José Ureña y Buddy Kennedy: campeones por accidente

José Ureña y Buddy Kennedy tendrán anillo de campeón sin importar el equipo que gane la Serie Mundial

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José Ureña y Buddy Kennedy tendrán anillo de campeón sin importar el equipo que gane la Serie Mundial

La Serie Mundial 2025 promete ser un espectáculo entre rostros reconocidos de Grandes Ligas como Shohei Ohtani, Vladimir Guerrero Jr., Mookie Betts y Alejandro Kirk, por nombrar algunos, pero también hay otras historias escondidas que no aparecerán en las estadísticas. Mientras los Dodgers y los Blue Jays se preparan para abrir el clásico de otoño en el Rogers Centre, José Ureña y Buddy Kennedy ya ganaron sin lanzar ni un sólo pitcheo ni tomar un turno al bate. Y es que el beisbol tiene caminos curiosos y el suyo los llevó a ambos lados de la historia.

Ureña tiene 34 años y un mapa de viaje que pocos igualan. Este año vistió cinco uniformes, cifra que empata un récord de las Grandes Ligas. Comenzó la temporada con los Mets de Nueva York, pasó por Toronto, siguió con los Dodgers, luego Minnesota y finalmente los Angels. Una vida dentro de los aeropuertos, de las maletas que cambian de logo, pero no de propósito. El destino le jugó una broma con premio, porque tanto Toronto como Los Ángeles disputan ahora el título y eso significa que su anillo está asegurado.

En Toronto su paso fue breve. Firmó en mayo tras ser liberado por los Mets, lanzó apenas seis encuentros y dejó efectividad de 3.65 en 12.1 entradas. Fue designado para asignación a finales de mes y se convirtió en agente libre. Los Dodgers lo contrataron poco después y allí también tuvo una aparición fugaz, apenas dos juegos con efectividad de 3.00 antes de volver a quedar libre. La temporada siguió sin rumbo fijo, pero el cierre de octubre le dará lo que nunca tuvo, un anillo de Serie Mundial. No todos los viajes terminan donde uno imagina.

Buddy Kennedy comparte el mismo privilegio y una historia igual de inverosímil. Es un infielder de 27 años que también vivió la ruta Toronto–Los Ángeles–Toronto en cuestión de semanas. Jugó dos encuentros con los Blue Jays en agosto, fue colocado en waivers, reclamado por los Dodgers, disputó siete juego y volvió a quedar libre. Después regresó a la organización canadiense y desde ahí observa cómo dos de sus antiguos equipos se enfrentan por el trofeo más codiciado del beisbol. Su lugar en el diamante cambió de pronto por un asiento en el palco, pero la recompensa será la misma.

El sistema de los anillos en la MLB es flexible, casi sentimental. Los dueños deciden quién los recibe. Los jugadores y entrenadores activos los tienen garantizados, igual que los lesionados o los traspasados que contribuyeron en alguna parte de la temporada. También suelen ser entregados a miembros del staff y de la gerencia. MLB cubre parte del costo con una contribución de 1,500 dólares por anillo para cada jugador, mánager y gerente general. El resto corre por cuenta de los equipos, que a veces extienden el gesto a empleados del estadio.

Yogi Berra, el eterno receptor de los Yankees, coleccionó 10 anillos y una montaña de historias. Nadie más en la historia de las Grandes Ligas ha ganado tantos. Ureña y Kennedy apenas comienzan su conteo, aunque tal vez no imaginaban hacerlo desde el margen del campo. La diferencia entre ser protagonista o testigo puede caber en un boleto de avión o en una asignación.

Mañana comienza la Serie Mundial. Los dos primeros juegos serán en Toronto y las luces se centrarán en Ohtani, Guerrero y Kirk, pero detrás del ruido quedará la trama secreta de quienes ganaron sin jugar.

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