Los Colts desentierran a un quarterback de 44 años

Tras la lesión de Daniel Jones y una cascada de bajas, los Colts abren la puerta del tiempo

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Philip Rivers vuelve a Indianápolis con 44 años y un historial que marcó a una generación. (Especial)

Indianápolis amaneció este martes con una noticia que parecía sacada de un archivo olvidado. En medio de un domingo que dejó al vestuario golpeado por la rotura del tendón de Aquiles de Daniel Jones, la organización abrió una ruta inesperada hacia el pasado. El equipo decidió desempolvar a Philip Rivers, aquel quarterback que en 2020 los llevó a enero y que desde la pandemia se había refugiado en la vida de entrenador de preparatoria.

Rivers firmó un contrato para formar parte del equipo de prácticas de Colts, aunque su nombre podría ser ascendido a la lista activa.

Las necesidades del presente empujaron la decisión.

El equipo tiene marca de 8-5 que mantiene la pelea por los playoffs, aunque cada semana se siente más como una carrera en cuesta. Anthony Richardson sigue atrapado en la lista de lesionados tras una fractura orbital que lo dejó fuera desde la Semana 6. Riley Leonard ocupó el lugar de Jones frente a Jacksonville y mostró personalidad, pero terminó cojeando con una lesión de rodilla que lo pone en duda para visitar Seattle. Brett Rypien es el único pasador sano en la plantilla y eso explica el movimiento de Rivers.

Rivers acudió a una práctica cerrada

La noche del lunes, Rivers entrenó a puerta cerrada con viejos conocidos. El staff de entrenadores quedó satisfecho con lo que vieron de Rivers. El pasador no jugaba desde hace casi cinco años, pero sus conexiones con la franquicia nunca se rompieron. Coincidió con Michael Pittman Jr, Quenton Nelson y Jonathan Taylor. Conoció cada rincón del sistema de Shane Steichen durante su largo paso por los Chargers. Ambos construyeron un idioma privado que aún hoy los enlaza.

Rivers mantiene además un vínculo personal con Leonard, el novato que creció en Fairhope, la misma zona de Alabama donde el veterano ha pasado su retiro como entrenador de preparatoria. Entrenaron juntos en veranos húmedos, compartieron libretas de juego y el joven lo considera una brújula.

A los 44 años, Rivers carga una familia de 10 hijos y un nieto. Su primogénito supera en edad al propio Leonard. La vida lo llevó a firmar un contrato simbólico con los Chargers para retirarse con el uniforme correcto. Nada de eso anticipaba este regreso.

Indianápolis lo llama otra vez porque el presente se volvió estrecho y la temporada aún tiene pulsaciones. Mientras Jones observa desde la banda con el tendón roto y la AFC Sur arde, los Colts apuestan por una figura que conoce la presión y las urgencias. Todo parece un guion de película o la noticia de un periódico viejo.