José Juan era propietario del vehículo que quedó atrapado debajo de las toneladas de concreto en el desplome de la Línea 12.
Sus amigos y familiares lo despidieron en el panteón San Lorenzo Tezonco, mientras se escuchaba “Amor Eterno”.
Entre lágrimas y aplausos exigieron justicia por su muerte ya que, consideran que no se le atendió a tiempo.
Cuando se cayó el Metro, él y su esposa quedaron atrapados, al momento en que llegaron los policías y las ambulancias él estaba vivo, pero no lo atendieron.
Lo dejaron hasta el último porque primero sacaron a la gente que estaba atrapada en los vagones.
Ya muy mal se lo llevaron de aquí (de la zona de desastre) pero no aguantó y en el hospital se murió.
La mamá de su esposa nos comentó que su hija está delicada pero estable”, dijo Pedro Hernández, un amigo de José Juan a quien aún le duele no haberse despedido por estar fuera de la ciudad. Queremos justicia”, enfatizó.
El Ford Mondeo en el que viajaban aún continúa debajo de los escombros.
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