Adrián Chávez, el hombre inquieto

Colabora con su hijo en artes marciales mixtas, se mantiene como futbolista veterano y se prepara para ingresar a la política  

Fotos: Adrián Chávez
Fotos: Adrián Chávez

CIUDAD DE MÉXICO.

Portero y delantero en partidos de veteranos, entrenador en fuerzas básicas, abogado, coleccionista de autos, político independiente y ahora entrenador en las artes marciales mixtas. A los 56 años, el examericanista Adrián Chávez reconoce que no puede quedarse quieto. El que fuera futbolista profesional, identificado con el América, radica en Celaya y atiende con su hijo Adrián Chávez Junior, peleador de artes marciales mixtas, un gimnasio de combate.

Yo me pongo con los alumnos a compartir los trancazos, pero es más la parte física. Ya llevo más de cinco años. Adrián se fue a Estados Unidos a entrenar artes mixtas y de regreso pusimos el gimnasio en Celaya”.

¿Te llama la atención entrenar artes marciales mixtas?

Estoy en esto por Adrián, mi hijo.

Tu hijo era futbolista.

Sí, pero se rompió el tendón de Aquiles y luego se dio cuenta de que no podía seguir. En las artes marciales mixtas encontró su pasión. Ya tiene dos academias, una en Celaya y otra en León. Adrián combate y entrena alumnos, yo sólo los preparo físicamente.

¿Te has puesto los guantes?

Con mi hijo nos hemos dado un tirito, pero nada serio.

A los 56 años te mantienes en forma.

Hacemos trabajo físico y además echamos cascaritas de futbol cada semana. Seguimos con las Leyendas del América jugando cada fin de semana. Tengo un equipo, además, en el que juego de delantero.

¿Lo de los veteranos es con Isaac Terrazas?

Ándale, ahí nos juntamos varias generaciones. Castro, Cuauhtémoc, Tahuilán, Jagger Martínez, Mosqueda. Hace poco jugamos Leyendas del América contra Leyendas de Cruz Azul en un pueblito de Hidalgo.

¿Les está funcionando?

Demasiado, a veces jugamos sábado y domingo. Jugamos en toda la República, además en Phoenix, San Diego, Oregon.

¿Les pagan?

Entre 15 a 20 mil pesos por partido a cada jugador, además de que te agrada encontrar aficionados que te recuerdan. Tienes el compromiso de seguir.

¿Los aficionados te perdonan que hayas jugado en Pumas?

La gente ni se acuerda que jugué en Necaxa, León, Pumas y Celaya. Me recuerdan sólo como americanista.

Aquella costumbre de darle balonazos a la bocina en lo alto del Azteca.

Era sin querer, quería dar pases largos a Zague. Hicimos varios goles así. Un balón le pegó a la bocina y dos se quedaron arriba.

¿Y tu colección de autos?

Pasó a la historia. Porsche, Mercedes, Peugeot.

Ahora andas en la política.

Estamos viendo cuestiones en el área deportiva y el área jurídica, no olvides que soy abogado. Estoy asesorando alcaldes que quieren aprovechar tierras para poner instalaciones deportivas.

¿Tienes algún cargo político?

Espero en enero, como director de Desarrollo Social. Tengo algunos proyectos en Guanajuato, la Ciudad de México, Guanajuato, todavía no definimos.

¿Dónde estudiaste leyes?

En la Universidad Anáhuac. Incluso hice un convenio con la Policía Federal. Eso fue en 2009, luego de ser entrenador de fuerzas básicas en América y con los Tecos. Hicimos algunos programas en las Islas Marías, un trabajo más allá del deporte.

No te quedas quieto.

No me puedo quedar quieto. Me agrada apoyar en los municipios, poner aulas virtuales y áreas deportivas.

Muchos jugadores se jubilan y dejan de hacer cosas.

Yo decidí retirarme porque estaba cansado de los entrenamientos, viajes y concentraciones.

Te retiraste con Mejía Barón, en Pumas.

Era Hugo Sánchez y cuando llegó Miguel hablé con él y le di las gracias.

En América fuiste entrenador de Memo Ochoa en fuerzas básicas.

Memo tenía 13 años y le ayudamos en su formación. Luna, Huerta, Cecilio de los Santos y Farfán le enseñamos muchas cosas.

¿Le veías futuro a Memo?

Era uno más. Incluso había un portero en la sub 13 que era titular y mucho mejor portero que Memo. Pero un día desapareció, le decían Chimbombo. Era impresionante y tenía a Ochoa en la banca.

Oye, aquel recuerdo con tu papá.

Tuve la desgracia que, justo en el 81, cuando me enteré quién era mi papá, Alfred Pinkston, había muerto un año antes. Mi apellido es el de mi mamá, es una larga historia. Supe que era un gran beisbolista, tuve recortes suyos, pero me hubiese gustado conocerlo.

¿Nunca agarraste un bat?

En cascaritas tuve la fortuna de agarrar un bat y le pegaba fuerte a la bola. En Necaxa, en el Leandro Valle, volaba la pelota hasta la calle. Walter Ormeño era el entrenador.

¿Cómo te enteraste quién fue tu padre?

Por una amiga de mi mamá, que ya murió. Se enojó con su amiga. Ya luego me contó que era camarera en un hotel donde llegaban los Diablos Rojos del México y ahí conoció a mi papá.

¿No te cuestionaste de chico el color de tu piel?

Tengo hermanos blancos, güeros y morenos. Me veía al espejo, los miraba y pensaba que algo no checaba: los chinos, mi tamaño, el color, mis facciones no son iguales.

 

Adrián Sensei Chávez Junior

Adrián Chávez Junior (Sensei) estuvo en el América desde los cinco años, después se fue con su papá a Celaya. Tenía en mente seguir los pasos del portero del América, pero cambiaron sus rumbos hacia las artes marciales mixtas. “Yo nací en León hace 30 años, cuando Adrián Chávez era portero de los Panzas Verdes. Jugué ocho años en las fuerzas básicas del América, luego me fui a los Alacranes y después a Salamanca. Me retiré por una lesión en el tendón de Aquiles. Me voy a california a rehabilitación y allá me enamoro de las artes marciales. Ya llevo de profesional cinco años, voy invicto con cuatro peleas oficiales, aunque llevo 16 en realidad”.

Adrián es categoría pluma y campeón ligero en la zona del Bajío. El 22 de diciembre pelea por el campeonato pluma.

El proyecto está para obtener mi segundo título y poner una tercera sucursal. Mi papá (Adrián Chávez) es el encargado del acondicionamiento físico y mi hermana es licenciada en nutrición. Yo me manejo como sensei, soy el técnico de los competidores y además peleador”.

Adrián Chávez Junior era delantero y su última temporada, en Tecos, lo hicieron lateral. “Jugaba con David Oteo. Toda mi vida me vi como futbolista y llegué a ser talachero. Cambié las canchas por los octágonos”.

Adrián está cerca de pelear en Estados Unidos, lo que lo catapultaría en las artes marciales mixtas. Reconoce que en México los sueldos no son muy buenos, pero se apoya con sus gimnasios.

 

cva

 

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