El brillo de Nesty; echa abajo el muro racial en la alberca

El deportista de Surinam se convirtió en el primero de raza negra en conquistar una presea dorada en pruebas de natación de unos Juegos Olímpicos con su gesta en los 100 metros mariposa

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Foto: AP

CIUDAD DE MÉXICO.

La ceremonia de premiación de los 100 metros estilo mariposa se retrasó. Aletargada espera, contrastada con la premura de los organizadores por conseguir una bandera de Surinam, pues Anthony Nesty había batido por una centésima de segundo al favorito estadunidense Matt Biondi en la final de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.

Al nadador originario de Trinidad y Tobago, pero quien vivía en Surinam desde los siete meses de edad, le aguardaba la dichosa fortuna de echar abajo una barrera al convertirse en el primer nadador de raza negra en conquistar un título olímpico, arrancándole a Biondi uno de los siete oros que intentó conquistar en Corea del Sur.

La bandera del país más pequeño de Sudamérica no estaba reservada ese 21 de septiembre de 1988, en una final en la que Biondi encabezaba el listado de favoritos; el británico Andy Jameson —el mejor de la prueba en la temporada y quien llegó con dos años invicto— y el vigente campeón olímpico, el alemán Michael Gross, El Albatros, eran considerados como las amenazas más serias para el mejor nadador del planeta.

La modesta alcurnia de Nesty en las magnas justas veraniegas era distante a la de la pléyade al haber sido vigésimo primero en los 100 metros mariposa en Los Ángeles 1984 y cuadragésimo noveno en los 100 metros estilo libre.

Pero esa inolvidable jornada en la pileta del Parque Olímpico de Seúl estaba dispuesto que escribiría la página más brillante en la historia de su país como su primer medallista olímpico, y hasta la fecha el único, luego de retirarse con un bronce cuatro años después defendiendo su título en Barcelona 1992.

Nesty fue uno de seis atletas que integró el contingente de Surinam, cuya historia en Olímpicos comenzó en la edición de México 1968 con un solo deportista. Su actuación en Los Ángeles 1984 le valió para recibir una beca para estudiar y seguir su formación como nadador en Florida, algo que aprovechó para dar un salto de calidad al infinito en apenas cuatro años.

Desde el quinto carril, Biondi cubrió 50 metros en el primer sitio, mientras que Jameson y Gross iban en la persecución. En los últimos 25 metros, Nesty superó rivales y en los metros finales su brazada doble fue perfecta para tocar el muro mientras Biondi falló impulsando sus brazos bajo el agua.

La sorpresa fue mayúscula para el estadunidense al verse en segunda posición en el tablero, el segundo revés que sufría en su aspiración por colgarse siete metales dorados después de que dos días antes había finalizado tercero  los 200 metros libres.

El nado perfecto de Nesty al imponerse con tiempo de 53 segundos se tradujo en la locura de sus compatriotas, al volver hecho un ídolo. Su gobierno acuñó una moneda con su rostro como homenaje y hasta un avión fue bautizado con su nombre.

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