Desde Quito, Ecuador, llegó Nancy Díaz. La trae a la Ciudad de México su devoción por la Virgen de Guadalupe, como a muchos otros visitantes nacionales y extranjeros.
Para mí la Virgen es mi madre, y representa ella una mujer de fe, la mediadora, la madre de Jesús”, dijo Nancy en su arribo a la Basílica.
El templo mariano concebido por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez es el punto de encuentro para la devoción, pero detrás de este templo se encuentra la historia de otras edificaciones que han albergado la fe de los guadalupanos.
La historia relata que meses después de las apariciones de la Virgen a Juan Diego en el Cerro del Tepeyac, en diciembre de 1531, fue levantada en ese lugar una ermita por orden del obispo fray Juan de Zumárraga.
Los relatos señalan que entre 1695 y 1709 se realizó una nueva edificación con mayor fortaleza y espacio para recibir a los fieles.
La nueva edificación fue el centro de reunión y peregrinar por más de 200 años. Ante las nuevas obras fue cerrado para su reparación y reabierto en 1999 con otra vocación.
En 1974 se inician las obras de la actual Basílica, cuya forma circular describe el manto de la Virgen sobre sus hijos que llegan con fe para rendirse ante sus pies.
cva
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