo que he hecho es ver caja por caja y guardar lo de él, para que, en el futuro, una especialista en archivos pueda llevar a cabo la catalogación de todos los documentos”, explica.
Juan Carlos Talavera
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