Nuevo Audi RS 3, sólo para conocedores

Audi desarrolló un auto que, a pesar de tener cuatro puertas y cajuela, es capaz de moverse como un auténtico bólido de competencia

El Audi RS3 y Mario Van-Strahlen
Fotos: Salomón Ramírez / Producción: Líz Durán / Fotoarte: Abraham Cruz

CIUDAD DE MÉXICO.

Los héroes no han muerto o al menos no hasta ahora. Y es que a pesar de las constan­tes promesas de las marcas y amenazas de los políticos por cada vez tener más autos eléctricos circulando en las calles, todavía hay firmas au­tomotrices que defienden la esencia deportiva que corre por sus venas y en su ADN, nutridas por algunos clientes que buscan en ellas pasión y poder, y que les permiten seguir nadando a contraco­rriente para mantener autos como el RS3 con vida, esos que te seducen con su perso­nalidad e inevitablemente te hacen sentir vivo a la hora de manejarlos.

En el papel su propuesta podría sonar contradictoria, toda vez que este peque­ño misil llega a nuestro país como un sedán, con cajuela y además cuatro puertas a tu disposición.

A simple vista, la practici­dad de la configuración, los poco más de 4.5 metros de largo y los más de 320 litros su capacidad de carga pare­cen atentar en contra de la esencia de la división RS, que hoy es la máxima expresión de deportividad de Audi, sin embargo, si nos metemos a los detalles finos es posible descubrir que lo que real­mente tenemos frente a no­sotros es un lobo con piel de oveja.

 

Audi RS3

 

Comenzando por el mo­tor, que merece un aparta­do exclusivo para alabarlo, pues es gracias a éste que bajo el pedal del acelerador disponemos de 400 caba­llos de fuerza y sendas 368 libras-pie de torque. De tal suerte que, la dinámica de conducción y el brío de cada reacción, cuando se ataca el acelerador, es mucho más intensa y emotiva.

Audi pulió la fórmula de este legendario bloque y lo elevó a un nivel más alto, para poner a trabajar en per­fecta sincronía cinco cilin­dros dentro de un bloque 2.5 litros sobrealimentado, que no sólo reduce el peso, sino también funciona en equipo con la transmisión automá­tica S Tronic, que se sirve de una pulida tracción integral, la cual te permite modificar qué tanto empuje se quie­re poner en cada eje y tam­bién qué tan permisiva debe ser cuando lo que se quiere es que el juguete nos permita deslizarnos sobre el asfalto.

La electrónica juega un papel importantísimo en la puesta a punto de este de­portivo, pues es gracias a ésta que en el RS3 es posible no sólo regular la personali­dad del auto, entre distintos modos de manejo: Comfort, Auto, Dynamic, RS Individual y Efficiency, sino también cuando se quiere hacer del manejo deportivo, uno más puro, adormeciendo algu­nas asistencias, para que sea quien maneja el que tome los controles de lo que está ocurriendo.

 

 

Durante algunos kilóme­tros, en el Hermanos Rodrí­guez, tuvimos la oportunidad de probar su lado más racing y debemos confesar que nos pareció incluso más intere­sante y divertido que algunos de sus hermanos mayores.

En condiciones contro­ladas nos enamoramos de una función que a la pos­tre se convertirá en una re­liquia, el nuevo diferencial Torque Splitter y la función del Torque Rear que, cuan­do entra en acción, hace las maniobras más divertidas pues, al configurarlo, permi­te derrapes y por momentos nos hace sentir que lo que estamos manejando no es una tracción integral Quat­tro, sino una trasera, ojo, en la calle sería no sólo peligro­so, sino también irresponsa­ble hacerlo, además de caro, pues el desgaste de las llantas es exponencial, así que hay que reservar su uso para con­diciones muy particulares.

 

Audi RS3

 

SE VUELVE ADICTIVO

Cuando llegó al periódi­co Excélsior nos preguntá­bamos si nuestro gusto por este sedán había sido una especie de aventura de un día en la pista o si realmen­te era un auto con el que desearíamos ir a casa y pre­sentárselo a la familia.

Con un poco más de tiempo y ganas nos dimos cuenta de que desde los aca­bados, los materiales y hasta el confort, el RS3 podía ser un auto para todos los días, pues incluso el trabajo de la suspensión se puede regular para que no sea tan agresivo.

La visibilidad que nos brindó en las maniobras de ciudad, la comodidad del ac­ceso a la segunda fila, que cupiera en los cajones de es­tacionamiento y como bono un sofisticado sistema de au­dio, fueron argumentos que no esperábamos encontrar en él pero que aparecieron.

 

 

Sin embargo, no fue sino hasta que tomamos el se­gundo piso del Periféri­co y tras esquivar algunas coladeras antes de poder salir a la autopista, cuando real­mente caímos perdidamente enamorados.

Este Audi lo tiene todo, incluso un sistema de in­foentretenimiento que, a diferencia de otros muy complejos que se vuelven distractores, nos facilitó la re­lación con todos los sistemas RS, que con gráficos digitales nos brindaron información para explotar sus cualidades deportivas.

Desde que el R8 llegó al portafolio de productos de Audi, la marca se convirtió en una fábrica de pilotos exprés, pues le permitía a gente no tan experimentada disfrutar de un manejo deportivo, toda vez que mucha de su tecno­logía te cuida de errores co­munes al manejar rápido.

 

Audi RS3

 

En el caso del RS3, la evo­lución de ese concepto le permite, por ejemplo, corre­gir una trayectoria que pudie­ra haber estado mal trazada, incluso a la mitad de una curva, aprovechando el im­pulso para sacar el auto más rápido de ella, haciéndonos sentir que trazamos como Checo Pérez, aunque eso no necesariamente sea cierto, sino más bien resultado de la ayuda que nos brinda el auto.

El trabajo de personali­zación que te ofrece la mar­ca y todo lo que es posible ponerle extra podría jugar en contra de la buena ecua­ción con la que fue configu­rado, pues estamos seguros que por menos de el millón y medio que hay que pagar por este auto realmente encon­traremos muy pocos compe­tidores, que sean no sólo tan versátiles, sino también tan puros en su esencia.

El RS3 no es juguete para todos, pues ni es tan suntuoso ni tan evidente como otros, en todo caso hay que tener ojo clínico para realmente saber el potencial que real­mente hay bajo el disfraz de este sedán con alma de auto de carreras.

 

Audi RS3

 

EL CONDUCTOR IDEAL

NOMBRE: Mario Van-Strahlen.

PROFESIÓN: Periodista y actor.

COMIDA FAVORITA: Los chilaquiles.

BEBIDA FAVORITA: Jugos naturales.

PASATIEMPOS: Escribir, tocar la guitarra y componer.

INSTAGRAM: @mariovan_stralhen

TIKTOK: @mariovan_stralhen

 

Mario Van-Strahlen y el Audi RS3

 

Periodista de profesión, con el objetivo de poder financiar su deseo de ser actor, Ma­rio incursionó en el mundo de la actuación al terminar su carrera. “Realicé un cortome­traje independiente en Colombia y ésa fue la señal que me indicó que me metiera de lleno, que no esperara más tiempo, gané con ese proyecto como mejor actor y crea­dor, lo que me trajo a México, en donde em­pecé a hacer castings y a ganarme la vida ya como actor.

Llevo ya dos años en la Ciudad de México y he tenido varios proyectos como actor. Actualmente estoy haciendo una obra de teatro que se va a estrenar el próximo 27 de octubre.

Me encantó el Audi RS3, es un coche que, aunque es compacto, luce muy agre­sivo, tiene una figura atlética y que delata que está hecho para brillar en la pista, me gustó mucho el color verde intenso y el motor suena muy bien, poderoso y robusto”.

 

UN CORAZÓN QUE LATE FUERTE

Sin duda alguna el motor de cinco ci­lindros en línea de Audi ha alcanza­do el estatus de leyenda. De hecho, desde 2010, ha sido premiado como el motor internacional del año nueve veces consecutivas.

Para esta nueva entrega del RS3, los ingenieros de la firma de los cuatro aros realizaron ajustes para mejorar su desempeño. En ese sentido, la potencia máxima del motor está disponible 250 revo­luciones antes que en el bloque anterior y durante más tiempo. A pesar de ofrecer la misma poten­cia de salida que su predecesor, el renovado cinco cilindros tiene más fuerza, particularmente en los ran­gos de revoluciones bajas a medias, y acelera mejor.

Gracias a estos cambios, el nue­vo RS3 acelera de cero a 100 km/h tres décimas de segundo más rápi­do con el Launch Control, firmando un tiempo de 3.8 segundos.

-Por Pablo Monroy

Motor del Audi RS3

 

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